-¡Aarón! ¡Por favor bájate de allí! -Gritó su hermana desde la cocina-
- Hermana, quiero ver si todavía hay cereal.
- Pequeñuelo... -le dijo con cariño- Siento decirte que ya no hay, pero te prometo que compraré más muy pronto ¿va?
- Vale. -Abrazó las piernas de su hermana- ¡Iré a llamar a la abuela para que desayunemos!
-Déjala descansar, ¿recuerdas que fuimos a la vigilia anoche? Debe estar cansada.
-Pero tú y yo también fuimos y estamos despiertos.
-Porque tú -tocó su nariz y este rio- te dormiste. Y yo tengo que estar despierta porque debo hacerte de desayunar. Ahora come.
-Bueno. -Se sentó en la mesa-
Ella se sentó en la mesa con el periódico en mano en la sección de "clasificados". Necesitaba conseguir otro trabajo con urgencia, tenía que pagar la luz, y hacer las compras y ahorrar para los útiles de su hermano que entraba en un mes al primer año de escuela.
-Vamos Danna, más fe. -Se animó a sí misma-
Buscó uno a uno entre los anuncios y nada. Empezaba a rendirse, cuando su teléfono empezó a sonar. La esposa del pastor Abraham.
- Dios te bendiga Dannita.
-Dios le bendiga Amelia.
-¿No te desperté? Es que pues como la vigilia terminó un poco tarde anoche...
-No se preocupe, tengo que estar despierta por Aarón que detesta estar solo. -Rieron-
-Una pregunta hija, ¿sigues buscando trabajo?
-Sí, de hecho estaba mirando los clasificados.
-Pues dale la gloria a Dios, vengo de desayunar con unas ex compañeras del colegio y una de ellas me contó que necesita a alguien que cuide a su hijo. Ella es adinerada y su esposo y ella trabajan casi todo el día, no hay quien pase con él. Paga un buen sueldo.
-¿Enserio? -le brillaron los ojos. - de verdad tengo que darle la Gloria a Dios, pues me estaba empezando a desanimar.
- No habrá justo desamparado, ni aun su descendencia que mendigue pan, lo sabes ¿verdad? Te arreglé una entrevista con ella en la tarde, ¿si puedes?
-¡Claro que sí! Muchas gracias Amelia de verdad.
-No te preocupes hija, si quieres te puedo pasar recogiendo.
-Muchas gracias Amelia, se lo agradezco.
-Ya no agradezcas. -Rio- te pasó recogiendo a las 3, ¿está bien?
-Perfecto, la espero.
Empezó a arreglar la casa, no era muy grande pero era cómoda para los 3. Se duchó y se cambió y empezó a hacer el almuerzo.
-Cariño. -Dijo su abuela entrando-
-Buenos días abuela -besó su mejilla-
-¿A Dónde vas tan bonita?
-¡Amelia me ha conseguido una entrevista de trabajo abuela! -Le dijo contenta-
-¡Gloria a Dios hijita!
-Amén abuela. Dios es bueno, estaba muy preocupada porque necesitamos pagar la luz y hacer las compras y los útiles de Aarón que entra a clases el otro mes y no he querido avisarle a mi papá porque él pues... tiene una familia que mantener y... Aarón no es su responsabilidad.
-No sé qué ha pasado con Francisco, los últimos años no ha venido a verte.
-Él tiene otra familia abuela. -dijo intentando justificarlo-
-No intentes justificarlo, yo sé que tú naciste fuera del matrimonio y que tu padre estaba casado con Laura, pero eso no impide que seas su hija, tiene responsabilidades contigo, no sólo monetarias, si no sentimentales.
-Yo... no sé abuela, lo amo igual, aunque no lo vea.
-Eres un ángel cariño, tu padre no le ha contado a su familia que existes en 19 años y tú lo amas mucho. Definitivamente tu padre no sabe la hija que tiene.
-Ya abuela, está bien...
-El cree que llenándote de regalos basta, te los manda con su asistente y a él no se le ve la cara.
-Abuela, sólo hay que orar por él. Ojalá Dios quiera consiga este trabajo, mantener a Aarón no es trabajo de mi papá, desde que mi mamá y José murieron es mi responsabilidad y a veces creo que no lo hago bien.
-Tú haces lo que puedes, sacas de lo que te da tu papá para las compras y las cosas mías y de Aarón cariño, no te exijas más. Sabes que si pudiera trabajar en algo lo haría, no me gusta que desperdicies tu juventud, deberías estar estudiando, no cargando con nosotros.
-Está bien, Dios sabe lo que hace. Él es bueno. Bien ya está el almuerzo, siéntate por favor. ¡Aarón! ¡A comer!
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Era la hora del almuerzo y Francisco iba rumbo a su casa. Llegando se encontró con el auto de su hijo Leonel, quien estudiaba administración de empresas en una de las mejores universidades de la zona. Y Su hijo mayor Juan Pablo quien estaba casado hacía dos años con una adorable jovencita y trabajaba en una de sus empresas. Ver a su familia completa lo ponía contento. Un pensamiento lo agarró desprevenido. Su hija Danna. Suspiró y se bajó del auto, le marcó a su asistente.
-Señor Francisco. -Respondió su asistente-
-Miriam necesito que le compres algo bonito a Danna, algún reloj o una pulsera y llévale dinero.
-Entendido señor. ¿Le digo algo?
-Que la llamaré pronto.
-Listo señor.
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-¿Estás lista? -Le preguntó Amelia-
-Eso creo. -Dijo un poco nerviosa-
Estaban paradas en la entrada de la casa de la familia Suárez. Segundos después abrió la puerta la señora Manuela.
- ¡Hola Amelia! -La saludó-
-Dios te bendiga Manuela.
-Amén. -le sonrió-
- Oh! Manuela te presento a Danna Torres, la chica de la que te hablé.
-Un gusto señora. -Le extendió la mano-
-El gusto es mío. -Le sonrió- Pasen.
Entraron en la casa y se sentaron en la sala a hablar.
-Danna ¿cierto?
-Si señora.
-Verás, mi hijo es un poco complicado.
-Tengo un hermano de 5 años. -Sonrió- Él es muy complicado también.
-Pues, verás, mi hijo tiene 22 años, él es ciego.
-Oh. -Sólo pudo decir-
-No sé si quieras aceptar el trabajo, él se frustra mucho y tu trabajo sería acompañarlo, sacarlo, guiarlo, cuidarlo.
-Yo... claro que sí, necesito el trabajo.
-¿Enserio? Generalmente al conocer la edad y condición de mi hijo no suelen aceptar. Te pagaremos muy bien, trabajarías de lunes a viernes de 8 am a 6pm. -Dijo alegre-
-De acuerdo. -Sonrió nerviosa, pues parecía trabajo duro- ¿Cuándo empiezo?
-¿Puedes mañana mismo?
-Sí, sí.
-Entonces te presentaré a mi hijo, después te explicaré cuáles son sus actividades favoritas. Sígueme.
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