Capítulo 6 Intruso

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Esa noche dormí tranquilo. La calma del océano me había serenado por completo. Gracias a ello desperté de buen humor, y ese día el clima de Iwatobi estuvo acorde conmigo. Sólo unas cuantas nubes cruzaban el cielo, pero el gran protagonismo lo llevaba el sol.

Me dí una satisfactoria ducha y desayuné tranquilamente. Después repuse la comida y el agua de Gélido y Aceituna.

-Lo siento pequeños, cuando tenga un día libre prometo dedicároslo.- les acaricié la cabecita antes de salir a trabajar.

***

Cuando llegué, hice el relevo con Rei y él se fue a descansar. Me impresionó que Rin no estuviera en comisaría pues siempre llegaba antes que yo. Así que le envié un mensaje. Su contestación me dejó aún más estupefacto:

Te dejo solo en la mañana. Esta noche lo compenso quedándome en comisaría tu lugar.

Pero ¿qué le pasa a este chico? ¿Acaso está enfermo? Como sea, tenía trabajo por delante y no podía retrasarlo por lo que me puse en seguida a ello.

Pocos minutos después, Sasabe cruzó la puerta con la cara pálida ¿acaso que soy el único que ha pasado buena noche en esta brigada? Suspiré y le hice un ademán al jefe para que se sentase frente a mí.

-¿Dónde has dejado a "Goro el diablo"? Hoy pareces un chiquillo perdido en un centro comercial.- Creo que se me está pegando el tono sarcástico de Rin.

-Uno que ya está viejo.- rió el jefe.

-No me vengas con cuentos, no eres tan mayor.

-Bien, muchacho ¿Qué tienes por aquí?- repuso caminando de tema.

Le pasé un par de hojas para que las firmase y me ayudó con el papeleo pendiente hasta mediodía.

Cuando el sol brillaba en lo más alto Sasabe me dio un respiro para que parase a comer. Así que fui a una tiendecilla que había cercana a la oficina y compré comida instantánea para ambos. Preferiría haber ido al Sakura's a por algo para llevar pero el restaurante cierra un día a la semana y para mi bendita suerte era ese día.

De regreso me topé con Kisumi, ese chico de la delegación de Samezuka que se acercaba a menudo para ayudarnos o reemplazarnos.

-Sousuke, compañero, ¿qué tal? ¿te estás adaptando a Iwatobi?- me pasó el brazo por el hombro como si hubiera confianza.

-Bien, bueno, sabes cómo son las cosas aquí.- miré a Sasabe buscando la respuesta de porqué estaba este tipo aquí. El sencillamente rió.

Casi cómo si me hubiera leído la mente me miró más serio.

-Estoy aquí para salir a patrullar contigo está tarde ¿no estás feliz?- acabó la frase volviendo a poner esa cara entre simpática y llena de picardía. Eso y su manera de preguntarlo todo me ponía un poco nervioso.

***

Una vez más las cosas se me torcían cuando creí que estaban bien. Mi precioso día se había ido al garete. Una cosa es ser hablador como Rin y otra muy distinta es ser un Kisumi. Lo juro, lo quiere saber todo. Es de esos pocos días en los que la patrulla se me hacía pesada. Dí gracias a que el turno de tarde estuviese llegando a su fin, aunque no sin antes seguir bombardeando un montón de preguntas.

-¿Y qué edad tienes, Sousuke?

-Veinticinco.- Kisumi me miró de soslayo sonriendo de una manera... Extraña. En seguida, volvió a poner su expresión habitual de inocencia mezclada con travesura.

-Wow, estupendo, una edad magnífica ¡cómo yo!- aplaudió.- Oye y teniendo este porte y esos ojazos ¿tendrás novia, verdad?

-No.- respondí seco ¿Qué le importaba a este tipo mi vida amorosa?

The BeastDonde viven las historias. Descúbrelo ahora