- Dejadlos! ¿me queríais a mi no? Pues no los toquéis.- me resultaba difícil hablar, quizá por los golpes que llevaba recibidos o porque, en tal punto, estaba desesperado. No quería que nadie sufriera por mi culpa. No podía permitirlo.
De pronto, un estruendo me hizo saber que aquella persona había tirado algo con rabia pues después, entre llantos, a viva voz, ronco y resquebrajado gritó:
-¡OS DIJE QUE NO LOS TOCÁSEIS!
-¿¡Makoto!?- mi corazón latía desbocado. ¿Qué tipo de broma es ésta? Debo estar soñando. Las pesadillas deben haber llegado muy lejos.
Un puño de Kisumi sacudió mi boca devolviéndome a la realidad, por supuesto que no era una pesadilla. Se me rasgó el labio y comencé a notar el sabor a sangre. Makoto placó a Kisumi y ambos cayeron a los pies de la silla.
- ¡No te atrevas a hacerlo de nuevo!- gritó él. Kisumi comenzó a reír.
-¿Por qué, acaso quieres toda la diversión para ti?
-¡Agh!- empecé a escuchar el forcejeo de ambos a pocos centímetros de mis pies mientras Nagisa parecía intentar separarlos.- Ellos están haciendo más por mi y mis hermanos que tú y mamá.
¿Mamá? ¿Su madre no lo había abandonado cuando tenía 13 años?
Unas palmas pararon la disputa. Unos tacones comenzaron a golpetear las escaleras metálicas, como si pudiese ver más allá de la tela dirigí mi cabeza a esa zona.
Un fuerte olor a alcohol y perfume barato inundó mis sentidos. El estómago se me encogió al pasar por mi lado. El intenso olor se paró frente a mi.
-Qué bonito teatro, Makoto cariño. De verdad, lo aplaudo ¿Qué ha hecho esto por ti? -me agarró del pelo ladeando mi cabeza.- Seguro que no se puede comparar con los regalos que te trae mami.
Su voz era envejecida, pero no demasiado y me estaba causando un rechazo impulsivo.
Makoto se alejó de allí ahogando sollozos.
-Kisumi, mi amor. Levántate. El espectáculo debe continuar.
La mujer se paseó a mi alrededor y me desató la venda de los ojos pero antes de librarme de ella por completo me prohibió mirar atrás.
- En el momento en que me desobedezcas, Nagisa se encargará de matar a tus amiguitos o peor, Kisumi podría hacerles mucho más daño. En cuanto a tu papel en esta historia... Bueno, ¿quién podría contartela mejor?- la mujer quitó por completo la tela que cubría mis párpados.
-Makoto...- unos metros frente a mi, el tembloroso chico me apuntaba con una pistola. Susurré pero sé que pudo escucharme porque cerró sus párpados al oír mi voz.- ¿¡Qué es todo esto!?- le dije a ella.
-Mamá, no pued...
-¡Makoto!- escupió ella. Él bajó la cabeza, sin apartar el arma de mi.- Sólo tienes que contarle ¿No es tan importante para ti? Entonces escuchará tu historia ¿verdad Sousuke?- mi respiración era dificultosa, no sabía de qué iba todo esto.
¿Por qué Makoto me apuntaba con un arma? Esa era no era la peor de las pesadillas, era el mismísimo infierno. El miedo me recorría. Pero no era miedo a morir lo que sentía, era miedo por Makoto. ¿Cómo ese chico dulce del que había caído totalmente rendido estaba ahora apuntándome con una pistola y la mirada perdida? Yo... Si tan sólo acercarme a él y verle a los ojos... Esos ojos oliva tan sinceros... Necesitaba saber qué esto no era cierto. Que no sería él quien acabase conmigo. Si tan sólo un segundo me mirase como esa noche, lo sabría.
-Makoto, baja el arma. Puedes contarme, confiaré en tí.- tragué saliva ¿Cómo podía? No estaba seguro pero algo me decía que lo hiciera.- Puedes confiar en mí también.
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The Beast
FanfictionMe llamo Sousuke Yamazaki, tengo 25 años y acabo de graduarme en la Academia de Policía. Me han designado a una ciudad llamada Iwatobi, famosa por su alto número de crímenes de todo tipo, desde los más despiadados hasta robos insignificantes ¿qué se...