Capítulo 12. Maratón (3/3)

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Cuando llegamos a Honolulu me sentí una persona nueva ya que el aire hacía que me relajara mucho. Shane se veía feliz de poder compartir esta experiencia conmigo al igual que yo, en poco tiempo habíamos creado una gran amistad. Él estaría en la habitación 4267 y yo en la de al lado así que si ambos necesitábamos algo solo daríamos un toque en la pared.
-Shane a las nueve y media me paso por ti para bajar a cenar ¿vale?
Se echó a reír y aceptó. Metí la tarjeta de la habitación y automáticamente las luces se encendieron dando vista a una enorme habitación. Cuando abría la puerta había un pasillo que desembocaba en el lugar donde estaba la cama, a su derecha había un armario y en la pared de en frente un espejo. En la parte izquierda del pasillo había un baño y en la derecha había muchísimo cuadros que suponía que fueran meras copias. Arrastré mi enorme maleta hasta llegar a la cama y con esfuerzo la elevé para poder sacar las cosas.
* * *
Me repasé en el espejo una última vez para comprobar que iba bien. Llevaba una camisa blanca de manga larga metida en una falda de tubo que llegaba por las rodillas y finalizaba con un par de tacones negros no muy altos. Cuando estaba a punto de marcharme me acordé de que tenía que ponerme el pintalabios. Era algo que siempre dejaba para el final ya que normalmente iba manchando todo, no sé por que. Me retoqué los labios y ya sí procedí a salir. Toqué en la puerta de Shane, la verdad que no sabía si estaba ya que no se oía ruido. Me giré para admirar otro cuadro más de los cientos que habían en cada rincón. El sonido de un silbido me despertó de mis pensamientos y me giré.
-Guau... -Sonreí ante aquel comentario de Shane.-
-¿Voy bien verdad?-
-Ajá... Bu-bueno pasa...-
Se apartó de la puerta y yo sintiéndome una auténtica diva caminé por su lado y atravesé el pasillo quedándome de pie observando su cuarto. Era un poco más grande que el mío pero nada menos lujoso la verdad.
-Estaba en la mini terraza, sal.-
Ambos caminamos y salimos. Vi un cenicero con alguna que otra colilla y la verdad es que no me esperaba que él fumara. Me quedé observando la multitud de luces que le daban un toque muy único a la ciudad y es que era todo demasiado bonito. Cuando aspiré el aire hawaiano me giré y Shane aún seguía fumando.
-¿Quieres?-Dijo extendiendo su cigarro.
-No gracias pero sabes que no me gusta...-
* * *
-Em..., yo pediré solomillo con salsa a la pimienta ¿y tú Emily?-
-Yo creo que igual, sí.
El camarero desapareció dejándonos la bebida y un pequeño aperitivo.
-Estás guapísima. Sin ánimo de ofender pero no sabía que unas deportivas y unos jeans escondían a una mujer tan preciosa.-
-Yo...-Comencé a ponerme roja y yo la verdad es que soy de esas personas que los piropos no los encajan bien...-¿Gracias?-
Shane rió por mi inestable respuesta.-Menos mal que sé que no llevas bien los cumplidos...-

NARRA JOHN CENA:
Por suerte mi "querida novia" no había venido este mes y estaba enormemente agradecida. Iba caminando por una de las decenas de plantas en busca del restaurante cuando vi a una mujer mirando un cuadro. Físicamente se parecía a Emily solo que es imposible que sea ella ya que yo estoy en la otra punta del mundo y porque ella es más sencilla. Entonces se giró y comenzó a hablar con un hombre ¿era aquel que siempre estaba con ella? Aumenté el número de pasos pero cuando quise llegar la puerta se cerró ante mí dejándome petrificado. Era ella... Negué interiormente pero sabía que estaba aquí ¿o tan sólo era un espejismo? Confundido llegué hasta el restaurante pensando en lo ocurrido. Pasada una hora terminé de cenar así que decidí pagar y marcharme a descansar. Había comido demasiado y la verdad es que estaba aún sentado tomando fuerzas para levantarme. Cuando iba a hacerlo una mujer me leyó la mente y también lo hizo. Era Emily, una Emily muy cambiada y sensual. Se fue en dirección al aseo moviendo sus caderas las cuales desconocía. Inconscientemente me levanté y la perseguí ya que necesitaba decirle que le había extrañado. La puerta se estaba cerrando cuando puse un pie en la apertura impiendo que se cerrara. Nuestras miradas se cruzaron, el destino de ella se entrelazó aún más con el mío y tanto ella como yo sabíamos que esto no hacía nada más que empezar.
FIN DE LA NARRACIÓN.

Tú, mi mejor yo.{John Cena}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora