Capítulo 2

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Subieron una escalera que parecía sin fin, y caminaron por el pasillo hasta llegar a la puerta de una habitación. La señora abrió la puerta y pudieron ver al chico recostado en su cama.

-Emiliano. ¿Hijo estás despierto?
-Sí. –Dijo sin abrir los ojos- ¿Quién está contigo?
-¿Recuerdas de la chica que te hablé? Ella es Danna.
-Y ¿ya le contaste que soy ciego? ¿O le mentiste como a las otras?
-Si lo sabe Emiliano. Bueno Danna ¿te espero mañana a las 8?
-Si señora.
-Te espero temprano, te presentaré al resto del personal mañana. Vamos.

Bajaron y allí estaba Amelia.

-Como ves hoy es uno de sus días malos.
-Así veo.
-Espero le tengas paciencia, él es un buen chico.
-No se preocupe. –Le sonrió-

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-Papá, ¿puedo pasar? –Le preguntó su Leonel entrando a su despacho-
-Claro hijo, ¿qué sucede? ¿Se fue tu hermano?
-Sí. Llamó Miriam, dijo que ya compró lo que le pediste.-le extendió su celular- lo dejaste en la mesa.
-Oh. Listo, gracias. ¿Cómo vas con tu tesis hijo?
-Bien, ya la acabé, la sustento en dos semanas. ¿Papá?
-¿Si? -dijo mirando unos papeles-
-¿Estás engañando a mi mamá otra vez? –Lo miró con esa mirada que intimidaba a cualquiera-
-¡Claro que no! ¿Qué te hace pensar eso hijo?
-Estás comprándole cosas a alguien, papá si llegas a engañar a mi mamá otra vez...
-No lo estoy haciendo Leonel, lo hice una vez pero ya no más, cree en mí, amo a tu madre.
-Eso espero papá.
-Ven, invitemos a tu mamá a comer un helado. –se levantó-


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Ella iba entrando a la casa y vio a su abuela y a la asistente de su padre en la sala.

-¡Cariño! ¿Cómo te fue? conseguiste el traba... -se calló al recordar la presencia de la señora-
-Todo salió bien abuela. –Besó su frente- Hola Miriam, ¿qué te trae por aquí?
-Hola Danna, tu padre me envió a darte eso. –Le entregó una bolsa- Me dijo que te diga que te llamará en estos días, y toma. –Le entregó el dinero-
-Muchas gracias Miriam. –Le sonrió- Dile que Gracias y que lo quiero y extraño mucho.
-De acuerdo, debo irme, disfruta tu regalo, cuídate.
-Adiós Miriam, Dios te bendiga.
-Amen Danna.

Salió de la casa.

-Otro regalo. –Dijo su abuela- ¿qué es esta vez?
-Un reloj. –Dijo viéndolo- está muy bonito.
-Hay hija, tu padre puede regalarte una piedra y a ti te seguirá pareciendo bonita.-rieron.- ¿Entonces si conseguiste el trabajo?
-Sí, ven te explico.

Se sentaron a hablar mientras Aarón miraba televisión. Mientras su abuela hacía la cena ella estudiaba un poco con Aarón.

-Haber, ¿y esta que letra es?
-¡La p! –Dijo emocionado-
-¡Bien! Y ¿Hay algún nombre de un animal que empiece con p?
-¡Sí, espera hermana yo sabía!
-Tómate tu tiempo amor. –Le sonrió-
-¡Pingüino!
-Muy bien ¿y algún personaje bíblico?
-Pablo, Pedro.
-Muy bien cariño, ven, dame un abrazo. –la abrazó
- Pero prometiste darme una galleta ¿recuerdas? –Rieron-
-Si Aarón, no lo olvido. Después de la comida. –Le sonrió- ve a lavarte las manos.

Merendaron y después se fueron a dormir, ella pensaba en cómo iniciar el día de mañana, pues por lo poco que había tratado con el chico, se veía muy rudo.


Martes en la mañana*

-Señor, buenos días.
-Buenos días Miriam-dijo sentándose en su sillón- ¿hiciste lo que te pedí?
-Sí señor, se lo entregué a Danna personalmente.
-¿Qué te dijo?
-Que muchas gracias, dijo que lo extraña.

Eso lo perturbo por segundos hasta que ella volvió a hablar.

-Cuando llegué ella no estaba así que esperé con su abuela, cuando ella llegó, su abuela le preguntó si había conseguido el trabajo, luego se dieron cuenta que yo estaba allí y callaron.
-¿Enserio? ¿Es seguro lo que me estás diciendo Miriam?
-Sí señor, se lo prometo, yo lo oí.
-Pero ¿por qué mi hija tendría necesidad de trabajar? Yo le doy todo lo que pudiera necesitar, le paso su mensualidad, que raro. Muchas gracias Miriam, puedes retirarte.


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Se preparó y fue a la casa de los Suárez.

-Buenos días Danna! Que gusto que llegaras! Estábamos por irnos. Andrés, te presento ella es Danna Torres, la chica de la que te hablé.
-Un gusto Danna, disculpa que te salude rápido es que estamos un poco apurados, cariño te espero en el auto. –Salió-
-Claro. –Susurró ella-
-Lo siento esto es casi todos los días. –Sonrió- Debo irme, si no has desayunado mucho mejor, a Emiliano no le gusta comer solo, se suele despertar a las 10 o cuando está de buen humor a las 9. María el ama de llaves te explicará otras cosillas, quedas en tu casa.
-Claro muchas gracias, que le vaya bien.
-Gracias. –Le sonrió y salió-

Se acercó a la que supuso que era la cocina, allí habían un dos mujeres, una chica y un hombre.
-Hola. –dijo entrando-
-Eres Danna? –Preguntó una señora muy amable-
-Sí, usted debe ser María.
-Sí, bienvenida.-sonrió- Te presentaré al personal. Ella es Marta, ella mantiene limpia la casa.
-Hola soy Danna. –le sonrió.
-Hola. –Dijo la chica-
-Ella es Carol, ayuda en la casa, cocina y todo.
-Hola. –Le dijo sonriente la chica-
-Hola. –Le respondió-
-Y él es Pedro el cocinero.
-Hola un gusto.
-Hola Danna un gusto.
-La señora me dijo que tenía algunas cosas que explicarme de Emiliano.
-¡Si! Ven, sentémonos, Carol, ¿nos preparas por favor café? Con el joven Emiliano se necesita café. –Rieron-
-Si señora.
-La señora me dijo que él es un poco difícil.
-Sí, él es bueno, sólo que le molesta no ver, él se siente discapacitado.
-Pero no lo es.
-Lo sé pero él lo cree. Sólo espero que tengas mucha paciencia Danna, las pocas personas que han aceptado el empleo se van rápido porque no tienen paciencia y con el joven Emiliano es esencial.
-Espero hacerlo bien, yo... necesito el empleo.
-Verás, para empezar él detesta comer solo, lo detesta de verdad. Le gusta mucho la música y....
-Podría decirme cómo perdió la vista, ¿o nació así?
-María por qué no le dices a la nueva que detesto a los entrometidos. –Dijo de repente una voz masculina-

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Amor InvidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora