Capítulo 13

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Estaban Doña Julia y Susan conversando en la habitación, Susan acostada y Doña Julia en una silla a su lado.

-¿Cree usted que Emiliano ya haya salido?
-Ojalá que sí, y que todo esté bien.
-Oiga, yo le quería preguntar algo, usted perdió a su hija y a su yerno, ¿cómo le hizo para no renegar contra Dios?
-Fue muy duro hija, es un sentimiento inexplicable, pero aun ahí Dios me fortaleció mucho, y comprendí que los planes de Dios son perfectos, que si él se quiso llevar a mi hija fue porque a él le plació. Estuve muy herida pero Dios sanó mi corazón de una forma increíble, me regaló dos nietos que me llenaron de alegría en esos tiempos, y fue Dios usándolos para sanarme también.
-Wow, yo no sé qué haría en su caso de verdad.
-Tengo 75 años, Kelly fue mi única hija, pero vaya que me dio dos nietos hermosos, pude disfrutar un poco a Danna, pero no tanto a Aarón como me hubiese gustado. Pero estoy contenta igual, los tengo a los dos, he podido instruir a Aarón en los caminos de Dios con ayuda de Danna, lo cual me deja tranquila, sabiendo que no tendré de que preocuparme si a Dios le place llevarme ahora.
-Usted es muy sabia doña Julia.
-La sabiduría viene de Dios mi niña. –Le sonrió- Ahora descansa un poco. –Le sonrió-

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Esperaba a fuera hecha un mar de llanto mientras Pedro la abrazaba, habían pasado 15 minutos y nadie salía a avisarles nada.

-¡Mi hijo! ¡Dónde está mi hijo! –Llegó la Sra. Manuela con su esposo-
-Señora. –Dijo Danna levantándose y secándose las lágrimas-
-¡Dime dónde está mi hijo! –Dijo muy molesta-
-Está en una habitación señora. –Dijo Pedro- El doctor lo está atendiendo.
-¡Ustedes son unos irresponsables! ¡Te di la confianza Danna, más que todos los de la casa! ¡Cómo me pudiste ocultar esto! ¡Está claro que jamás debí contratarte! ¡Cómo es que eres hermanita y mientes!
-Señora...
-Cállate por favor. –Se agarró la cabeza- Estás despedida y me haces el favor y te vas de aquí, antes de que llame a seguridad. –La miró completamente molesta-
-Manuela. –Dijo su esposo intentando calmarla-
-¡Se trata de mi hijo! ¡Esto es imperdonable! ¡Lárgate niña hazme el favor!
-Vete Danna. –Le susurró Pedro- Yo te aviso cualquier cosa.

Ella asintió sin parar de llorar y salió de allí.

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Susan se había dormido un rato, se sintió muy descansada con esa siesta.

-Wow, dormí muy bien. –Se estiró en la cama- ¿Doña Julia? –Dijo mirando al lado-

Parecía estar dormida pero se veía muy incómoda.

-Doña Julia, ¿y si se pasa a la cama a dormir un rato? –No recibió respuesta- Doña Julia. –Dijo levantándose y tocándola- ¡Doña Julia! No me asuste por favor ¡Doña Julia!
-¡Susan! –Dijo la voz de Juan Pablo llegando- Acaban de.... ¿Qué sucede? –Dijo viendo la cara de su esposa-
-¡No responde Juan Pablo! –Dijo con los ojos aguados-

Él se acercó a Doña Julia tocándole la mano.

-Está fría. –Le tomó el pulso y la respiración- Está muerta. –Dijo desconcertado mientras se pasaba una mano por el cabello-
-No. –Dijo Susan llorando mientras se tapaba la boca- ¡No puede ser!

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Trató de calmarse mientras iba a recoger a su hermano a la escuela, no podía verla así.

-¡Hermana! –Dijo Aarón corriendo a ella- Creí que el tío Juan Pablo vendría por mí.
-Hola amor. –Le sonrió- Seguramente tiene asuntos por resolver, pero iremos a su casa, allá está la abuela cuidando a Susan.
-¡Genial!

Llegando a casa de su hermano todo pasó en cámara lenta, vio una ambulancia a las afueras, se asustó pensando en Susan, pero al entrar a la casa, en la sala estaba Juan Pablo abrazando a Susan mientras esta lloraba. Juan Pablo se apartó de su esposa para acercarse a ella y contarle lo sucedido. Al escuchar la noticia se desplomó y su hermano la sostuvo y la abrazó mientras lloraba.

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Un día después...

Estaban en la sala de velaciones, en pocas horas enterrarían a Doña Julia. Estaban todos los Torres, excepto Francisco quien seguía preso injustamente y Laura que estaba haciendo los trámites con un abogado.

-Necesitas descansar hermana. –Dijo Juan Pablo acariciándole la cara-
-Estoy bien, Dios me ha dado mucha fuerza. –Hiso un intento de sonrisa-
-No entiendo como sigues creyendo en Dios. –Dijo Leonel con el ceño fruncido- Nuestro padre está preso injustamente y Doña Julia acaba de fallecer, ¿es así como Dios recompensa tanta entrega tuya hacia él?


-Leonel. –Dijo en modo de regaño Juan Pablo-
-Está bien. Lo más sensato humanamente sería renegar contra Dios y abandonar mi fe –suspiró Danna- pero no puedo hacerlo, muchas veces Dios prueba esa fe. Él nos ha dado todo cuanto tenemos en la tierra, si él quiere nos lo quita porque todo es suyo, a veces nos aferramos mucho a las cosas materiales o las personas, y Dios a veces tiene que quitárnoslo porque sabe que nos haremos daño; aunque me duela no ver más a mi abuela yo sé que ella está con Cristo y está muchísimo mejor que aquí, quizá ya era su tiempo. Respecto a lo de papá, es Dios tratando con él, quizá de esta forma él busque más de Dios. Y sé algo, Dios es bueno, es justo y su voluntad es completamente perfecta sea cual sea, aun que nos duela. –Dijo soltando un par de lágrimas- Y el sufrimiento que estamos pasando no se compara ni un poquito al de Jesucristo al entregar su vida por nosotros en la Cruz del Calvario. No tengo porqué renegar contra mi Salvador. –Se secó las lágrimas-

Juan Pablo le besó la cabeza y la abrazó.

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Amor InvidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora