Capítulo 17

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-Hoy hablaremos del Perdón. ¿Cuántos aquí han escuchado la frase "Perdono pero no olvido"? –dijo el pastor- Pues para nosotros los hijos de Dios, esa frase no existe, es más, ni para el mundo existe, es simplemente una frase inventada; porque el que perdona tiene que, como requisito, olvidar. Saben es como lo hizo el Señor Jesucristo en la cruz del calvario, aún nuestros peores pecados él los perdonó y los olvidó. Jesús no dijo: "Hay te perdono, voy a morir por ti, pero no olvido que me crucificaste, algún día me la pagarás". Nos ha amado sin importar NADA, eso quiere decir que perdonó que lo crucificáramos, y hasta lo olvidó, ¿por qué? Pues por amor, Él tiene el amor más grande del mundo. Y me dirá la gente: "pero hermano, Cristo olvidó porque es Cristo y nos ama, tiene un amor incomparable, pero yo soy humano" Es verdad, pero les digo algo, nos estamos olvidando de un versículo muy importante. Romanos 5:5 nos dice: "...porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" Eso quiere decir que somos bien CAPACES de amar como Cristo ama, y perdonar de corazón sin guardar ningún rencor; porque al guardar ese recuerdo, NO se está perdonando....

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Después del acto formal de la graduación en su Universidad, Laura, Susan y Danna le habían preparado una pequeña reunión a Leonel, con sus amigos más cercanos y familia, el resto de familia paterna, que todavía no conocía a Danna.

-Atención. –Dijo Francisco llamando la atención de los presentes- Quiero darles las gracias a todos por estar aquí hoy, es importante para mi familia verlos a todos. No saben cuan agradecido estoy con Dios por todo lo que nos ha pasado últimamente, incluso que estuviera preso me ayudó a abrir mis ojos espirituales y me ha hecho amar a Dios muchísimo más. Gracias Él estamos aquí hoy, celebrando la graduación de mi hijo Leonel, cabe recalcar que estamos muy orgullosos de él, hijo que Dios bendiga cada paso que des y que puedas ponerlo en el primer lugar de tu vida siempre, te amamos muchísimo, tu madre, tus hermano y yo. Y quiero aprovechar esta ocasión para mencionar otro gran regalo que Dios me dio, el cual no supe apreciar pero que ahora es parte esencial de mi vida, así como Juan Pablo y Leonel, mi hija menor Danna. –La señaló- Sólo Dios sabrá que hice yo para merecer a mi hija, ya no sé de qué forma agradecerle a Dios por mis hijos. Cada uno nació con un propósito y poco a poco Dios me ha hecho ver cuál es. También quiero agradecer por la vida de mi esposa Laura, ella ha sido muy paciente conmigo y tampoco  sé que hice para merecerla a ella también, creo yo que Dios no me pudo dar esposa mejor que tú, te amo también cariño. En fin yo creo que se nota demasiado mi agradecimiento hacia Dios. Espero que se diviertan todos. –Sonrió-

Cuando terminó de hablar, las personas aplaudieron y él se acercó a su familia.

-Muy bien papá. –Le sonrió Juan Pablo-
-Preciosas palabras cariño. –Dijo Laura agarrándole el brazo-
-Gracias. –Abrazó a su esposa-
-¡Cómo es posible Francisco! –Dijo su hermana Karina acercándose- ¿¡Cómo ocultas una hija hasta ahora!?
-Karina, tranquila, entiendo tu desconcierto, y reconozco mi error... -decía Francisco- pero lo mejor es no hablar de esto aquí. Es un día para celebrar, y lo mismo para todos, yo... tendré que hablar con toda mi familia y explicar las cosas, lo haré gustoso, pero después.

Danna miró a su padre, desde que le había entregado su vida a Cristo y haberse bautizado, era otra persona completamente distinta, sonrió pensando en lo bueno que es Dios.

-Danna... -dijo acercándose Ramiro-
-Ramiro. –Lo miró y lo abrazó- Que gusto que hayas podido venir, me alegro de verte, ¿cómo estás?
-Dándole. –Suspiró- Han sido ratos difíciles, muy difíciles.
-Lo sé... -lo miró comprendiéndolo- pero verás que todo el esfuerzo de ahora valdrá la pena, te lo aseguro.
-Gracias por tu ayuda, has sido como una hermana para mí y te lo agradezco mucho. También le agradezco a Dios que tú y Juan Pablo intervinieran.
-Eres un gran chico y te aseguro que Dios tiene planes muy grandes contigo, eso te lo aseguro. –Le sonrió-
-¡Ramiro! –dijo Juan Pablo acercándose con Susan- Que gusto verte aquí hermano. –Lo saludó- Te presento a mi esposa Susan.
-Hola, es un gusto. –Dijo Ramiro-
-Que gusto poder conocerte, mi esposo me habló mucho de ti. –le sonrió Susan- Estamos orando por ti.
-Muchas gracias. –Sonrió agradecido-
-Y este pequeño monstruito. –dijo Juan Pablo cargando a Aarón- Es Aarón, hermano de Danna.
-¡Hola Ramiro! –Dijo muy contento-
-Hola Aarón.
-Hermana, verás resulta que ya me comí una porción de helado... -decía nervioso- pero me encantaría comerme otra porción. –Dijo avergonzado-
-Mmm... -dijo haciéndose la que pensaba- pero te va a doler la panza por tanto dulce. –Dijo viendo la cara de tristeza que ponía su hermano- pero... sólo un poco más ¿va? –La expresión de su hermano cambió por completo-
-Te lo prometo hermana. Tío ¿me bajas? –le dijo al oído-
-Oh Por su puesto... -rio Juan Pablo-

Lo Bajó y empezó a correr en dirección a la cocina. Todos rieron.

