XVI

346 61 17
                                    

Capítulo XVI: La playa.

"Cala de Poseidón, 00:00h. Por favor, no llegues tarde.

Con cariño, Louis."

Llevaba más de dos horas en la playa, sentado en la arena, esperando pacientemente que llegara medianoche mientras unía las estrellas que formaban a los dioses. 

Ese día no logré encontrar a mi padre entre aquellas siluetas, pero no le di importancia.

Estaba nervioso, pues después de tantas semanas de esperarlo, de soñar con él, por fin podría ver a Louis.

Y por Zeus prometí que era lo único que deseaba.

Noté un suave toque en mi hombro, alterado, volteé con el corazón en la boca.

Y ahí lo tenía, cara a cara. Parecía que con su gesto, me pedía perdón por su ausencia.
Pero no tenía nada que perdonar, pues no había rastro de enfado en mí. 
Rogué a los dioses para que no fuera un sueño más.

Dos meses y medio de espera a este momento.

Había cambiado, tenía el pelo más corto y algo despeinado, la sonrisa que lo caracterizaba ya no se hacía presencia en su delicado rostro.
Parecía que quería decirme algo, pero no acababa de hacerlo.
Quería soltarle todo lo que sentía por él, todo lo que tenía guardado en ese momento.
-Yo... -Suspiré. El corazón me iba a explotar. -Te has perdido mucho drama.
Pero no lo hice.
Internamente, me odiaba a mí mismo por cobarde. Pero eso él no lo sabía, pues media sonrisa asomó por unos segundos en su rostro.
-Tengo tiempo para escucharlo todo. -Murmuró con un tono algo apagado.
Quería preguntarle qué había pasado, dónde había estado, por qué no había ni siquiera llamado.
-Genial, vamos a ello. -Contesté señalando la húmeda arena que nos iba a acompañar aquella noche.
Y una vez más, no lo hice.

...

Tras veinte minutos de explicaciones absurdas y cotilleos sin importancia, conseguí tener la fuerza para poder ser directo y sincero.

-Louis... -Murmuré mirándole directamente a los ojos, aquellos preciosos zafiros.

-¿Sí, Harry? -Susurró mientras se acercaba un poco más a mi vera. Confieso que aquello me dio un cosquilleo general en todo el cuerpo.

-Esto... -Me había quedado completamente en blanco. Estaba tan cerca que lo único que podía pensar era en probar sus labios. 

-La verdad sea dicha, debemos hablar de algo muy importante. -Soltó para después alejarse un palmo de mi cara, la cual demostraba una gran decepción. 

-Sí, claro. -Carraspeé para prepararme y soltar la pregunta. -¿Dónde has estado y por qué no dijiste que te ibas? 

Entonces contemplé como su rostro se endurecía en una mueca seria.

-Es algo complicado, Harry. -Suspiró. -El caso es que esta será la última vez que me vuelvas a ver. -Dijo sin poder mantener su mirada sobre la mía.

La angustia había vuelto a mi pecho. Aunque sabía que era improbable, podía prometer que mi corazón se había parado para no volver a hacer su función más.

-¿Por qué? -Solté con una voz quebrada, ni siquiera me importaba no mantener las formas. -¿He hecho algo mal? -Mordisqueé mi labio inferior para aguantar las ganas de gritar en medio de tal bonito paisaje.

-No puedo explicártelo, Harry... Es complicado. -Su mirada al suelo me decía que realmente no quería irse, o quizá era mi corazón gritándome que lo detuviera.

Mas cuando se levantó, yo no lo hice.

-Louis. -Supliqué. -No te vayas, por favor. 

-Creeme, Harry. -Afirmó con una mueca. -No es decisión mía.

Y entonces se dio la vuelta y empezó a caminar lejos de mí.

Hércules siempre fue conocido por alguien fuerte, luchador, persistente. ¿Entonces qué estaba haciendo? ¿Acaso me había dejado influenciar por la tontería enfermiza de esta época?

Quizá vosotros no veis eso como un discurso de valentía, mas en mi época, funcionaba. 

Y como provinente a ella, me funcionó.

Levanté mis posaderas de aquella enganchosa tierra y corrí.

Corrí más que en los primeros juegos olímpicos, corrí hasta que alcancé a agarrarle, con suavidad, del brazo y pude darle la vuelta.

-No. -Gruñí con el ceño fruncido. Y entonces, lo abracé por la cintura. Su gesto demostraba sorpresa.

Cierto es que tenía ganas de besarle y que hubiera sido una escena perfecta para nuestro primer beso.

Mas necesitaba estar completamente seguro de sus sentimientos hacia mí antes de tomar aquella decisión.

-Harry... -Susurró con una mueca de tristeza. -Debo irme.

-Louis. -Demandé con mi voz más ronca. Casi provocando un eco infinito en aquel lugar. -Te necesito. -Solté decidido, mientras observaba como su gesto cambiaba, para mi suerte, a estar feliz. -Desde que te fuiste siento como si me faltara parte de mí. Así que por favor, no te alejes otra vez. Por favor. -Susurré las últimas palabras mientras apegaba mi frente con la suya.

-No lo entiendes, Harry. -Susurró para después acariciar mi mejilla con sus delicados dedos. -Mis sentimientos pueden estropear todo el plan.

-No sé de qué plan hablas. -Confesé en voz baja. -Mas no me interesa si se estropea o no, lo único que quiero es que me des permiso para poder besarte.

Sus ojos se abrieron de par en par, mostrando sorpresa. La verdad es que aquello no ayudó a mis nervios, temía haber hablado de más.

-¿Podrías repetir lo que acabas de decir? -Parecía que soltó aquellas palabras con su último aliento, pues su voz era un hilo fino y agudo.

-Esto... -Tragué saliva para una vez más, plantarle cara a mi vida. -¿Podrías permitir que te bese?

Y una gran sonrisa apareció en su rostro, un simple asentimiento de cabeza me permitió lo que llevaba mucho tiempo esperando.

Así que junté nuestros labios en un casto beso, con delicadeza. Como nunca había besado a nadie.

Sus labios sabían a la fruta más dulce del Olimpo.

Quizá fueron los cinco segundos por los que seguiría respirando el resto de mi vida.

Dead heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora