Capítulo 11: Tranquilidad

253 41 80
                                    

-Rin... Las pesadillas... Son por mi madre.- Él abrió sus ojos. Si estaba considerándolo mi amigo y quería saber sobre mí, era hora de confesarle eso.- Yo... Uhg.- me recoloqué hasta acomodarme y Rin me ayudó.- vivía con mi padre. Él era un hombre fuerte y trabajador. Siempre era cariñoso conmigo y cuidó de mí hasta el final de su vida.

»Por otro lado, una mujer frecuentaba mi casa. De pequeño no me daba cuenta, pero cuando fui creciendo pude observar que cada vez que venía conseguía sacar a mi padre de sus casillas y acababan gritándose. Cuando aún iba a la guardería, mi curiosidad me llevó a preguntarle a mi padre sobre ella. Me dijo que era mi madre y comencé a preguntarme muchas cosas. ¿Por qué no vivía con nosotros? ¿Por qué discutían? ¿Por qué hasta entonces no me lo había dicho? Quizá porque a mi padre le molestaba su presencia aunque yo sabía que de una manera u otra la amaba. Sin embargo se resistía a ella. No le convenía, averigüé después.

»Mi padre murió de cáncer de pulmón. Fumaba mucho, sobretodo cuando estaba nervioso y únicamente lo dejó cuando ya era demasiado tarde. Cuido de mi aún estando enfermo y siempre conseguía sonreír a pesar de la mala racha. Ella seguía apareciendo por mi casa al menos una vez a la semana cuando enfermó. Y cuando él murió... Todo cambió.

»Ella venía casi todos los días. A veces se quedaba hasta una semana. Lo que para mí era horrible.- miré a Rin que escuchaba atento mi historia y cogí un impulso para poder seguir.- La primera vez que llegó en ausencia de mi padre me comenzó a gritar, me culpó por dejarlo morir y me pegó hasta que se calmó.- Rin llevó las manos a la boca.- Eso se repitió por cada vez que volvía. Las semanas que estuvo en mi casa se gastaba el dinero que mi padre había dejado para mí. Con suerte escondí una parte.

» Un día, llegó borracha. Me agarró tan fuerte del cuello que comencé a asfixiarme. Me repitió una y otra vez lo inútil que era. La falta de aire debilitaba mi cuerpo poco a poco. Mis brazos y mis piernas dejaron de responderme, los objetos a mi alrededor se iban tornando en manchas de colores. Cerré un segundo los ojos y creí no poder abrirlos nunca más cuando de pronto, ella dejó de apretar sus dedos. Su cuerpo cayó. Y no recuerdo nada más hasta el momento en que ya estaba en un autobús hacia la casa de mi abuelo paterno.

»Tengo esa laguna desde entonces y no consigo acordarme de por qué cayó, ni cómo salí de mi casa. Sólo recuerdo un charco de sangre alrededor. Desde ese día tengo las pesadillas.

-Y con razón...- susurró él.- Lo siento mucho Sousuke y gracias por confiar en mí y contármelo.

El sonido de la puerta nos hizo dirigir las miradas a la vez. Un señor con bata blanca y pelo a juego pidió permiso para entrar. Rin nos dejó a solas.

***

-¿Qué te dijo el doctor?- preguntó Rei preocupado.

-Dice que probablemente sea psicológico pero aún así me harán algunas pruebas más.

-¿Psicológico?- se rascó debajo de las patillas de las gafas.

Rin cambió rápidamente de tema.

-¿Podemos seguir adelante con la misión o debemos darte vacaciones?

-Podemos continuar.- sonreí.

***

Después de desmayarme conseguí volver a concentrarme. Trazamos el elaborado plan para la fiesta. Rin nos enseñó datos y fotos de invitados que podrían ser la próxima víctima y memorizamos todos aquellos chicos de nuestra edad.

-Haru...- miré el folio entre mis manos y después a Rin quién explicaba algo con entusiasmo a Rei.

¿Qué pasaría si él...? ¿Qué harías Rin? ¿Tú corazón o tu responsabilidad?

The BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora