Capítulo 4: Aceituna, Gélido y un chico frío

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Estupendo, ahora tenemos un idiota más que paga los hurtos del muchacho de piel de aceituna.- se quejó entre risas el jefe.

-¡Aceituna, claro! Tu vas a ser Aceituna.- acaricié al gato pardo de ojos verdes y miré al otro de ojos azules pensando otro nombre tan apropiado como el primero.

Rin se tapó la cara con la mano con exasperación y se acercó a mi lentamente.

-¿En serio, Sousuke?

Se agachó a mi lado y tocó la nariz al gato negro que aún no tenía nombre. El animal comenzó a ronronear y a deleitarse con las caricias dejaba mi compañero. Estaba sonriendo como idiota y eso que los había llamado bolas de pelo. Rin, no te pega hacerte el duro.

- Puedes buscarle un nombre por mí.-dije levantádome mientras él me hizo un gesto de enojo. Después me dirigí a Sasabe.- ¿Dónde está Rei?

-No tardará en volver, Nagisa lo ha entretenido.

Asentí.

***

Sasabe se había marchado y Rei y yo estábamos en comisaría preparándolo todo para la llegada de Haruka. Rin finalmente me obedeció y salió a patrullar aunque no de buena gana.

La lluvia acechaba a la vuelta de la esquina. Y a última hora de la tarde con las primeras gotas apareció el citado. Su porte era como un hielo flotante en un mar en calma. Siempre dejaba esas sensaciones heladoras.

Con pausa se sentó donde Rei le indicó y me observó fríamente, fijando sus ojos sin atisbo de nerviosismo. Fruncí el ceño inconscientemente y comencé.

-Buenas tardes Haruka, soy el oficial Sousuke Yamazaki.- le tendía una mano pero ni siquiera la miró, siguió con la vista puesta en mis ojos. Retiré la mano sintiéndome como un idiota pero sin darle muchas importancia continué.- Seré yo quién realice las preguntas, ya conoce a mi compañero, Rei Ryugazaki, él le tomará nota de todo lo que diga. Le recuerdo que está bajo declaración y debe decir la verdad en todo momento.

Asintió y nada más.

-¿Conocía usted a Mitsuki Shima?

-Así es. - al fin pude escuchar su voz, era profunda y tan fría como su mirada.

-¿Qué relación tenía con él?

-Vive cerca mía.- ¿Qué?

Miré a Rei pero a él no le pareció extraña su respuesta. Claro, él no sabía lo que Rin me había contado. Debí suponer que estando yo en lugar de Rin no mencionaría lo de su clientela. Obviamente no se fiaba de mi y quizá tampoco de Rei. Recordé que dejé a medias esa conversación con Rin.

-Rei, comprueba eso.- Haru frunció el ceño y me lanzó una de esas miradas que me dedicó en su restaurante.

Mi compañero se recolocó las gafas y tecleó rápidamente.

-Es correcto, en la misma calle, apenas unas casas los separan.

-Bien, continuemos.

***

Efectivamente, Haru no soltó prenda ninguna. Nada que no supieramos, al menos. Sin embargo, no se negó a responder nada, simplemente no dio los datos suficientes.

Le tendí la mano de nuevo obteniendo la misma pasividad que antes. Dejé caer la mano en la mesa con disgusto. Qué irritación me estaba provocando su presencia.

-Está bien puede irse.

Cuando lo hizo, me recosté sobre la silla y agotado suspiré pensando en algo que leer entre líneas de aquel interrogatorio pero no saqué nada. Las respuestas de Haruka habían sido cortas y concisas ciñéndose esencialmente a lo que se preguntaba y sin dar gran cantidad de detalles.

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