VI

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Capítulo VI: La historia de Hércules.

Orfeo siguió yendo a la universidad, mientras tanto, yo decidí tomarme unos meses de preparación propia antes de asistir a clases.

Por lo que del mes de Enero al mes de Abril, frecuenté la biblioteca pública todos los días.

Estuve estudiando el abecedario -de nuevo- así como los números, la forma en la que median la longitud, temperatura y probabilidad de las cosas e incluso leí algún que otro consejo de cómo debía tomar apuntes correctamente.

En ese periodo de tiempo también estuve trabajando en una panadería de barrio, ganandome algo de dinero para poder comprar el material escolar para ambos.

Sí, tenía mucho dinero ahorrado, pero también me venía bien pagar las cosas conforme cobraba, así podía seguir manteniendo al servicio y a Orfeo con nuestra fortuna.

¿Que dónde la guardaba? Pues tras pensarlo mucho, acabé pidiéndole el favor a mi padre -siguiendo el consejo de Orfeo- y todas las libras las custodiaba nuestro perrito Cerbero, en el sótano de la mansión.

No me gustaba ocultar nada a nuestros sirvientes, por lo que les avisé de que no debían bajar al sótano bajo ninguna circunstancia.

Ellos eran lo suficientemente fieles como para hacerme caso cuando los advertía.

...

Cada día que pasaba sentía más necesidad de saber qué fue lo que Hades se inventó de mí.

Orfeo había aprendido a usar los ordenadores, a mi nunca me llamaron la atención.

Pero un día, a escondidas, decidí usar el portátil de Orfeo.

Tras una media hora de intentar saber cómo se encendía y se usaba, logré entrar a un sitio llamado Google y tecleé mi nombre con gran dificultad.

Tuve que especificar mis palabras ya que la primera vez que busqué, me salió un tipo de filmografía infantil.

La cual acabé disfrutando al ver que Megara formaba parte de esta, mostrando el excitante carácter que tenía cuando vivía.

Realmente me hizo sonreír desde el principio hasta el final, agradecí mentalmente al tal Disney por haber hecho tal obra de arte.

Después de unas horas de búsqueda, acabé encontrando mi supuesta historia.

...Llevado a la locura por Hera, Heracles -Mi nombre original- mató a sus propios hijos. Para expiar el crimen, necesitaba realizar diez labores creadas por su archienemigo, Euristeo, quien se convirtió en el rey de la tierra de Heracles. Si tenía éxito, se habría purificado de su pecado y, como dice el mito, se le otorgaría la inmortalidad...

No podía creer que hasta creyeran que mi propia madre me había obligado a matar a mis hijos.

A veces me entraban ganas de bajar al inframundo para pegarle una paliza a mi tío, el cual seguro que se encontraba retorciéndose de la risa al verme en esta situación.

...

Bufé mirando al techo de la cama, tras un rato de tener la mente en blanco, la imagen borrosa de un chico con ojos azules apareció como por arte de magia.

Era extraño el como me acordaba de una persona que solo había visto una vez en toda mi vida.

Nunca me había pasado algo así, pero tampoco quería comerme la cabeza -total, en unas décadas él también moriría-.

¿Cómo sabía aquel chico mi verdadera historia? - Me pregunté en el mismo momento en el que Morfeo me llevó de la mano a su territorio.

...

-Tío, despierta. -Escuché a Orfeo a lo lejos, mi cuerpo se movía como si tuviera vida propia. -Tenemos visita.

Y entonces abrí los ojos al instante.

-¡¿Cómo?!

-Mira, ellos son Zayn y Liam. Van a mi clase. -Sonrió señalando a ambos chicos.

Mi sobrino era un auténtico dolor de cabeza.

Tenía totalmente prohibido el traer a gente a la mansión, -y lo sabía a la perfección- pero no solo me desobedecía, sino que también los metía en mi cuarto mientras yo dormía.

-Hola... Eh, ¿me podríais dejar a solas con Or-Niall? -Me corregí al instante ganandome una mirada acusadora de parte de mi sobrino.

Ambos se retiraron comprensivos, al menos eran educados.

No como el idiota de mi sobrino.

-Me tienes hasta los genitales, Orfeo. -Gruñí. No me permitía hablar demasiado alto ya que no quería formar una escenita cuando habían desconocidos cerca. Mi sobrino encogió sus hombros antes de protestar.

-Son mis amigos, tío. -Pataleó la moqueta una y otra vez cual niño pequeño en plena rabieta.

-Me da igual, ni una vez más me traes a desconocidos a casa, ¿entiendes? -Cuando vi su amago de volver a protestar, lo miré amenazante.

-Está bien, lo siento. -Y aunque las palabras eran las correctas, su tono era de burla.

...

Un total de cinco horas fue lo que estuvieron ambos chicos en mi casa.

Al final decidí calmarme y darles una oportunidad, ya que se les veía formales.

Llamé a María, la sirvienta, y en cuestión de pocos minutos nos encontrábamos los cuatro en el porche, merendando mientras manteníamos una charla interesante.

-... ¿tú qué opinas, Zayn? -Preguntó Liam, tratando que el chico se integrara en la conversación sobre la política. Mas solo obtuvo un vago gesto seguido de un "no sé", haciendo que el castaño rodara los ojos, al parecer, no muy contento con su respuesta.

El castaño, Liam, parecía ser una persona realmente responsable, -al contrario de mi sobrino- quizá podría inculcar a Orfeo algo bueno.

En cambio el moreno, Zayn, se veía más tranquilo e independiente, como si no le importara absolutamente nada.

Pero con el paso de los años aprendí a leer a las personas, y me di cuenta al instante de cómo Zayn miraba a Liam.

Se notaba a leguas que Eros había hecho de las suyas con ambos chicos.

Más tarde tendría que preguntarle a Orfeo si se había percatado del halo de atracción que desprendían, ya que aún dudaba si mi sobrino era el único hijo de Dioses que vivía ajeno a cualquier obviedad.

Quizá Orfeo era el único Dios con la inteligencia de un simio.

Eso también debería buscarlo en Internet.

Dead heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora