Capítulo 8

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    Al instante de colgar, Paco le mandó un mensaje preguntándole la dirección del lugar, gustosa se la mandó. Estaba muy feliz de que su hermano y Emiliano hayan querido ir a la iglesia, tenía mucho que agradecerle a Dios. Minutos después llegó Juan Pablo con Susan. Iban bien de tiempo, llegaron 5 minutos antes.
-Vayan acomodándose y guárdenme dos sitios ¿sí?
-¿Por qué? ¿Quién más viene? –Preguntó Susan-
-Emiliano. –se sonrojó-
-Oh! –Se emocionó-
-No te preocupes hija, te los guardaremos. –Dijo su abuela-
-No te tardes. –Dijo Juan Pablo de la mano con Aarón, se habían llevado estupendo-

Ella le sonrió y ellos entraron, espero con calma mientras saludaba a los hermanos que iban llegando junto con los ujieres parada en la puerta. Hasta que vio llegar a Paco.

-Dannita. –La saludó-
-Hola Paco.
-Venga joven lo ayudo. –Dijo Paco ayudando a Emiliano a salir del auto.-
-Gracias Paco estoy bien.
-Hola Emiliano. –Dijo ella muy contenta-
-Hola Danna.
-¿Lo vengo a recoger joven?
-Yo le digo a Danna que te llame.
-Listo, diviértase joven, Dannita.
-Oh, Paco, no olvides de lo que hablamos en el auto.
-Claro señor, hasta luego.

Emiliano agarró la mano de Danna la cual se sonrojó sin poder evitarlo.

-Me avisas cuando entremos para quitarme las gafas.
-Ya entramos.
-Híjole ya comenzó.-dijo oyendo al grupo de alabanza tocar-
-Si, ven.

Lo guio a donde estaba su familia y los dos puestos que le habían guardado.
En la prédica, Susan, Juan Pablo y Emiliano estaban muy pendientes, sabía que Emiliano estaba escuchando porque ponía cierto gesto que significaba que intentaba entender. Había aprendido a conocerlo. Al final del culto, antes de que se pararan, Emiliano le habló al oído.
-Danna. –Susurró-
-¿Si?
-¿Me llevas con el pastor un momento?
-Claro.

Extrañada lo llevó con el pastor, quien estaba con mucha gente.

-Pastor. –Le dijo ella acercándose un poco- disculpe que lo moleste pero Emiliano quiere hablar con usted.
-Oh, Dios te bendiga Danna, Emiliano, que gusto que hayas venido.
-Gracias pastor. –Le sonrió- Danna, ¿podrías dejarnos un momento?
-Am, claro.

Frunció el ceño, extrañada y caminó con su familia que la esperaba.

-Hija, ¿y Emiliano? –Le preguntó su abuela-
-Me pidió que lo dejara unos minutos con el pastor.
-Es guapo. –Le dijo Susan al oído y rieron.-
-Se secretean mucho ustedes. –sonrió Juan Pablo-
-Cosas de cuñadas. –dijo Susan y rieron-
Segundos después llegó el pastor con Emiliano del brazo.

-Listos, Dios les bendiga. –Dijo el pastor llegando-
-Pastor, le quiero presentar a mi hermano Juan Pablo y a su esposa Susan.
-Un gusto, bienvenidos, vuelvan siempre, las puertas de este templo están siempre abiertas.
-Muchas gracias. –dijo Juan Pablo- Si Dios permite le tomaremos la palabra y aquí estaremos más seguido, ¿verdad cielo?
-Claro que sí. –sonrió Susan-

Después de hablar un rato más, se fueron al parque, sacaron las canastas de comida que su abuela había preparado, pusieron un manto que Susan había llevado y se sentaron a comer.

-Hermana, tengo ciertas opciones de universidades que me pidió papá que te preparara, ten. –Dijo entregándole una hoja.- La mayoría no son aquí. Honestamente no quisiera que te vayas pero es tu decisión.

Todos la miraron y la cara de Emiliano cambió.

-Yo... me gustaría ver las de aquí, no quisiera irme.
-Bueno cariño, es tu decisión. –Le sonrió- Pero te confieso que me encanta. –Rieron-

Pasaron el resto de comida tranquila, Juan Pablo estuvo muy entretenido con Aarón, lo cual le encantaba.

-¿Qué le dijiste al pastor? –Le preguntó susurrando-
-No te lo diré. –Le sonrió-
-Oh, está bien.
-Ya lo verás. ¿Me das la hora?
-Las 3:15.
-Le puedes llamar a Paco, mi madre cumple años hoy y le harán una comida, estás invitada.
-No creo que sea oportuno. –le dijo sonrojada- Nos veremos mañana, ¿si?
-De acuerdo.

Minutos después llegó Paco y se llevó a Emiliano.

Llegando a casa...

-¡¡Hermana!! –llegó corriendo Aarón- ¿Puedo quedarme con el tío Juan Pablo hoy?
-¿Tío? –rio-
-¿Puede? –Dijo Juan Pablo llegando-
-No te preocupes lo cuidaremos muy bien. –le sonrió Susan-
-Bueno, pero te comportas ¿va?
-Si hermana, gracias. –La abrazó-
-Bueno ve a arreglar tu mochila y le das un beso a la abuela.
-¡Si! ¿Vamos Tío?
-Claro que si campeón. –Entraron al cuarto-

Ella y Susan se sentaron, su abuela estaba acomodando los trastes.

-Mañana Aarón tiene clases pero pues recién comienzan, y pues nunca lo vi así.
-Lo sé, yo tampoco vi así a Juan Pablo, eso me demuestra que será un padre excelente. –Sonrió-
-Ya verás que sí.

Después de que Juan Pablo se llevó a Aarón, la casa quedó muy silenciosa, así que decidió dormir con su abuela. Oró cada una y se acostaron mientras conversaban.

-¿Estás muy feliz? –Le preguntó su abuela-
-Mucho abuela. –Suspiró sonriendo-
-Te gusta mucho Emiliano ¿no?
-Bueno... -se sonrojó-
-Hija, sabes que no suelo meterme en tu vida, pero recuerda que aún es inconverso, me cae muy bien es un joven encantador y muy guapo. –Rio- Pero es inconverso todavía.
-Lo sé, no tengo esperanzas de tener algo con él, mucho más si recupera su vista, pero eso no quita que lo quiero mucho y que siempre estaré pendiente de él.
-¿Y ya sabe que lo dejas en un mes?
-No. No quiero decírselo aún.
-Está bien cariño, es tu decisión. –Le besó la cabeza-
-Ora mucho para que salga todo bien en la operación, Dios mediante.
-No te preocupes, desde que me lo dijiste he estado pidiéndole al señor mucho por él.
-Gracias Abuela. 

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