Capítulo 18.

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Habían pasado dos meses desde aquel nefasto viaje pero las pesadillas en las madrugadas me seguían asustando incluso más que al principio. Por suerte al abrir los ojos siempre tenía John a mi lado brindándome calma y seguridad. Casi siempre esos abrazos y caricias derivaban en besos y terminábamos haciendo el amor dejando a un lado cualquier mal.  Pero como no, todo no iba a ser fácil y bonito. John tenía que marcharse a hacer otra gira y esta vez los comentaristas no podían formar parte.

Hacía ya dos noches que dormía sola y me sentía agradecida porque no había soñado con el Shane. Durante el día iba la WWE Company con George, un amigo guardaespaldas de John, y la verdad es que me sentía muy protegida. Por las noches cerraba con llave la puerta principal y la del dormitorio, y escondía debajo de la cama un pistola que John me dio la noche antes de su partida. La verdad es que yo nunca he disparado pero debía de estar atenta por si alguna mínima amenaza no se quiere apiadar de mí.

Cuando el sol comenzó a luchar con mi persiana para poder entrar decidí levantarme. Eran casi las diez y en comparación con días pasados había dormido bastante. En el salón hacía un frío peculiar que hizo que se me erizara la piel. Dejando ese absurdo pensamiento a un lado le di al botón del fijo para ver si había recibido algo importante. Mensaje de mamá, de mi hermana y de ¿qué es eso? Con miedo salí de la cocina para poder apreciar mejor aquel sonido que envolvía toda la sala. Unos sollozos de algún bebé se estaban reproduciendo y el pánico me comenzó a inundar. Automáticamente llamé a John y al ver que estaba bien colgué aliviada. ¿Qué había sido eso? Aun no estaba tranquila. Decidí coger la pistola y rastrear toda la casa en busca de algo o de alguien, ese hijo de puta. Cuando vi que estaba todo libre respiré y las lágrimas comenzaron a rodar por mi mejilla rompiendo en mi boca. ¿Por qué te has ido John?

*                                 *                                 *

Echaba de menos que el sol y el viento me dieran en la cara. Desde la tarde anterior no había salido pero necesitaba pensar y alejarme de aquello. Estuve un par de horas paseando en lugares con gente y rodeada de algo que no fuera peligroso. Le prometí  a John no salir sin George pero la verdad que para un simple paseo no era necesario. Sumergida en mí misma terminé llegando a un parque demasiado triste para mi gusto. Apenas había cosas para los niños y lo poco que había se caía en pedazos. Decidí sentarme allí pues ya estaba extasiada de andar. No sé cuando el día comenzó a huir siendo sustituido por una gran ola de viento que movía de aquí para allá la suciedad del parque. Me puse en pie para poder ver alguna salida rápida y como alma que lleva el diablo corrí, o más bien huí de allí. Pero cuando ya estaba rozando mi libertad escuché pasos detrás de mí y me giré con la mínima esperanza de que solo fuera mi loca y desafiante imaginación. Pero no, alguien o mejor dicho él, me lanzó al suelo impactando mi cabeza contra el asfalto y la oscuridad se postró ante mí.

Tú, mi mejor yo.{John Cena}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora