Danna terminaba la sopa y Susan estaba sentada en una butaca mirando su teléfono.
-Juan Pablo ya debería estar aquí. –Dijo mirando la hora-
-Tranquila, no debe tardar, además así me da tiempo de terminar la sopa.
-Le encantará que hayas hecho su sopa favorita, no sé por qué a mí no me sale igual. –Rieron- Le encanta que le hagas esta sopa de champiñones.
- Y a mí me encanta hacérsela a él y a ti. –Le sonrió.-
-De verdad tienes un don para cocinar.
-Mi mamá me enseñó todo lo que sé. –Sonrió- Ella hacía las cosas con tanto cariño, que aunque lo que generalmente no me gustaba, me lo comía. –Rieron-
-Debió ser una gran mujer.
-Lo era, igual que mi abuela. Oh, creo que ya está. –Le apagó-
-Y parece que justo a tiempo porque ya llegó Juan Pablo.
La puerta se abrió y segundos después Juan Pablo ya estaba en la cocina.
-Hola mi amor. –le dio un pico a su esposa- Mi otro amor. –Le besó el vientre-
-Hola amor. –Le respondió Susan riendo-
-Y mi cielo. –Dijo besando la frente de su hermana-
-Hola hermano. –Le sonrió-
-Huele a esa deliciosa Sopa de Champiñones que me encanta. –Sonrió mirando a su hermana-
-No te equivocas, eso es.
-Bueno pues, muero por un plato bien hondo de esa sopa estupenda.
-Enseguida. –Le sonrió-
Pusieron la mesa, oraron y empezaron a comer.
-Esto está muy bueno. –dijo Susan comiendo- A mi bebé le encantó también. –Rieron-
-Si hermana, está muy rica tu sopa.
-Y ¿cómo te fue con los futuros accionistas? –Le preguntó su hermana-
-Muy bien, espero que hagamos negocio, sólo me presentarán a su hijo que estará a cargo de las acciones y veremos.
-Ya verás que si harán negocio. –Dijo Susan sobándole la mano-
Entonces un teléfono sonó.
-Perdón. –Dijo Danna cogiendo el teléfono- Leonel. –Abrió la llamada-¿Cómo te fue?
-¡Me gradúo en una semana hermana!-dijo emocionado-
-¡Eso es genial! ¡Gloria a Dios!
-Me uno con ustedes al helado, estoy muy contento. Te veo en casa hermana.
-Nos vemos, te quiero.
Cortó la llamada con una sonrisa.
-¿Qué paso? –Preguntó extrañado Juan Pablo-
-Leonel tiene una muy buena noticia que darnos, pero tendrán que esperar hasta los helados. –Rio-
-¿No nos puedes adelantar algo? –Preguntó Susan, recibiendo una negativa de su cuñada- Rayos. –Rieron.- Entonces comamos rápido, quiero saber que oculta Leonel. –Volvieron a reír-
-Eres muy curiosa. –Miró con cariño a su esposa-
-Lo sé. –rieron-
Rato después se encontraron todos en la heladería que quedaba cerca de casa.
-Bueno pues, yo le dije a todos que hoy tenía que hacer algunas cosas en la Universidad, bien, era cierto, lo que no les dije era que, tenía el sustento final de mi tesis.
-¡Muchacho! ¿Cómo no nos dices? –Dijo su padre-
-Tranquilo, no quería preocuparlos, quería que ya sepan el resultado final, y pues... Pasé, saqué 9.5, pero estoy muy contento. –se le notaba en el rosto- Y me gradúo en tres días.
La emoción de sus padres era gigante, al igual que todos.
-Sólo quedan un par de días, ¡rayos! Danna, Laura, ¡tenemos que ir por nuestros vestidos! –Dijo Susan y todos rieron-
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Dos días después, estaba todo tranquilo en la empresa, Juan Pablo estaba trabajando en su oficina, cuando recibió una grata sorpresa.
-Hola hermano. –Dijo Danna asomando su cabeza por la puerta-
-Hola cielo. –Sonrió- ¿Qué haces aquí?
- Fuimos de compras con Susan y Laura, necesitaba un respiro. –Rieron-
-¿Consiguieron lo que buscaban?
