Capítulo 12

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-...Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció.... –leía ella-

-Disculpen, no quería interrumpir, pero quería avisarles que está todo listo ya y Paco tiene listo el carro. –Dijo María-
-Gracias María, ahora mismo vamos.-se levantó-
-Ven. –Dijo Danna tomándolo del brazo-

Subieron al auto y Danna le explicó a Paco cómo llegar. Al llegar ella llamó a su hermano quien fue a abrir la puerta y se sorprendió al ver a tanta gente.

-Wow, hola hermana. –dijo sonriendo y extrañado-
-Hola Juanpa. –Le sonrió y besó la mejilla de su hermano-
-Hola Emiliano. –Dijo Juanpa al reconocerlo-
-Cómo estás Juan Pablo. –Respondió él en modo de saludo- Disculpa que hayamos venido sin avisar todos nosotros. –Dijo sonriendo a medias con una pizca de vergüenza que se notaba en su voz-
-Ellos son mis compañeros de trabajo. –Explicó Danna- Trabajan también en la casa de los Suarez y pues querían visitar a Susan.
-Oh claro, pasen, a Susan le encantará su visita. –sonrió Juan Pablo-

Entraron al cuarto donde se encontraba una Susan acostada, y su lado la señora Julia quienes reían de alguna cosa.

-Hola. –Dijo Danna entrando-
-¡Oh por Dios! ¡Hola Dannita! –Dijo sonriendo al ver a esas personas- Hola Emiliano. –saludó también.
-Hola Susan, es un gusto oírte otra vez. –Le sonrió-
-El mío también. –le contestó-
-Ellos son mis compañeros de trabajo, espero no te moleste. –Dijo Danna-
-Para nada, vengan acérquense. –les sonrió y ellos se acercaron.- Emiliano ven también.

Danna acercó a Emiliano al filo de la cama y lo dejó allí sentado para saludar a su abuela con un beso en la cabeza. Se les unió también Juanpa.

-Juanpa lo siento por no avisarte. –Dijo Danna avergonzada-
-No te preocupes hermana, Susan está feliz.
-Emiliano y ellos anoche oraron por Susan y él bebe.- dijo ella mirando a Emiliano mientras sonreía, su hermano y su abuela la miraron un poco sorprendidos.-
-¿Enserio? –Preguntó su abuela-
-Sí, yo también me quedé muy sorprendida-
- Con tantas oraciones sí creo que Susan estará bien muy pronto. –Rieron- Estoy muy contento de que ellos se preocuparan tanto.
-Dios está haciendo la obra en ellos, así como lo hizo con Emiliano. –Dijo la abuela-
-Lo sé, es sorprendente lo que Dios hizo en la vida de Emiliano, y sé qué hará la obra completa.-sonrió Danna-
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Viernes, consultorio del doctor Acosta.

-Bien, está todo listo para la operación, te prepararán las enfermeras y estarás en un cuarto por una hora aproximadamente, en lo que llega el anestesista. Danna si quiere puede ayudarlo.
-Oh, claro que sí. –Respondió ella-
-Cuando llegue el anestesista, irá directamente a tu habitación.
-Ok doctor. –Respondió Emiliano-

Los llevaron a la habitación donde las enfermeras prepararon a Emiliano tal y como el doctor lo había dicho. Danna esa mañana llegó muy temprano a la casa de los Suarez, estaba muy nerviosa y hasta asustada. Emiliano no había pronunciado palabra en todo el camino a la clínica y ella tampoco, estaba muy preocupada y prácticamente tenía a toda la Iglesia orando por Emiliano.

-¿Estás bien? –Preguntó Emiliano sentado en la cama que le habían asignado-
-No te voy a mentir, estoy muy nerviosa. –Dijo con la voz quebrada-
-Danna no llores por favor. –Dijo él agarrándole la mano y sobándola con cariño-
-Lo siento. –Dijo secándose las lágrimas-
-No podré entrar al quirófano sabiendo que te dejo en este estado.
-De verdad lo siento. –Ella también apretó el agarre de su mano-
-Si Dios permite todo saldrá bien. –Le dijo Emiliano intentando tranquilizarla-
-Lo sé.

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Estaba la señora Julia en casa de Juan Pablo, con Susan, como ella había dicho la estaba cuidando.
-Señora Julia. –Le dijo Susan desde su cama-
-¿Si cariño?
-¿Cree usted que podríamos orar por Emiliano?
-¡Claro que sí! –Le respondió- Déjame que termine el almuerzo y vengo para orar.
-Seguro. –Le respondió sonriendo-

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Pasando una hora y media, llegó el anestesista y fue a ver a Emiliano.

-Bueno días. –Dijo entrando mientras una enfermera le ayudaba a ponerse el guante derecho.-
-Buenos días. –Respondieron ambos-
-Bien Emiliano, necesito que te pongas de lado por favor.

Después de anestesiarlo, el hombre salió.

-Antes de que me agarre la anestesia, me gustaría que oremos. –Le dijo él-
-Claro que sí. –le tomó ella sus dos manos y cerró los ojos- Padre celestial, gracias Señor por darnos un día más de vida, por permitirnos estar aquí y ahora dirigiéndonos a ti, es un privilegio Padre; te pedimos Señor que nos perdones porque sabemos que como humanos que somos quizá ya hayamos pecado contra ti, ya sea de hecho o de pensamiento, Dios límpianos, purifícanos y santifícanos para que esta oración pueda subir delante de tu Santo Trono, y te agradecemos por tu perdón que es en Cristo Jesús Señor Nuestro . Señor en pocos momentos Emiliano va ingresar al quirófano, sabemos Santo Rey que él está en tus manos y si tú lo permites él recuperará su vista, te pedimos por favor Dios todo poderoso que seas tú Oh Padre, tomando control y dominio de todos los doctores que intervendrán en la operación, que sean tus manos allí Bendito Dios, que tu Ángel acampe en todo el quirófano y sabemos perfectamente que tu voluntad es perfecta Padre y que harás lo que tengas que hacer Señor. Dejo en tus manos a Emiliano, porque no hay lugar más seguro que tus manos. Declaramos victoria en tu nombre Señor Jesús, porque eres fiel, misericordioso, bueno y justo. Amen.
-Gracias Danna. –Le besó la mano- Por favor Danna no olvides que mis padres no deben saber nada a menos que algo salga mal, o cuando salga del quirófano.
-Lo sé Emiliano, pero no me gusta esa idea. –Dijo asustada-
-Emiliano, perdón. –Dijo Pedro entrando- ¿Cómo estás?
-Bien, creo que ya está haciendo efecto la anestesia. –Dijo sobándose los ojos-

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Juan Pablo entró a la oficina de su padre quien revisaba unos papeles.

-Hola papá. –Dijo en la puerta-
-Hola hijo, pasa, pasa. –Dijo sonriendo- ¿Cómo está Susan hoy?
-Está muy bien. –Dijo sentándose- Doña Julia se quedó con ella.
-Me da mucho gusto, ella siempre fue muy amable.
-Sí, le agradezco muchísimo porque Susan no puede estar sin hacer nada, y DoñaJulia no la dejará moverse. –Sonrió-
-Qué bueno, no puede esforzarse en su estado. ¿Viste a tu hermana hoy?
-No, cuando fui por Doña Julia me comentó que se había ido muy temprano altrabajo, hoy operan a Emiliano.
-Ojalá que todo salga bien.
-Él es un buen muchacho, y mi hermana le ha tomado muchísimo cariño.
-Lo sé, sólo no lo digas en frente de Leonel o no sé qué hará –rieron-
-Señor Francisco Torres. –Dijo un policía desde la puerta de la oficina, conotros 3 más-
-¿Si? Soy yo. –Se levantó-
-Queda usted detenido por el delito de lavado de activos. Procedan. –Dijo a lostres hombres atrás suyo-
-Pero que... -no alcanzó a decir nada porque fue interrumpido por el agente-
-Le aconsejo que no hable, todo lo que diga ahora puede ser utilizado en sucontra.
-¡Esto es absurdo! –Dijo Juan Pablo- ¿Acaso tienen una orden?
-Claro que sí. –Dijo el agente enseñándole la hoja- Vamos.
-Papá no te preocupes, arreglaré este problema. –Dijo viendo cómo se llevaban asu padre-

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-Señor, Dios de la creación, gracias Padre por darnos un día más de vida, espor gracia y misericordia que seguimos aquí Señor, venimos delante de ti a levantar una petición Padre, que es porEmiliano, Dios te pedimos que lo guardes y protejas, que todo salga bien si túlo permites, te pedimos que estés con él en todo momento y le des mucha fuerzaa él y a Danna, pase lo que pase. En tu nombre Cristo oramos, gracias Señor porlo que harás. Amén.
-Amen. –Dijo Susan-

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Habían pasado 3 horas, y Emiliano seguía en el quirófano. Pedro y Dannaesperaban con preocupación.

-Ha pasado mucho tiempo. –Dijo Danna con preocupación-
-No te preocupes todo estará bien, ya verás.
-Tienes razón. –Se levantó y miró su celular- Me he quedado sin batería.
-Si quieres hacer una llamada yo te puedo prestar mi teléfono.
-Gracias, es por cualquier cosa.

Entonces la puerta del quirófano se abrió y salió el doctor Acosta, quien seacercó a ellos.
-Doctor ¿cómo está Emiliano? –Dijo Pedro levantándose-
-Todo salió muy bien como lo esperábamos, la operación fue un éxito y estánllevando a Emiliano a su cuarto.
-¿Podemos verlo?
-Sí, pero pasen de uno en uno.
-Pasa tú Dannita. –Dijo Pedro- Yo llamaré a los Señores.
-Gracias Pedro, cuéntales todo por favor. –Lo miró completamente agradecida-
-Acompáñeme.

Ella caminó con el doctor por una serie de pasillos, hasta llegar a una puertaque tenía el número 87. El doctor abrió la puerta y pasaron, Emiliano estabaacostado y con los ojos vendados.

-Está todavía con la anestesia, en unos 15 minutos despertará por completo.
-Con permiso doctor. –Dijo un enfermero entrando-
-Pase Mendoza, Danna, el enfermero le pondrá un analgésico a Emiliano, para quecuando despierte no tenga tanto dolor.
-Está bien. –Dijo ella mirando cómo le inyectaban algo al suero.-

De repente Emiliano se movió inquieto y se agarraba el pecho.

-Shock anafiláctico doctor. –Dijo el enfermero-
-¡Adrenalina ahora! –Dijo el doctor corriendo al lado de Emiliano-
-¡Doctor que pasa! –decía Danna casi llorando-

No se dio cuenta cuando entró otra enfermera y la obligó a salir de lahabitación.


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