Un delicioso aroma rápidamente llega a mis fosas nasales. Me remuevo de la confortable cama. Inevitablemente sonrío, ante la intensa noche que he pasado. Me estiro con todo el placer del mundo, rasco mi cabello, y con toda la pereza, voy al baño, para lavar mi rostro, y mis dientes. No puedo evitar dejar de sonreír, y llega hasta el punto, en que me siento como una chica de 16 años.
Finalmente recojo mi mata de cabello castaña en una coleta, me pongo mi ropa interior, pero al momento que busco lo demás, me percato que no está, así que sin mas busco en el vestidor, una playera de Andrew, y aunque me queda muy ceñida al cuerpo, no tengo otra opción. Andy definitivamente tendrá que aumentar de peso.
Salgo de la habitación, y me encamino hacia la cocina. Una voz barítona, canta alguna melodía de los ochentas, y no puedo evitar sorprenderme de la encantadora y envolvente voz que tiene el ojiazul. Me acerco sigilosamente, y tomo un poco de café de su taza. Andy se sobresalta, y rápidamente se da media vuelta, para encararme. Su cabello luce diferente, se ha peinado hacia atrás, y definitivamente le queda muy bien. Sus hermosos ojos me miran, y yo me pierdo por un momento en ellos.
—Buenos días, bonita. —Su fragancia inunda mis fosas nasales. Sus cálidas manos rodean mi cintura. —Definitivamente te queda mucho mejor mi ropa. —La forma en lo dice, hace erizar mi piel.
—Yo opino que deberías comprar una talla más grande.
—Podría hacerlo, pero para que sea un gasto justificable, tendrías que vivir conmigo. —La ultima oración, me deja helada. No se si es una broma, o una declaración muy, muy comprometedora por la noche que pasamos. Trago saliva, y desvió la mirada. ¡Demonios!
—¿Qué...que acabas de decir? —Mi pregunta, es totalmente absurda. Escuche perfectamente bien, pero me parece una gran...No...Una ¡ENORME! locura.
—Que, para comprar más ropa, tendrías que vivir conmigo. —Confirma.
—Creo que...para ser una broma. Es demasiado. —Trato de zafarme de su agarre, pero sus manos, se afianzan con mas fuerza en mi cintura.
—No es una broma, Abby. —Responde, firme, serio, ante mi intento de evadir sus palabras.
—Pues entonces, no creo que sea lo más conveniente. Tenemos muy poco de conocernos, y bueno, no puedo dejar a Danna, no puedo dejar a mamá. Tengo muchas responsabilidades. Así que, aunque suene muy tentativa tu propuesta, creo que es una rotunda locura. —Suelto. Andy parece, como era lógico, no gustarle mis palabras. Pero para mí, simplemente es más que la verdad.
—Podrías solo decir, que lo pensaras.
—Andy... ¿En verdad, estas escuchándote? —Su agarre se suaviza, y me da el chance de liberarme. Me dirijo a la cafetera cromada, y sirvo un poco de café. No puedo evitar sentir su intensa mirada sobre mi espalda, mi trasero y piernas. Cosa que me incomoda un poco. —No creo que funcione, es decir, el vivir juntos. No todavía. —Suelto un suspiro. Doy media vuelta, y Andrew, no deja de mirarme. Y esta vez, no puedo descifrar exactamente, lo que piensa.
—Bien. —Dice, finalmente. Su mirada se enfoca en algún punto de la cocina. No sé cuánto tarda en reaccionar, y entonces su seriedad poco a poco se desvanece. Definitivamente se, que no le ha gustado mi respuesta, pero esta vez, creo yo tener la razón.
El desayuno fue bastante normal, a pesar de la no tan amena conversación que tuvimos hace unos minutos. Ambos terminamos al mismo tiempo, así que recojo la cocina, y me voy nuevamente a la habitación en busca de mi ropa.
—¿Dónde está mi blusa y pantalón? —Pregunto a Andy, mientras este teclea algo en su móvil.
—¿Para que la necesitas? —El tono sarcástico que usa, me hace dar una pequeña risa.
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Ghost: Destructiva Adicción.
RomanceA veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Oscar Wilde (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR)