Capítulo 12: En casa de Christopher Owen. Parte II.

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Capítulo 12: En casa de Christopher Owen. Parte II

—¿Te molesta levantarte temprano? —Los ojos soñolientos del menor observaron la imponente figura del empresario. Christopher al igual que cada mañana tenía sus cabellos húmedos y elegantemente peinados hacia atrás, las gotas traviesas caían desde la puna de sus ébanos cabellos hasta el traje de diseñador hecho a medida, pero el hombre no le tomaba la más mínima importancia hacia aquel minúsculo detalle, en su lugar Castiel se perdía en las costuras húmedas y el olor a perfume caro.

—No me molesta, —contesto luego de un tiempo. –De alguna manera siento que estoy acostumbrado a madrugar, —añadió sonriendo cansado.

—No pareciera. —

De esa forma habían pasado su última semana, Christopher había insistido en comer con él, al menos el desayuno y la cena, comidas que él tenía tiempo de disfrutar en casa. Para eso Castiel había estado obligado a levantarse todo los dias a las seis de la mañana. Juntos tomaban el desayuno, luego el menor volvía a su habitación, pero nunca conseguía retomar su sueño.

—Estoy un poco cansado por Giulian, eso es todo. —

—¿Quieres llevarlo a otro médico por una segunda opinión? —Christopher podía parecer un hombre frio, calculador y malhumorado, quizás no solo pareciera, de hecho muchas de esas descripciones calzaban perfecto con su personalidad, pero finalmente dentro de él si se escondia un hombre muy amable y comprensivo, Castiel lo habia descubierto hace no mucho.

Perdido en su taza de leche recodo como la pasada semana habían pagado con creces los costos de aquel largo y extenuante paseo. La fiebre que Giulian había sufrido dias anteriores, y que espudiamente creyo que se trataba simplemente de cansancio, en realidad habia sido la cruda advertencia de un rotavirus primaveral. Probablemente había cogido la enfermedad antes de llegar a la mansión Owen, sin embargo el infame virus había incubado más tiempo del esperado en el cuerpo del menor, avanzo silencioso, dejando ver apenas una que otra molestia, tos, dolor de cabeza, finalmente tomo poder dentro de la frágil anatomía, tomo como último impulso, la brisa fría de un paseo en el ocaso y finalmente se dejó ver.

—Duele, —musito con la voz áspera antes de erguirse nuevamente sobre la tasa expulsando lo poco que quedaba en su estómago del almuerzo. Castiel estaba tras de él, con las manos fregaba su espalda y quitaba el sudor que tenia en la frente.

—Ya va a pasar. —Quizás no pudo ver como los labios se curvaban en una mueca acongojada, pero sí pudo oír el dolor en las palabras de su hermano, la voz quebrada de Castiel era incluso más doloroso que aquel lacerante ardor en el centro de su pecho. Con esfuerzos el menor estiro su palma derecha, Castiel entendió el mensaje y de inmediato presiono la frágil mano para darle apoyo. —¿Quieres volver a la cama? —Pregunto amoroso y atento.

—Quiero ir al hospital —Respondió afligido y con la cabeza gacha. El corazón de Castiel se encogió al instante, no solo por la petición de su hermano, sino además por sentirse incapaz de cumplirla, no solo por saber que estaba a kilómetros de su acostumbrado consultorio, sino además porque Christopher se encontraba trabajando. Él no sabía cómo tomar locomoción, ni hacia dónde ir, estaba lejos de casa y nunca había recorrido los barrios altos con sus propios pies.

Ahí tenía a su hermanito llorando, Giulian prácticamente nunca pedía ir al hospital, y para su lamentable suerte, las veces que solicitaba aquello, era movido por la necesidad de calmar sus malestares.

—Iré por tu silla, no me tardo —Aun sin saber bien lo que estaba haciendo, no podría dejar a Giulian solo en aquella situación, de alguna manera encontraría la forma de llevarlo al médico, de alguna manera calmaría el dolor de su hermanito.

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