-Es fanático de los helados. –Rio Susan-
-Se nota. –Dijo Ramiro imitándola-
-Oh Ramiro, había olvidado decirte, mañana hay bautismos en la Iglesia, si quieres puedes ir a ver.
-¿Ustedes van?
-Desde que nos bautizamos –dijo Juan Pablo- no queremos perdernos los otros.
-Es el segundo al que iremos, si Dios permite. –Dijo Susan- Así que estás invitado, es precioso.
-Seguro. –Sonrió no muy convencido-
-Te va a gustar ya verás. –Dijo Danna-
-¿Me podrían pasar recogiendo?
-Seguro. –Sonrió Juan Pablo-

Al otro día, la familia se preparaba para el día de bautismos de la Iglesia. Se dirigieron al lugar donde lo harían, era una bonita y acogedora cabaña que tenía un río unos metros más adelante.
Las chicas fueron a ayudar en la cocina. Y como habían quedado, pasaron por Ramiro.

-Y ¿por qué hay que hacer esto? no entiendo. –Dijo Ramiro viendo-
-El bautismo significa muerte. –Dijo Francisco-
-¿Muerte? –Preguntó asombrado-
-Sí –continuó Francisco- muerte al pecado, a la carne; verás el bautismo es un requisito muy importante, con eso le estamos diciendo a Dios: "Sabes que Señor, yo muero al pecado, a la carne a mí mismo y vive tú en mí" Y resucitamos siendo nuevos, así como el Señor Jesucristo resucitó.
-¿Pero qué cambia en nosotros? –Continuó dudoso-
-Todo. Dios se olvida completamente de nuestro pasado, no importa lo que hayamos hecho, él ya lo perdonó y lo olvidó, es como borrón y cuenta nueva, vida nueva.
-¿Y por qué los sumergen en el agua?
-Al sumergirnos... -esta vez era Laura- queda sepultado totalmente nuestro antiguo yo. Sabes queda sepultado todo el pecado, lo errores que cometimos cuando no conocíamos a Cristo, todo aquello que nos condenaba.
-Verás es como si el peso que cargamos es quitado. –dijo Danna- En realidad el Señor Jesús ya se llevó nuestras cargas, pecados, enfermedades, todo a la cruz del calvario y murió llevándose todo eso para hacernos libres; el problema es que por la desobediencia muchas personas deciden seguir cargando todo eso, no creen que Cristo ya se lo llevó a la cruz, al bautizarte dejas tu vida de pecado atrás tirada, queda sepultada en el agua.

Ramiro se quedó pensando en todo lo que le dijeron mientras veía al igual que todos.
Todo iba bien hasta que algo increíble ocurrió, la persona que acababa de ser bautizada...

-Ese es... -dijo Juan Pablo-
-Emiliano. –dijo Susan-

Danna estaba en shock, sólo veía cómo todos lo felicitaban.

-No, no es él. –Dijo Danna en shock todavía- No puede ser él.
-Pues, es idéntico. –Dijo Susan-
-No, no es, se parece nada más. –dijo Juan Pablo-

-¡Danna! ¡Susan! –Gritó una hermana desde la cabaña- ¿Podrían ayudarme en algo acá en la cocina?
-Seguro. –gritó Susan y se llevó casi a rastras a Danna-

No pudieron estar en el resto del programa, la ensalada no estaba lista y tuvieron que hacerla a último momento, y se ocuparon más cuando empezaron a servir la comida.

-Muchas gracias por tu ayuda Dannita. –Dijo la hermana Jazmín- Ya puedes irte a comer si quieres.
-Gracias Jazmín. –Le sonrió-

Salió de la cocina mirando a todos lados. Ese chico se parecía muchísimo a Emiliano, tanto que era increíble.

-Danna. –Dijeron atrás suyo-
-Pastor. –Dijo sonriendo al darse la vuelta-
-¿Cómo estuvo todo en la cocina?-dijo el pastor-
-Muy bien, salgo de allá.
-Eso veo. ¿Ya felicitaste a los que nacieron de nuevo?-preguntó sonriente-
-No, no los vi. Pero en cuanto sepa quiénes son, no se librarán de mi abrazo. –Rieron-
-Eso lo aseguro.-Rieron- Allá está Amelia con dos de las chicas que se bautizaron, puedes ir si quieres.
-Seguro que sí. –Sonrió- Con permiso Pastor.
-Propio.

Se acercó al grupo de mujeres que hablaban entretenidas.

-Hola. –Llegó sonriente- Dios les bendiga.
-Chicas. –Dijo Amelia sonriente también- Ella es Danna, hermana en Cristo también.
-Felicidades. –dijo abrazando a cada una.
-Gracias. –Dijo una- Mi nombre es Kenia.
-Soy Estefanía y muchas gracias también. –Sonrió ampliamente-
-¿Algo que les quieras decir Danna? –Dijo Amelia, a lo que ella asintió-
-Este es el inicio de sus nuevas vidas, no será muy fácil, pero vale la pena en gran manera. Habrá pruebas y tribulaciones, pero es donde más Dios nos moldea, dolerá el proceso, pero la recompensa es incomparable.
-Gracias por tus palabras. –Sonrió Kenia-
-No sólo palabras, apoyaremos a todos en oración.

.......
De repente escuchó esa voz, aquella voz que se le hacía tan conocida.

-Estoy delirando. –Se sobó la cabeza riendo-
-¿Por qué? –Dijo Amelia-
-Estoy escuchando la voz de alguien... -alzó su cabeza y no podía creer lo que veían sus ojos-

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Amor InvidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora