Capítulo 7: Encuentro...

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"La mano que se asomaba levantando las sabanas era pálida, luego vimos el rostro de un hombre con el pelo blanco mirarnos bajo la cama, este hombre nos agarró y nos sacó fuera de la cama..."

Me desperté y Anne no estaba en la habitación, al ser un sótano, no había ventanas para mirar la posición del sol, así que no sabía que hora era.

Me levanté de la silla y noté muchas agujetas en la pierna y el brazo derecho, que son con los que caí al saltar por la ventana, además de una veintena de cortes superficiales, dolían un poco, pero no me pareció necesario tratarlos de ninguna manera. Por si fuera poco, mi camisa estaba hecha polvo, y los pantalones igual.

Salí de la habitación y ví la luz de la sala de conjuros encendida, es decir, la sala en la que Alex me puso la runa, que supuestamente, me defendería de la quemazón que provocaba la sangre de demonio, eliminaba la sensación de malestar al acercarme a uno, y me avisaría de alguna manera cuando un demonio se acercara, no me explicó lo que era, pero dijo que me daría cuenta al momento.

Me acerqué a la sala, y estaban Anne y Alex tranquilamente tomando un café, y charlando de cosas sin importancia, me las quedé mirando un momento con la ceja arqueada, y ellas me miraron con una sonrisa - buenos días- me dijo Anne, luego Alex hizo lo mismo - buenos días, a las dos- después de lo de ayer, no me entraba en la cabeza que se llevaran tan bien - Mile, ¿quieres un café o algo?- me ofreció Alex - claro, pero deberíamos volver con Mika y Carter, seguro que Carter está hecho una furia.

- tranquilo hombre, puedes tomarte un café con nosotras, luego ya iréis los dos junto a vuestros amigos.

- bueno... amigos lo que se dice amigos...

- ¿no los consideras tus amigos?- saltó Anne - después de lo de ayer, habría que ver como se comportan conmigo.

- normal, te comportaste como un hijo de puta- Anne me dijo esto con una mirada de malicia, pero al momento volvió a estar como antes, contenta, "lo de anoche no fué para tanto", pensé.

Tomamos el café tranquilamente y, cuando hubimos terminado todos, Alex nos condujo a la puerta, antes de salir me susurró al oído - quedamos aquí mismo hoy al atardecer, no te retrases- luego se apartó de mi, yo salí con Anne y nos cerró la puerta.

Empezamos a caminar, recorriendo los pasos que seguí ayer con Anne a cuestas, al principio no dijimos nada, pero al cabo de un par de minutos, decidí hablar -Anne, ¿estás muy enfadada?

- claro que estoy enfadada, al menos en parte, pero, te perdono, porque ayer me salvaste la vida.

- ¿y te acuerdas de todo lo que pasó ayer?

- claro que me acuerdo, aunque estuviera borracha, suelo acordarme de lo que hago y de lo que pasa alrededor, además, Alex me lo explicó todo...

- espera, ¿qué te explicó exactamente?

- pues, que cuando el bandido entró, tú intentaste defender a todos los de la posada, y, cuando salí del baño, me agarraste y empezaste a correr para ponerme a salvo, según se ve, era el asesino de tu hermana- me sorprendí de su respuesta, pero preferí dejarlo así, sería todo más fácil, o eso quise pensar, aunque no se qué pasaría cuando Carter y Mika hablaran del demonio.

Pasamos al lado de la taberna, y vimos la ventana rota - Mile.

- ¿si?

- ¿esa es la ventana que rompiste para sacarme de ahí, no?

- así es.

- ya veo- Anne estaba pensativa, no sonreía, estaba indiferente, como triste, eso me recordó lo que me había dicho Carter anoche, "tú eres la causa de que llore, pero no llora por ti", aún no lo había entendido bien, pero me daba cosa preguntar.

El último purgadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora