Capítulo 27: Derrumbe.
—¿Qué está pasando Castiel? ¡Ese eres tú! —Exclamo alterado. Mientras en la televisión, el grupo de comentaristas enviaba su programa a anuncios publicitarios, no sin antes prometer una jugosa información en exclusiva.
Castiel se hallaba enmudecido, tenía los grandes ojos azules clavados sobre la figura de su hermano menor, pero dolía. Dolía observarle, ver como aquel pequeño, por el que había dado todo en la vida, le observaba rabioso y decepcionado.
—Yo, no sé qué... —Bajo su rostro y comenzó a enredar sus dedos con nerviosismo.
—¡Tienes que estar bromeando! ¡¿No puedes darme una maldita explicación?! —No paso mucho tiempo antes de que la maquinaria del hospital advirtiera una inminente tragedia. Las pulsaciones se elevaban con velocidad, Giulian tenía el rostro rojo y los ojos inyectados de sangre, había golpeado sus puños sobre el colchón y soltó un grito frustrado al ver como su hermano mayor se encogía frente a toda su furia —Habla de una vez. Castiel ¡¿Es verdad?! —Pregunto con la esperanza de que su hermano negara todo.
El mayor solo pudo encogerse más sobre sí mismo, tenía tanto miedo, tanta vergüenza.
Le encontró desprevenido, cuando con un último esfuerzo Giulian extendió sus brazos y desabotono el holgado chaleco de lana que llevaba encima. Y el tiempo se congelo, Giulian tenía sus manos en cada borde de la prenda, extendida, dejando a la vista de cualquiera el pequeño, pero notable vientre de cuatro meses y medio. Castiel en cambio temblaba ante la mirada sorprendida, pero también acusadora de su hermano menor, agregándose a la escena un grupo de médicos y enfermeras en el umbral de la puerta presurosos por ofrecer ayuda al paciente.
—¡Me mentiste! —Resonó la voz furiosa de Giulian, descongelando aquel escalofriante cuadro.
Los médicos comenzaron a correr hacia él, revisaban las maquinas, anotaban cosas, se gritaban unos a otros que debían controlar la situación, mientras una de las enfermeras empujaba a un pasmado doncel para salir de la habitación, todo eso bajo una lluvia de insultos en contra de su persona. Giulian nunca antes le había hablado de ese modo.
—¡Me has engañado todo este tiempo! No lo puedo creer Castiel, ¿Es en serio? ¡Eres un prostituto! ¡Sucio! —Y así continuo hasta que la voz al otro lado de la puerta empezó a apagarse lenta y tenebrosamente. Despertando de una vez por todas los sentidos de Castiel.
No había notado lo mucho que estaba temblando, tampoco el hecho de que unas lágrimas traicioneras se habían deslizados desde sus ojos hasta el borde de su mandíbula. De pronto se sintió débil, sus piernas no fueron capaces de soportar el peso del cuerpo y cedieron ante la presión obligándole a deslizarse, con la espalda pegada a una pared, hasta llegar al suelo. De alguna manera se sintió bien allí, como si el piso fuera el único lugar al que perteneciera. Sus labios se curvaron en una mueca triste y desamparada, su mente no hacía más que repetir una y otra vez las palabras de su hermano. "Sucio".
Todos pasaban de él, estaba encogido frente a la habitación 136, tenía la cabeza hundida entre sus rodillas, y soltaba unos suaves gimoteos que de vez en cuando le dejaban sin aire. Así estuvo hasta que una de las enfermeras que había atendido a su hermano se dignó a levantarle de un brazo y conducirlo a un asiento.
Le ofrecieron un poco de agua con azúcar para que calmara sus nervios, mientras intentaban reconfortarle con palabras de aliento que realmente no llegaban a nada.
—Solo está enojado ahora. Ya verás que se le pasa. Deja de llorar Castiel, no es bueno para el bebé que su papi sufra tanto. —Hasta ese momento no lo había notado, pero esa voz dulce y conciliadora le sonaba familiar. Levanto su mirada y no tardó en darse cuenta porque aquella voz se le hacía tan conocida, era Antonia, la esposa de Arthur.
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Vientre de Alquiler
RomanceVientre de Alquiler. Perdió a sus padres desde joven, la única familia que le quedaba era su pequeño y enfermo hermano, su único tesoro, su mas grande adoración, por quien se desvivía y se desvelaba, también la razón principal de que decidiera ven...