Asedio (REESCRIBIENDO)

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El ejército se movilizó sin descanso durante todo el día. Todos tenían prisa por llegar al Valle Oscuro. Cuando el castillo fue divisado, el enorme cuerno de guerra de los hombres de la fortaleza rasgó el aire. Barristan Selmy y Rhaegar cabalgaban al galope directos al castillo, con todos los soldados a su altura a toda velocidad. Los hombres apostados en las almenas no dispararon en ningún momento. Y las fuerzas de Barristan fueron rodeando el asentamiento. Cuando Tywin llegó a paso más calmado, terminó de cerrar el ejercito en un enorme círculo. Durante todo el día, los hombres se dedicaron a levantar las carpas. En la más grande se reunirían los consejeros de guerra, para debatir los ataques. En cuanto ésta fue levantada, los miembros del cosejo se congregaron ahí. Jason Mallister habló.

-El rey estará encerrado en alguna mazmorra. Voto por hacer al resto llover flechas.

-No.- discrepó Jon Connington.- Tenemos escaleras. Podemos entrar a abrir las puertas.

-Es arriesgado.- la voz de Tywin Lannister sonó tajante.- No pondré la vida del rey en peligro con una acción imprudente.

-¿Y si mandamos a un mensajero?- la pregunta de Rhaegar cogió por sorpresa a todos.

-¿No has estado en muchas guerras verdad chico?- preguntó Steffon Baratheon.

-No, pero no me hace falta estarlo para saber el interés de una persona.

-¿Y cual es el interés de Darklyn?- preguntó el viejo Jason.

-Éste desde luego no. Su ejército no es ni la cuarta parte de la mitad del nuestro.

-¿Y?

Rhaegar miró a Tywin.

-Está claro que secuestrar al rey no estaba en sus planes. Más bien fue una situación precipitada. Su interés no es raptar a mi padre, su interés es salir vivo de esta.

-¿Y que propones? ¿Que le prometamos la vida?

-Propongo que nos conceda una audiencia para negociar sin armas la liberación del rey. Nos escuchará si lo hacemos bien.

-Me gusta este chico.- dijo Rickard Stark.

-Buscad un mensajero y enviadle el mensaje. Estamos dispuesto a perdonarle si libera al rey.

-Yo no estoy dispuesto a perdonarle.- dijo Jason.

-Ni yo.- añadió Steffon.

-Mis señores- empezó Rhaegar-. Yo tampoco estoy dispuesto a perdonarle, pero mi disposición a un castigo no me va a traer a mi padre de esa celda.

Todos quedaron en silencio. Tywin comenzó a asentir.

-Mandaré un mensajero no se diga más.

Tywin salió de la carpa, y el resto lo siguió. Rhaegar fue a ver a Barristan, el cual vigilaba las almenas.

-¿Todo en orden?- preguntó el viejo hombre.

-Sí, amigo mío. Mandarán un mensajero a hablar con Lord Denys Darklyn.

-Tienen a seis de mis hermanos y a mi rey. ¿Crees que los liberará?

-Creo que Denys no quería esto, y que dará cualquier cosa por salir de esta.

-Sus arqueros no nos han disparado.

-El Lord tiene miedo.

-Esperemos que tengas razón muchacho.

-Yo también lo espero...

Durante dos horas aguardaron el regreso del mensajero, el cual había entrado por las puertas de la ciudad. Pasado ese tiempo, la puerta volvió a abrirse, y el enviado volvía portando una bolsa en su mano.

Rhaegar, el último dragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora