Capítulo 3: Un par de amigos

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-¡NO, MAMÁ!

Abrí los ojos de golpe. Un sudor frío me recorría la espalda. Me había quedado dormido en el salón. Me reincorporé y miré la hora. No eran ni las 4 de la mañana. No empezaba a trabajar hasta las 8 pero sabía que después de una pesadilla no podría dormir más. Así que me dirigí a la ducha para refrescarme.

***

Mis ojeras se dibujaban de nuevo hasta el suelo. Un palpitante dolor de cabeza fue mi compañero esa mañana. Además de un par de nubes grises que amenazaban lluvia para más tarde. Rin y Rei salieron a patrullar las calles, agradecí quedarme en la oficina organizando algunos archivos atrasados y revisando nuestro último caso en busca de algún hilo del cuál tirar.

Estar toda la mañana sentado rodeado de papeles no es exactamente mi devoción, pero hoy lo prefería. Además también es parte de mi trabajo. Casi se podría decir que el trabajo en la oficina es la parte más importante. Es el cerebro, unos archivos y una información bien organizada que dirige el cuerpo.

Además ser policía no es sólo estar patrullando o deteniendo delincuentes. Un policía en una ciudad tranquila puede estar feliz, pues los ciudadanos están a salvo. Y eso es lo que significa para mí ser un agente de la ley, ayudar al bienestar de los demás. Los débiles deben ser protegidos. Tal vez yo lo sienta así porque algún día yo deseé esa protección. Mis días de niño pasaban deseando que alguien viniese a rescatarme. Al final, yo tuve que ser mi propio superhéroe. Sin embargo, no se puede decir que esté salvado. No del todo...

La imagen que vi a través de la ventana puso fin a mis reflexiones. Ahí delante estaba otra triste infancia. Reconocí al instante esa espalda fornida y los mismos vaqueros desgastados. El sol que acababa de escaparse entre las nubes, producía un brillo excepcional en su cabello. Salí a la puerta y me recosté en el marco, observando cómo, el chico de dulce sonrisa, acariciaba un par de gatitos abandonados y les daba un poco de leche.

- Makoto Tachibana ¿no es así?

El chico se asustó y se levantó de un respingo. Se giró hacia mi e hizo una reverencia.

-Sí, señor, a su servicio.- apretó las manos con fuerza.

-Soy yo el que está a tu servicio, Tachibana.- el chico se sonrojó. Eso me produjo cosquillas en el estómago.- Quiero decir, yo soy el agente, soy yo el que cuida al ciudadano.- le aclaré riendo.

- Sí, señor ¿c-cómo conoce mi nombre?-
dijo tenso.

-Te vi ayer en el Sakura's, mi compañero me habló de tí.

El chico se asombró, parecía no esperarse aquello.

-Pasa a comisaría, te puedo ofrecer un café.- le dije amablemente mientras él se agachó a coger a los gatitos.

-Se lo agradezco mucho señor...

-Yamazaki, Sousuke Yamazaki. Puedes llamarme por mi nombre. Soy el nuevo oficial.- ¿Por qué me tomé las confianzas? No sé, supongo que estaba encandilado.

El chico me mostró una sonrisa preciosa.

-Está bien. Se lo agradezco mucho, oficial Sousuke. Pero tengo que marcharme.- dijo sonriendo.

-¿Vas a llevártelos?

-¿Eh?

-Los gatitos.

-No tienen casa...- les miró con tristeza.

La escena me causó demasiada ternura. Apenas tenía para comer y quería salvar a aquellos animalillos.

-Puedo llevarmelos yo.- era mi manera de echarle una mano al chico.

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