Capítulo 16: Bastar...

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Corrí serpenteando por los callejones, evitando llegar a zonas transitadas, suerte que en Tarrandela las noches se viven entorno a pocas calles.

Giré una esquina a la derecha, una a la izquierda, y otras dos a la derecha, luego seguí recto por uno de los callejones, y tras girar doblar otra esquina a la izquierda, me vi en un callejón sin salida. Me di la vuelta y vi que Bastar no me seguía, salí del callejón algo más relajado, y antes de conseguirlo, alguien me agarró del pelo por detrás.

Bastar tiró de mi pelo con fuerza, y me tiró al suelo, luego me apuntó con la punta de su alabarda e intentó atravesarme el pecho, rodé hacia un lado y lo esquivé, después le lancé un sablazo, que esquivó sin esfuerzo. Movía su alabarda de un lado a otro, pasándolo de mano a mano y haciéndolo dar vueltas, y a cada giro me intentaba golpear con el filo o con la barra.

Varios golpes los paré o desvié con la espada, pero también recibí muchos cortes superficiales y magulladuras. Me tiré al suelo e intenté tajarle un pié, pero lo esquivó y volvió su filo contra mi cuello, bloqueé el golpe con la espada, levanté la cadera y le di una patada a su alabarda, que salió volando varios metros.

Me cogió de la camisa y me levantó en el aire, echó la pierna atrás y me dio una patada que me envió directo a una puerta de madera, que cayó detrás mía y me dejó tirado en el pasillo de una casa pobre. Una señora mayor salió de una habitación, empecé a correr a una ventana al fondo del pasillo, Bastar me siguió y le dio un codazo a la mujer, que la devolvió a la habitación, de seguro le provocó un fuerte dolor en el pecho...

Salté por la ventana como quien salta una valla, y caí con una rodilla en el suelo, seguí corriendo y vi una de las calles más transitadas, intenté evitarla, pero Bastar apareció al lado mía dándome una fuerte patada en el costado, que me hizo chocar contra una pareja.

Los transeúntes se me quedaron mirando, y en cuanto Bastar salió del callejón todos empezaron a toser, unos cuantos vomitaron, sobre el suelo o sobre otras personas, y empezaron a correr en todas direcciones.

Mientras bastar se acercaba a mí, mató o empujó a varias personas que se interponían en su camino, yo seguí corriendo, evitando a los ciudadanos, pero con tanta gente era difícil. Me sujetaba la zona del riñón con una mano, ya que me ardía de dolor.

Bastar me volvió a agarrar del pelo y tirarme al suelo, se ve que le gustaba hacer eso, luego me pisó el vientre y apretó, haciéndome chillar de dolor - bueno chico... creo que ya te he pillado, esta vez no escaparás, lo sabes ¿no?- le escupí en la cara - en realidad, Tarón es más fuerte que tú, aún no me he esforzado- mentí un poco, pero se enfadó, y empezó a pisotearme el torso por todos lados, dejándome moratones y abriéndome heridas que estaban por cerrar.

Por último me pisó la cara, y me rompió la nariz, luego alzó su alabarda, manteniendo su pié en mi vientre, y antes de poder clavármelo, la runa empezó a brillar de nuevo...

Bastar se echó atrás, la gente que no había escapado aún dejó de toser. El demonio gritó de dolor, y se llevó las manos a la cabeza, con Tarón no había funcionado, pero este ya había tirado su arma, y se había echado al suelo, chillando y golpeándose la cabeza contra el suelo, - ¡que pare! ¡haced que pare por favor! ¡no lo soporto!- tenía los ojos tan abiertos que parecía que iban a explotar. Unos guardias llegaron al lugar, se quedaron perplejos al ver la luz saliendo de mi brazo, y al demonio golpeándose la cabeza contra la calzada, haciendo ya que un reguero de sangre bajara del medio de su frente.

- ¡aaaaaahhhh!- Bastar miró al cielo, con las manos en la cabeza y los ojos fuera de sus órbitas, se escuchó una especie de golpe o crujido, y el demonio cayó al suelo inerte, con sangre saliendo de sus oídos, ojos, y nariz, y durante un momento, el silencio se apoderó del lugar...

El último purgadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora