Capítulo 3

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Se giraron y vieron al chico entrando a la cocina.

-¡Joven Emiliano! –Dijo María parándose a ayudarlo- Déjeme lo ayudo.
-No te preocupes María, deja que lo haga la nueva, a fin de cuentas para eso le pagan mis papás verdad....
-Danna. –Respondió ella muy intimidada-
-Y bien... qué esperas.
-Lo siento mucho. –Se levantó y lo guio a un asiento.-
-Joven Emiliano, buenos días. –Dijo Pedro-
-Buen día Pedro, qué tienes para mí, tengo mucha hambre.
-Pancakes con miel y fruta, y jugo de naranja. –Le sirvió-
-Huele bien.-empezó a comer- Y bien Danna ¿por qué no comes?, ya te han dicho que no me gusta comer solo.
-Lo siento vine desayunando, pero un vaso de jugo no estaría mal. –Le sonrió a Pedro quien le devolvió la sonrisa-

El rostro del joven cambió y su frunció su ceño.

-Que sea la última vez. –Dijo molesto y siguió comiendo-
-Por supuesto-susurró-

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-Señor. –Dijo Miriam-
-¿Si Miriam?
-Señor su hijo Juan Pablo está aquí.
-Que pase. –Dijo contento-
-Papá. –Dijo entrando alegre-
-Que gusto tenerte aquí hijo. Qué sucede.
Se sentó y miró a su padre, y con una sonrisa lo dijo.
-Seré papá.
-¿¡Enserio!? –se levantó a abrazarlo- ¡¡Te felicito hijo!!
-¡Gracias papá! ¡Estoy muy contento!
-Lo sé hijo, sé lo que se siente. ¡Me vas a hacer abuelo! –Rieron- ¿Qué quieres que sea?
-Me gustaría una niña, somos puros hombres en la familia y siempre quise tener una hermana, espero tener una hija, pero si es niño no importa, lo querré igual.

Si tan solo su hijo supiera que si tiene una hermana.

-Hijo tengo que decirte algo... -dijo decidido a contarle de la existencia de Danna-
-Claro dime. –Su teléfono sonó- Disculpa papá es Susan.
-Claro ve hijo.

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Revisó su teléfono y miró que tenía una llamada perdida de su abuela.

-Abuela. –Dijo cuándo esta abrió la llamada.-
-Cariño, disculpa que te moleste en tu trabajo.
-No te preocupes abuela, ¿qué sucede?
-Es que Aarón tiene un poco de fiebre, de hecho se levantó así y le duele el cuerpo.
-¿Está muy alta?
-Más o menos.
-Ponle pañitos de agua fría en la frente, si no baja la fiebre y sube más me llamas ¿sí?
-Bueno mija, cuídate.
-Gracias abuela, igualmente y cuida mucho a Aarón. Dios te bendiga.
-Dios te bendiga cielo.

Colgó y entró a la casa.

-¿Quieres algo? ¿Quieres hacer alguna cosa? –le preguntó viéndolo sentado en el sofá-
-No, estoy sentado ¿que no ves?
-Bueno estaré aquí por si necesitas algo.

Se sentó con el celular en la mano y llena de preocupación.
-Señor. –Susurró- Cuida de Aarón, que no sea nada grave te lo pido, pero que se haga tu voluntad sobre todo.

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Salió del trabajo y preocupada llegó a su casa.

-Abuela, ¿cómo está Aarón?
-Tranquila cariño, le bajó la fiebre y está durmiendo.
-¿Segura está bien?
-Sí creo que yo exageré, parece ser una fiebre crecedera, no pasa nada. ¿Cómo te fue?
-Bien, él es... difícil pero pues ahí vamos.
-Tranquila, va a mejorar.
-Lo sé. –Le sonrió- Estaba muy preocupada por Aarón. –Suspiró- Que bueno que esté mejor.

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1 mes después.

Se levantó temprano, oró, se duchó, se cambió estaba de buen humor. Su abuela y su hermano dormían aún.
Llegó a la casa de los Suárez y ya se habían ido los señores. Hacía un bonito día.

-Buen día María. –La saludó mientras subía las escaleras-
-Buenos días Dannita.

Entró en la habitación de Emiliano y este estaba durmiendo.

-Emiliano, Emiliano. –lo llamó suavemente-
-¡Qué rayos! –Dijo adormilado-
-¡Arriba!
-No molestes Danna.
-Ven, levántate por favor. Te espero abajo para desayunar.

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