Capítulo 32: Pequeño hombrecito.
—¡¿Enserio, ya puede ir a casa?! —
Un nuevo mes había transcurrido. Mientras Castiel comenzaba a contar su semana veintitrés, Giulian terminaba de enumerar sus dias en el hospital, ojala fueran realmente los últimos que pasara en ese lugar, tenía la esperanza de que así fuera.
—¡Claro que puede! Con los cuidados que te he mencionado antes, por supuesto. —La sonrisa del médico le daba mucha confianza, al mismo tiempo él deseaba sonreír con la misma intensidad. Por fin podría llevar a Giulian de regreso a su hogar, o mejor dicho, el hogar de los Owen —Enviare a unas enfermeras para que les ayuden a empacar todo. No te preocupes por nada, Christopher dejo su firma para el alta hoy en la mañana, está todo listo para que te lo lleves, aunque debe venir en quince dias para su revisión. —
El doncel asentía a cada palabra del médico, sin embargo no podía negar que estaba ansioso por finalizar esa charla y correr a la habitación de Giulian para empacar las cosas.
—Anda, ve ¡Se nota a leguas que no puedes esperar más! —Exclamo le médico, tomándole de los hombros y girando su cuerpo con mucha facilidad, para luego empujarlo suavemente, instándolo por supuesto, a seguir su camino.
—¡Gracias! —Respondió el menor. Dejo que el médico le diera un último empujon y comenzó a correr, dando saltitos pequeños, que se veían realmente cómicos considerando su baja estatura y el, ahora bastante notorio, bulto en su abdomen.
Cuando llego, se sorprendió al ver que ya había una enfermera en el lugar, y más de la mitad de las cosas estaban preparadas, prácticamente solo quedaba arreglar a Giulian, quien aún tenía puesta el pijama del hospital, y estaba sentado en el borde de la camilla con las piernas colgando.
—¡Ya podemos irnos! —Exclamo el menor con voz rasposa, extendiendo sus manos.
—Oye no te agites, aun no estas recuperado del todo. —Reprocho el mayor, colocando sus manos en jarra a ambos costados.
Castiel había imaginado que solo hacía falta cambiar el corazón para que su hermano mejorara, pero realmente no había sido así. Llevaban un par de meses con la recuperación, y contrario a lo bien que había salido todo, su estadía en el hospital se extendió mucho más de lo esperado, todo eso debido a una bronquitis obstructiva, cosa rara a dias de terminar la primavera, los doctores se alarmaron bastante, pero al final solo hizo falta un poco de reposo y algunos medicamentos, también le habían explicado que no era nada del otro mundo, probablemente se produjo por la marcada anemia de su hermano, la cual se presentó en el postoperatorio, y con ella la inmunodeficiencia postquirúrgica.
—Estoy bien, muy bien, —aclaro Giulian intentando desabotonarse el pijama.
—Deja que te ayude. —Castiel poseía maestría en ese tipo de cuidados. Con los años Giulian también había terminado de acostumbrarse, su hermano mayor conocía cada parte de su cuerpo, no podía negar que era vergonzoso, en especial ahora que estaba tan pronto a cumplir quince años, pero sus penas adolescentes eran desplazadas a un segundo plano cuando se trataba de su enfermedad, y en este caso de su recuperación.
—Castiel, —susurro el menor frenando a su hermano. —Yo puedo con la camiseta, ayúdame con los pantalones por favor. —El aludido observo a su hermano, luego asintió y comenzó a buscar un pantalon que fuera cómodo y ligero para salir del hospita. Hacia un buen clima, y Castiel consideraba eso como un punto a favor.
—Vamos a salir a dar un paseo por la tarde, Christopher llevo jardineros la semana pasada, y todos ellos junto a Adelina dejaron el jardín hermoso ¡Todos los arboles tienen forma! —Resalto emocionado, contagiando dicha alegría a su hermano.
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Vientre de Alquiler
RomansaVientre de Alquiler. Perdió a sus padres desde joven, la única familia que le quedaba era su pequeño y enfermo hermano, su único tesoro, su mas grande adoración, por quien se desvivía y se desvelaba, también la razón principal de que decidiera ven...