Epílogo.

413 40 14
                                    


P.O.V. Harry.

"En el momento en el que supe el castigo que Narciso tenía que soportar durante toda la eternidad, supe que tenía que hacer algo, por lo tanto sólo quería decirte que lo siento tío, pero no puedo evitar tratar de que no sufra ese terrible destino.

Quizá no me llegues a entender, pues es cierto que siento algo de rencor hacia él por sus mentiras, pero tienes que comprender que no puedo dejar que sufra de esa forma... No se lo merece.

Tío, no te preocupes por mí, ¿vale? No quiero meterte en más líos ahora que estás justo donde y con quien debes estar.

Prometo volver sano y salvo y seguir molestándote por el resto de mi vida, pero mientras tanto, disfruta de esta etapa que Moiras te ha otorgado."

Tras leer en voz alta aquella pequeña carta que Orfeo dejó sobre la encimera de la panadería, Louis observaba mi reacción con pinceladas de preocupación en su rostro.

-Hércules, ¿eres consciente de lo que llegará a hacerle tu padre a cualquiera que intente estropear sus planes? -Comentó con su precioso tono de voz, pero esta vez quebrándose.

-¿Qué puedo hacer, Louis? -Dije llevándome las manos a la cabellera, rondando en círculos por la habitación. -Parece que no le importe su vida, por Zeus. ¡Conseguirá que lo torturen por la eternidad!

Lo cierto era que dejé de aparentar tranquilidad delante de Louis en el momento en que supe sobre su historia; sabía que era inmortal y que podía soportar mis dramatizaciones tal y como era, pues yo haría lo mismo por él.

Y la verdad es que Orfeo era demasiado importante para mi, era mi única familia de verdad. El único que se mantenía a mi lado y me apoyaba cuando tenía que hacerlo. El único que se atrevía a regañarme cuando alguien debía; no podía permitirme verlo sufrir.

-¿Y si hablas con tu madre? -Comentó Louis rompiendo el hilo de mis pensamientos. -Consiguió acabar con la locura que Zeus tenía montada en otra ocasión, quizá...

-No puedo, Louis. -Aunque me supiera mal, lo corté antes de que acabara su consejo. -Ya la he metido en suficientes problemas, sólo debo encontrar a Orfeo antes de que Zeus se entere de sus propósitos.

Tras un asentimiento de parte del chico de ojos azules, cogimos nuestros ropajes de abrigo y plantamos nuestros pies en la calle, sin dirección alguna corrimos en busca de mi sobrino.

Mas una tormenta repentina, nos avisó de que ya era tarde; Zeus estaba enfadado y el cielo nos avisó de su furia.

Un destello apareció delante de nuestros pies, dejándonos ver una gran espada con una nota en ella.

"Hércules, tu madre escuchó una profecía sobre el día en el que volverías a ser escuchado en el Olimpo, por lo tanto deja que te ayude con esta ofrenda.

Que Tique sea con vosotros, espero ser de ayuda.

Atenea."

Giré para ver a Louis cuando él apuntó al cielo, entre trueno y trueno una extraña criatura apareció, y con un relincho nos saludó.

-Louis, quédate en casa. -Hablé mientras envainaba la espada que Atenea obsequió.

-No, voy contigo. -Sabía lo testarudo que podía llegar a ser, mas no pensaba ceder ante sus palabras esa vez.

Por lo tanto me acerqué a él y besé su frente para después subir en Pegaso, totalmente preparado para lo peor.

-Cuida de Thor, volveré en cuanto pueda. -Y aunque intentó subir a Pegaso, fui más rápido que él e hice que el animal volara un palmo del suelo. -Lo juro.

Dead heart.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora