Apenas había sonado el despertador, pero yo ya llevaba largos minutos despierto mirando un punto en la nada del techo de mi habitación. Me imaginaba porqué me había desvelado antes de la hora programada, siempre me ocurría. Mi cuerpo entero no quería descansar, quería correr, que el tiempo pasara deprisa. Por eso, aunque era mi día libre, me levanté pronto de la cama.
Y es que a pesar de que el disparo dañó severamente mi hombro eso no pudo hacer que dejase mi trabajo. Mis días libres estaban reducidos a uno o dos por semana y aprendí a aprovechar ese tiempo hasta su última gota.
Bajé, por tanto, directamente a la cocina y reparé en la nevera buscando algo bien enérgico para preparar el desayuno. Necesitábamos de algo así en días como este. Así que tomé huevos, leche y mantequilla para hacer tortitas.
Mientras seguía pendiente de la sartén y el desayuno escuché unos pasos lentos aproximarse sobre el parqué. Seguí concentrado en mi tarea y los pasos se detuvieron en la puerta de la cocina.
-Buenos días.- bostezó y se frotó los párpados.- ¿Puedo ayudarte?- sonrió radiante a pesar de estar medio dormido.
-Buenos días. No, hace falta. Además no tenías que levantarte tan temprano. Quizá... ¿te he despertado?
-No, no. Sólo que no quería dormir por más tiempo.- le entendí al momento.
-No podías dormir por más tiempo.- el sonrió asintiendo. Se adentró en la cocina y se abrazó a mi espalda. Eso me pilló por sorpresa, así que retiré la sartén del fuego y me uní al abrazo. Yo también lo necesitaba.- ¿Estás bien?
-Sí.- respondió radiante. Le acaricié el cabello y sonrió tiernamente. Era tan dulce esa mirada.
Su estómago hizo un ruido.
-Debes tener hambre.- reí.- No esperaremos a Ran por dormilona, nos merecemos un buen desayuno por madrugadores.- ambos comenzamos a comer lentamente con una charla trivial mientras los minutos pasaban.
Después me adentré en una refrescante ducha en la que mis pensamientos me entretuvieron.
Salí con una toalla amarrada a la cintura y dejé el baño libre.
-Ren, puedes entrar a la ducha. -miré a la cocina y para mi sorpresa, el desayuno de Ran aún estaba intacto.- ¿Tú hermana sigue durmiendo?
-Es una marmota.- bufó y se dirigió a la ducha.
-¿Programasteis el despertador?- el asintió.- Debería haberse levantado...- dije pensativo.
Toqué con delicadeza la puerta del cuarto de los gemelos pero nadie me contestó. Entreabrí la puerta distinguiendo la silueta de Ran en una de las camas y suspiré profundamente. Me adentré en la habitación y susurré su nombre pero no me escuchaba.
-Ran. Vamos Ran, es hora de despertar.- ella hizo ruido pero no se movió.
Me senté a su lado y acaricié su suave cabello. Ella continuó inmóvil.
-Ran, si no te levantas se nos hará tarde.-pasé la mano una vez más por sus cabellos.
-No quiero levantarme.- refunfuñó.
-Vamos, ya sabes que hoy...
-¡No quiero levantarme! ¡No quiero ir a visitarlo! ¡No quiero ir de nuevo allí!- tragué saliva. Me merecía tener que mediar con alguien con mi mismo carácter.
-Ran... Él siempre ha cuidado de ti.
Ella se aferró a las sábanas y se hizo una bola. No se giró hacia mi pero supe que estaba conteniendo lágrimas.
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The Beast
FanfictionMe llamo Sousuke Yamazaki, tengo 25 años y acabo de graduarme en la Academia de Policía. Me han designado a una ciudad llamada Iwatobi, famosa por su alto número de crímenes de todo tipo, desde los más despiadados hasta robos insignificantes ¿qué se...