-Parece que sí. –Sonrió-
-¡SEÑOR JUAN PABLO! –Entró Miriam muy asustada-
-¿Qué pasa Miriam? –Se levantó al instante-
-Señor, es un chico, esta... está a punto de tirarse del último piso. –Dijo casi llorando-
Corrieron al ascensor, cuando llegaron al último piso y terraza, vieron a 4 personas más mirando hacia el frente con preocupación.
-¡No se acerquen más! –Gritó llorando el chico que estaba a dos pasos de caer-
El grupo de personas retrocedió un poco.
-Es Ramiro el hijo de Hugo. –Dijo Juan Pablo preocupado- Tiene 15, es muy joven.
Danna dio un paso mientras lo miraba.
-Ramiro.
-¿Quién eres tú? Aléjate. –Decía llorando-
-Está bien, soy Danna. –Dijo alzando las manos- Sólo quiero ayudarte.
-No puedes, nadie puede. –Dijo riendo irónicamente-
-Yo... ¿puedo saber por qué lo haces?
-¿No es obvio?, nadie me quiere, ni mis papás ni nadie, todos en el colegio me odian.
-No digas eso, tus padres si te quieren.
-Nunca tuvieron tiempo para mí, y mira, ahora mi padre está en la cárcel, a mis compañeros les encantó tanto la noticia, que estos últimos días se han encargado de hacerme la vida más miserable. ¿Para qué quiero vivir así? –dijo dando pequeños pasos hacia el abismo-
-Escucha hay alguien que si te quiere, te ama. –Dijo Danna, asustada-
-Nadie me ama, soy una basura, como lo dicen mis compañeros.
-Jesús no te ve así. Para Él eres muy valioso. Te ama tanto que dio su vida por ti.
-No puede amarme así, no lo merezco, soy un idiota ¿qué no ves? Llevo 1 año drogándome y mis padres nunca se dieron cuenta, los engañé. ¿Por qué Jesús me amaría así? No tiene sentido. –Decía llorando más y más.-
-Pero es así, a Él no le importa lo que hiciste, te ama de verdad.
-Pero no... no quiero vivir así, yo... ya no quiero sufrir. –Ahora lloraba con fuerza-
-No tendrás que sufrir más, si lo aceptas en tu vida. –Dijo lagrimeando ella también.-
-Pero tengo miedo.
-Por favor no hagas esto, hay una solución y esa es Cristo.
-¿Y si no es la solución?
-Si la es, por favor ven. –Le extendió la mano-
El chico dudó un poco, pero se bajó del muro, Danna se apresuró en abrasarlo, él sólo lloraba en su hombro como un niño.
-Llora, tranquilo, está todo bien. –Le decía ella consolándolo-
-Yo, no quería... -lloraba- él me instó, aquel hombre de negro, él me decía que lo haga.
-Shh, está todo bien.
Ramiro aceptó ayuda, Juan Pablo y Danna lo llevaron a la Iglesia ese mismo día.
-Él me recordó a Emiliano. –Suspiró ya en el auto de regreso a casa-
-¿Por qué? –Le preguntó su hermano-
-Porque Emiliano estaba ciego, no sólo físicamente, también espiritualmente, y Ramiro también. Ambos estaban sumergidos en su mundo, sin saber cuan bueno y grande es Dios. En realidad, todas las personas que no conocen a Cristo están ciegas, de los ojos espirituales.
-Tienes... tienes razón.
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-..... Señor –clamó Danna arrodillada en su cuarto- te quiero pedir por Ramiro, primero gracias por permitirme estar allí, por usarme para rescatarlo, lo que hiciste Padre fue... fue maravilloso, gracias de corazón por lo que hiciste con él, y sé qué harás muchas más cosas con él. Te pido mi Dios que lo ayudes, que sanes su corazón para que pueda amarte de verdad y pueda perdonar, sánalo completo padre, sé que tiene heridas muy profundas, que tú curarás, sé que tiene el corazón roto, pero tú le harás un corazón nuevo, lo restaurarás y sé que será un gran siervo tuyo.
Por último pero no menos importante, te pido Mi Dios por Emiliano, Señor sé por tu palabra que la obra que empezaste en él la terminarás, y gracias desde ya por lo que harás en él también. Padre sólo tú conoces el cariño y afecto que le tengo, tú conoces mi corazón y sabes que lo extraño mucho, me gustaría saber cómo está, si recuperó su vista física, porque la espiritual yo sé que si la recuperó, por fe sé que sí...
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