Por siempre.

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Todo era tan tranquilo, podía escuchar algunos pajaritos. Mire por todo a mi alrededor, estaba en un prado donde todo era verde.

Arboles por doquier y un lago donde se escuchaba una cascada. Era tan hermoso, aunque no recordaba como había llegado aquí.

Empecé a caminar, pero no di más de dos pasos cuando me detuve en seco.

Mire hacia abajo. Mis pies descalzos sentían el sesped húmedo por la brisa matutina. Sentía ese cosquilleo en la planta de mis pies.

El cielo estaba despejado, nubes surcaban todo hasta el orizonte y más allá.

Tenía un vestido blanco y mi cabello bailaba con el viento. Me sentí tan a gusto y tan en paz. No quería irme de aquí.

Camine, camine sin rumbo alguno. Solo quería disfrutar del hermoso paisaje.

"Alto"

Escuché una voz dentro de mi.

"No sigas"

Parecía desesperada pero mis pies no se detenían, estaba tan sumergida en mi felicidad que nada importaba.

"Detente"

Esa voz se escuchaba algo distorsionada. El viento se empezó a hacer más fuerte y el cielo azul se fue tornando gris.

"Chizuru"

La voz que pronunció mi voz sonó más clara, lo pronunció con tanto amor que hizo que mi corazón latiera rápido.

"Chizuru, te necesito"

Parecía sufrir, me detuve al mirar el paisaje el cual minutos atrás había estado hermoso, ahora era un paisaje algo intimidante.

"No me dejes solo"

Me giré por primera vez para mirar detrás de mi.

Había una figura alta que me miraba, estendia su mano hacia mi y mis pies se movieron solos. Era como si supieran quien era, mi cuerpo lo sentía.

Apresure más el paso.

Al darme cuenta de quien era traté de correr, pero tropecé y caí. El dio unos pasos hacia mi y me ayudó a levantarme.

-No te alejes de mi, nunca- me sonrio.

Solo asentí y sonreí también. Todo a mi alrededor desaparecio y junto con eso él.

Ahora todo era oscuro. Ya no sentía ese sentimiento agradable, ahora sentía una punzada en mi brazo y dolor.

Abrí mis ojos lentamente, siendo molestada por la luz en esa habitación. Miré a todos lados, no estaba en algún lugar conocido.

-Chizuru, despertaste- escuché su voz, tan anhelante.

-...- nada salió de mi boca.

-No te fuerces, descansa, iré a hablar con los doctores- vi como salía de la habitación.

Akashi, su mirada era vacía. Parecía sufrir.

.
.
.

-Todo esta bien, sólo se quedará unos dias más en observacion y después podra irse a casa-

-Gracias doctor-

-Diganos si necesita algo más-

Akashi asintió, el doctor salió dejándonos sólo a nosotros dos.

-Akashi- empecé pero el negó.

-Tranquila, podemos hablar más tarde, por ahora sólo descansa-

Mi emperador. (Akashi Seijuro ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora