Un exquisito olor a café, inunda inmediatamente mis fosas nasales. Perezosamente quito la sabana que me acobija, verifico la hora 7:15, aun me da tiempo de darme una ducha, y bajar por una enorme taza de café. Como es costumbre, reviso el itinerario de clases, necesito organizar algunos cuadernos, y no llegar hecha todo un caos a la Universidad.—Buenos días. —La voz juguetona y picara de Danna, me alegra el día. —Qué seria yo sin esa pequeña—.
—Hola princesa. —Le sonrío. Ella se acerca para darme un tierno abrazo, y finalmente se avienta a mi cama. —¿Estas lista?
—Si, pero papá me llevara hoy a la escuela. Hoy es su día. —Responde tranquilamente. Al momento que escucho eso, no puedo evitar molestarme un poco, sé que Danna no tiene la culpa de los problemas de adultos, pero simplemente no comprendo cómo el juez pudo darle derecho de visita a alguien como él. —Perdona Abby. —La vocecita de Danna, me saca de mi ensimismamiento.
—Descuida cariño. Entonces debes desayunar.
—Ya lo he hecho Abby, la abuela me preparo mis panqueques, y mi enorme vaso de chocolate. —Sonríe.
—Le reclamare a esa abuela tan consentidora. —Frunzo el ceño, tratando de verme enojada, sin embargo, fracaso al instante.
Ambas bajamos las escaleras de madera, no sin darle algunos regaños a Danna por esa manera tan loca que tiene de bajarlas. Mi madre al verme no puede evitar negar con la cabeza, sé que se viene toda una batalla por mi trabajo, el horario, y mis medicamentos.
—Tranquila fierecilla. —Le digo antes que comience.
—Sabes que...
—Lo se madre. —La interrumpo. —Debes estar tranquila, tengo todo bajo control. —Le aseguro, y estos momentos es verdad que tengo todo controlado. Termino de beber ese delicioso café que mi madre acostumbra a hacer, y salgo en busca de mi mochila, y las llaves del auto.
—¡Danna, es hora! —Grito. Estoy consciente que su papá no va a venir, y sinceramente para mí, mucho mejor.
—¿Y papá? —Pregunta.
—Ha de ver tenido algún apuro, cariño. —Miento. Estoy casi segura, que una mujer fue el asunto importante. ¡Lo detesto! ¿Cómo puede olvidarse de Danna?
...
—¿Cómo estuvo la noche Harper? —Pregunta la pelirroja.
—Fue algo pesada, estoy frita. —Respondo. En estos momentos solo quisiera estar en cama. —Estoy pensando seriamente en buscarme otro trabajo. Algo que no me someta tantas horas.
—Ya te he dicho más de una vez que Sebastián puede darte la oportunidad Abby.
—Y yo te de dicho más de una vez que no, Anastasia. No me sentiría cómoda, lo sabes.
—Son tonterías tuyas Abby, mi hermano estaría más que encantado que trabajaras con él.
—Ese es el problema, que no debe estar encantado, ya no. —Respondo. Y entonces los recuerdos me vienen de golpe. ¡Demonios!
El timbre suena, y nuestra corta conversación se termina. Anastasia se va a clase de derecho, mientras que yo a diseño. Mientras el profesor Goulding habla sobre la Administración de obras de Interiorismo, materia que no es de mis favoritas, sin embargo, siempre trato de poner toda la atención posible, y más ahora, que estoy a poco tiempo de graduarme. Necesito buenas notas, para poder acomodarme en una buena agencia. Sin embargo, aunque que se todo eso es importante, mi mente esta en otro lugar, no puedo dejar de pensar en el padre de Danna, necesito hablar seriamente con él, no puedo permitir que la lastime así, ella es tan pequeña, que me duele pensar en toda la carga que lleva después de todo el trágico accidente, ahora también tenga que cargar con un padre indiferente de cariño.
Necesitamos hablar. —A.
Dejo el móvil en la mesa, junto a las papas fritas, bebo un poco de refresco de cola, mi favorito, y me dedico a esperar a mi amiga. Esta entra por la puerta principal del comedor, y no puedo evitar reír ante las miradas furtivas que le dan los chicos del equipo de futbol, que ha decir verdad son todos unos idiotas, guapos, pero muy idiotas.
—Mañana es sábado. —La pelirroja se sienta a mi lado. —Y tengo boletos para de primera fila. —Su sonrisa se engrandece, y sé que unos ojos cafés claro, son la razón.
—Quiero descansar Ana, de verdad esta semana ha sido muy agotadora.
—Abby, eres mi mejor amiga, si tu no vas me sentiré incompleta. Ya han sido varios fines de semana que he tenido que ir sola o con Helena, no es mala, pero simplemente no eres tú. —Admito que, si tengo enormes ganas de salir, y olvidarme un poco de todos los problemas, olvidarme del trabajo y el estrés de la Universidad. Así que lo pienso un par de segundos, y acepto.
—Esa es mi Abby Roth. —Ana me da un efusivo abrazo, y así queda sellado el trato.
Llego a casa, Danna se lanza a mis brazos, y comienza a contarme su todo su día, y como es costumbre, hemos quedado en ver películas y comer todas las golosinas posibles. Mamá llegara más tarde, junto a los abuelos, así que puedo dormir un poco, para estar fresca como una lechuga por la noche, agradezco profundamente que mi jornada laboral no incluya los viernes.
Los ojos me pesan, la tranquila voz de Billie Eilish me hace relajarme, solos unos segundos más y sé que Morfeo me tomara en sus brazos, un sonido de guitarras me hace despertar de golpe, es Stefan. Mi móvil, continua con esa fabulosa melodía. — Ojalá y así de fabulosa fuera la persona que me llama. Así que por más que me sienta llena de enojo, reclamos y más, esta vez prefiero dejarme llevar, y arreglar toda la situación después.
Dach Mosku.
ESTÁS LEYENDO
Ghost: Destructiva Adicción.
RomanceA veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Oscar Wilde (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR)