Capítulo 14: Estremecimientos.

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Capítulo 14: Estremecimientos.

—Gracias Castiel. — Sus brazos fuertes rodearon el cuerpo del menor y así se mantuvo durante varios minutos. Castiel por su parte no sabía que de qué manera reaccionar, Christopher nunca se había comportado de esa forma, aun así pese a encontrarse anonadado, no podía negar que la sensación de seguridad entre esos brazos le era cálida y encantadora.

—Christopher, yo, —poco a poco fue escapando de ese contacto, sus ojos azules se clavaron en los de Chris y un silencio frio se cruzó entre ellos, impidiendole completar la frase.

—Disculpa, no fue mi intención incomodarte. —Se alejó tanto como pudo deteniendose solo al llegar al umbral de la puerta, pero sin volver a mirar a Castiel. —Descansa, te hablare cuando esté lista la comida, —indico de espaldas y luego abandono aquella habitación.

Sus pulmones se llenaron a tope y luego soltó todo el aire en un gran suspiro. Una de sus manos se posó sobre su pecho, en ese lugar donde el corazón le latía intensa y desenfrenadamente, el cuerpo le empezó a temblar del más puro nerviosismo y se vio en obligación de retroceder dos pasos dejándose caer sobre la cama, luego de que un potente mareo distorsionara toda la habitación.

—Estoy embarazado, —susurro aun sin poder creerlo —¡Dios santo, voy a tener un bebé! —Y le sobrevino otro mareo, no estaba listo para eso, no estaba preparado para cumplir su parte del trato, antes había estado tan decidido, el bien de su hijo estaría siempre junto a Christopher, con él nada le faltaría, ni la comida, ni el abrigo, ni tampoco el amor, sin embargo aun siendo conocedor de eso, dolia, dolia intensamente.

La cabeza le dio vueltas y tuvo que dejar caer por completo su cuerpo sobre el catre, allí recostado comenzó a hacerse lentamente un ovillo. Cubrió su rostro con frustración y cogió grandes bocanadas de aire para evitar llorar. El roce de Christopher permanecía tan vivo como hace unos segundos y su corazón aun no era capaz de calmarse, hacía tiempo que se había dado cuenta. Todo era un error, por su culpa ese trato se había arruinado, se suponía que el entregaría a su hijo y obtendría la salvación de su hermano, luego de eso lo dejaría todo como si nada hubiese pasado, quizás con la ilusa esperanza de ver a su hijo algún día desde lo lejos, pero ya no sería así, todo había fracasado desde el momento en que su pecho comenzó a latir con intensidad ante esa profunda mirada color olivo, durante mucho tiempo deseo negarlo, quiso creer que solo era el nerviosismo y agradecimiento por todas las acciones del pelinegro, pero ese día en la clínica se dio cuenta de que no era así.

Su mente le torturo un poco mas, rememorando ese doloroso momento.

—¿Duele? ¿Te sientes mal? ¿Quieres que pare? —Pocas veces había visto a Christopher así de nervioso. Deseo haberlo tranquilizado, pero él se encontrar igual o peor de ansioso que Chris.

—No podemos parar ahora Christopher, —hablo Robert casi perdiendo la cabeza con la actitud de su amigo.

—¡¿Estás loco?! ¿Pretendes seguir con todo esto? ¡Está sangrando maldita sea! —Sus manos se afianzaron a los hombros de Castiel, el menor cerró los ojos y se permitió gozar ligeramente por aquel apoyo y contacto.

—No te preocupes, solo es un poco incómodo, —externo con la garganta apretada. —Deja que el doctor Robert termine con todo. —hablo Castiel y Chis asintió con la cabeza permitiendo que terminaran el procedimiento. Cuando el medico se marchó todo pudo calmarse al fin.

—Lamento hacer que pasaras por esto. —Aquella frase parecía un sueño, no pudo evitar clavar sus ojos sobre Christopher para comprobar que había sido él quien dijo semejante ternura.

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