Me vio...
Ella me tuvo que haber visto. Y yo ¡qué idiota! ¿Qué hago intentando socorrerla si soy un maldito fantasma? Por supuesto que la traspasé. Sí, claro, ¿qué esperaba? Poder levantarla. Casarnos y vivir felices para siempre...
Eso sólo sucede en cuentos. O en su defecto, sucede en Wattpad. Y esto no es Wattpad, tampoco es un cuento. Es la trágica y lamentable vida de un joven muerto de veintitrés años. A pocos meses de graduarse con honores. De recibir el negocio familiar. De pedirle compromiso a la chica de mis sue...
¡Nash!
Salgo a paso apresurado del servicio médico del cementerio. Creo que la chica rosa tiene mejor compañía, a él sí lo puede ver, oler, escuchar...
➡➡
Tardé una hora y media en llegar a casa de Nashell. ¿Cómo lo sé? Pues, miento. No lo sé. Pero se me hizo una eternidad. Y no, no me puedo teletransportar. No soy cómo en las películas. Soy un fantasma anticuado. Solo puedo caminar y tomar aventones de los autos. Si de eso se tratará lo que me queda por penar en ésta tierra, me suicidaré...
Sí, no me puedo morir, de nuevo. Lo sé.
Ya estoy en el estacionamiento de su casa. Ella es mi novia, ¿O exnovia porque me morí...?
¡No lo sé!
Estoy esperando algún indicio de movimiento dentro de su hogar. Pero todo luce tranquilo. Me recuesto de una de las columnas de concreto que dan con la entrada, o eso quisiera, no lo hago del todo. Solo quiero ser normal. Nashell vive a cinco casas de la mía. Después de esto debería ir a dar una vuelta por mi hogar.
Camino por el jardín, en búsqueda de señales de vida. Irónico. Creo que ahora todo me parece eso: ironía. Me encuentro con Faith. Su perro, es una cosa hermosa. Está jugueteando entre la hierba con su peluche favorito. Me saca una sonrisa.
Se preguntarán cómo soy, soy guapo. Y pues me reflejo en los espejos, lo sé porque la chica rosa tiene uno enorme en su habitación. Me observé allí. Noté que todavía permanece esa contusión en mi ojo, los hematomas en el cuello y brazos...
¡Espera Sam!
¡Faith me está ladrando!
¿Qué?
El pequeño perrito mueve su colita, y estoy completamente seguro de que me está viendo. Me acerco hasta el. E intento acariciarlo, intento que resulta fallido, por supuesto. Pero él me está viendo, mueve su colita y ladra con emoción.
Esbozo una sonrisa, es cierto eso de que los animales pueden ver y sentir cosas sobrenaturales. Y por primera vez, ¡me alegra!
—¡Hola pequeño! ¿Me extrañas?
Él ladra, y ladra. Ojalá al menos pudiera entenderlo, así tendría con quién hablar.
Faith sale corriendo en dirección a la entrada principal. Se escucha el sonido de un auto. Lo sigo hasta allá. Y me encuentro con el auto de Nashell. Me acerco todo lo que puedo, sí la chica rosa que no tiene relación alguna conmigo me escuchó, Nash quizás también pueda. Al fin y al cabo es mi novia... O eso era.
Una vez en la entrada de la mansión, espero por mi prometida. Se abre la puerta del piloto, pero no es ella quién sale, es mi hermano Steve. Rodea el auto y le abre la puerta a Nashell.
¿Por qué ambos están juntos?
O mejor, ¿por qué ninguno fue a mi velorio?
Nash baja del auto, luce espectacular, como siempre. Lleva el uniforme de tenis, sus largas y espectaculares piernas lucen muy bien. ¡Qué raro!, No estuvo en mi velorio, pensé que era debido a su enfermedad. Ya veo que no. ¿Y mi hermano por qué no habrá ido...?
Ambos comienzan a caminar directo a la casa, me retiro del medio, como si pudieran verme. Y paso cuando Nash abre la puerta, antes de tener que atravesarla.
Steve cierra la puerta detrás de sí. Al parecer no hay nadie en casa. Nada raro. Los sigo y se detienen en las escaleras. Ella se gira a Steve y entrelaza su mano con la de él, sonríe maliciosamente. Las sospechas fueron ciertas, lo que me dijeron todos, era verdad.
Él simplemente lo negaba...
Suben las escaleras, pero no necesito saber más. No pienso ver, ni escuchar lo que están a punto de hacer. ¡Nash es una perra! ¡Mi hermano es un maldito!
¡Nada nuevo para mí!
Decido darme una vuelta por la casa, ya que no tengo nada que hacer. Y Faith se quedó afuera, jugando.
Paso por la cocina y ésta la Sra. de servicio. Lavando los trastes. Paso por el vestíbulo y el mayordomo está limpiando los muebles de cuero con un curioso líquido marrón. Sí, sé que dije que la casa estaba "sola". Pero quise decir, sin ningún familiar de Nashell.
Avanzo por las habitaciones de abajo, ni se me ocurre subir al primer piso. No lo haré. Consigo una puerta cerca del baño de visitas. Puerta, que sí me permiten, no había visto desde que conozco a Nash. Lo cual son doce años o más, la conocí creo que en primaria.
Estiro mi mano para abrirla y por supuesto que la traspaso. Pero lo que me da curiosidad es que, aún con vida no iba a poder abrirla, puesto que tiene un candado.
Me quedo un rato observando, no sé sí deba entrar. Aunque, sí debería. Total, ya estoy muerto. No tengo que rendirle cuentas a nadie.
Me tomo mi tiempo. Y lo hago, atravieso la puerta. No siento nada, pero supongo que si lo hiciera, sería como atravesar una corriente de agua.
Tardo poco en adaptarme a este ambiente. No hay mucha luz aquí. Apenas se distinguen las cosas. No es que me afecte, asombrosamente puedo ver de maravilla. Camino por el pequeño cuarto, no tiene nada especial. Así que decido volver a salir, justo cuando estoy a punto de traspasar la puerta, distingo algo...
🌟🌟
Saludos terricolas. Hermana, aquí estás 🌚🌚🌚 Nashell1D 💖💖💖
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No saltes, yo te amo💖
Roman d'amourNo saltes... ¡Yo te amo! Angélica Stanley. Sam Yivcoff. Dos personajes que tienen poco en común, pero la vida se encarga en hacer que se encuentren... ¿Más allá de la muerte? Sam cree que su misión, luego de...