Capítulo 16.

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John se puso delante de mí, creo que me leyó la mente ya que yo pensé que Shane me iba a poner la mano encima. John comenzó a mostrar sus dientes como si de un perro enfurecido se tratase, y Shane solo se limitó a sonreír cínicamente.

- Maldita furcia barata.-

Tras aquellas palabras John se lanzó sobre él, fue todo tan rápido que ni siquiera me dio tiempo a procesar ese insulto. Comenzaron a aparecer agentes de seguridad de las distintas puertas que había en la sala, llevándose a Shane, pues estaba agrediendo a una superestrella. Tan rápido como entraron fueron desapareciendo dejando a su paso un ambiente demasiado cargado. John se giró hacia mí pero sin antes escupir un poco de sangre.

-Ven, creo que te has roto el labio.-Dije tirando de su mano.-

Lo senté en una incómoda silla plegable y mientras buscaba desesperadamente un kit de primeros auxilios, él analizaba cada uno de mis movimientos haciéndome sentir completamente vigilada. Cuando hallé lo que buscaba me di la vuelta rápidamente y comencé a curar sus heridas, sin olvidar aquellas palabras de Shane:"Espero que no se retrase tu vuelta a España."

*  *  *  *  *  *

John yacía tendido sobre mi cama. De vez en cuando se le escapaba algún que otro ronquido que intercalaba con suspiros. Despidiéndome mentalmente de mi Dios griego me introduje en la ducha para intentar despejar mis pensamientos. Realmente me sentía como un furcia barata pues había engañado a aquel hombre, ese mismo hombre que escondía diferentes personalidades las cuales desconocía. Cada gota me hacía sentir más abrumada y me sentía demasiado confusa ¿qué debía hacer? Sabía perfectamente que yo no amaba a Shane así que tal vez esta había sido la mejor opción. Salí de la ducha mientras me enroscaba en una suave toalla con un diminuto bordado con el símbolo del hotel, y me quedé mirándome en el espejo. ¿Qué había visto él en mí? Era una chica que no se caracterizaba en nada. Mala en los deportes, mala para expresarse, mala haciendo sentir bien a la gente. ¿En qué destacaba? Inmersa en mis pensamientos recordé que John estaba al otro lado de la habitación, así que decidí ir a ver como dormía. Me acerqué hasta la cama y me recosté a su lado intentando que la toalla no se desprendiera. Comencé a pasear el torso de mi mano con su cara y a repasar cada arruga, cada lunar, cada peca...Me sonrojé. ¿Por qué me pasaba esto? Unos gemidos comenzaron a salir levemente de su boca. Su bello rostro se puso serio y sus venas querían sobresalir. Cada vez su voz se fue haciendo más áspera y sus gemidos cambiaron por gritos, gritos a pulmón lleno. Empecé a zarandearlo para ver si reaccionaba, y por un momento pensé que era imposible. Hasta que como si de un milagro se tratara, se despertó y en cuanto sus ojos y los míos chocaron sus agitados sollozos desaparecieron.

-Hola.-Dijo aliviado y dándome una leve sonrisa.-

Le sonreí y sus brazos me movieron desde el borde de la cama hasta donde estaba él.

-Eres un tanto atrevida. ¿Por qué quieres pasearte por la habitación así y encima no me despiertas?-

Comencé a reírme mientras él me miraba con esos ojos que llenaban de luz mis días. Su mano se introdujo en esa brevísima distancia entre la toalla y yo, y fue explorando cada parte de mí.

-Creo que prefiero quedarme despierto.-

Nuestros ojos se cerraron lentamente y sus manos devoraban cada centímetro de mí haciéndome desfallecer con el simple roce de piel con piel. Por una vez en mi vida había encontrado mi casa, aquella que perdí y que añoro, y que ahora tenía conmigo. Aquí. Contigo. Con John.

Tú, mi mejor yo.{John Cena}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora