Capitulo 6

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Termino de recibir el ultimo encargo de licor. El chico me hace firmar de recibido, y finalmente se retira. Estoy a pocos minutos de terminar mi jornada laborar, y el simple hecho de saber que mañana me toca ir a la Universidad, me fastidia.

—He dejado todo listo. —Le aviso a Jacob.

—¿Te encuentras bien? —Pregunta el chico, con cierto aire de preocupación.

—Si. Jacob, es solo que estoy cansada. Necesito dormir.

—Entiendo. Nos vemos luego Abby.

—Nos vemos. —Respondo.

Una vez que recojo mis cosas, Me dirijo hacia el auto, necesito llegar a casa, descansar, y tratar de reponerme, para estar fresca como una lechuga, para mañana. Verifico mi móvil, y veo las mismas llamadas desde hace 2 semanas que fue aquella discusión en el club. No he visto a Stefan, no he visto a Sebastian, y tampoco aquel chico de ojos oceánicos.

El estéreo se apaga, y antes de entrar a casa, busco en mi bolsillo, esa cajetilla de cigarrillos que tengo para momentos ¨Especiales¨. Coloco mis audífonos, y me siento en el segundo escalón, que da hacia la entrada principal. Desconozco cuanto tiempo llevo fuera, pero el sueño comienza a hacer su presencia.

—Deberías entrar a casa, Abygail. —Una voz conocida, hace que todo mi cuerpo se ponga alerta. Sin dudarlo, levanto la mirada, y mi corazón se convierte en un mar de sensaciones, mi estómago se estruja, y soy consciente que él no ha dejado de mirarme.

—Esperaba un...Hola. No una orden. —Respondo, tratando de sonar algo indiferente, a todo eso que él me provoca.

—Bien. —Rodea la mirada. — Hola, Abygail. ¿Cómo estás?

—Eso suena mejor. —Digo, y no puedo evitar sonreír. —Estoy muy bien, Andrew. ¿Y tú?

—Perfectamente bien. —El ojiazul, se encamina hacia donde me encuentro, acto seguido, lo tengo sentado a un lado. ¡Que mierda!

—¿Y, que haces aquí?

—Sinceramente...no tengo idea. —Su respuesta causa, un poco de decepción, sin embargo, trato de no inmutarme. —Solo agarré el auto, y conduje sin pensar...Cuando me di cuenta, te vi sentada, y...solo quise venir a saludar.

—¿A las 2 de la mañana? —Pregunto, algo sorprendida.

—A las 2 de la mañana. —Confirma.

—Yo estaba a punto de dormir, recién llego del trabajo, y solo me quedan pocas horas para alistarme e irme a la Universidad.

—Entonces tengo que irme, no quiero ser culpable de... ¿Espera? ¿Cómo que llegar de trabajar? Abby, que demonios hace exponiéndote a estas horas.

—Trabajo en un club, atiendo la barra. Ya sabes cómo es ese mundo. —Respondo como si nada. Pero el chico que esta junto a mí, no para de mirarme de cierta manera que incomoda.

—Ese no es un trabajo para ti. Quiero decir, no está bien que te expongas, no soy nadie para prohibirte nada, pero mierda...me sorprende. —No puedo evitar reír ante su comentario casi protector.

—No eres la primera persona que me lo dice. —Suelto un suspiro. El ojiazul, me mira fijamente por algunos segundos, y no puedo evitar sentirme nerviosa. —¿Y por qué, estabas en el hospital aquel día? —Pregunto, para tratar evitar sentir este maldito nerviosismo que me causa.

—Es algo complicado. —Tuerce un poco sus labios, y finalmente muerde su labio inferior. —Te asustarías si te digo. Y no es lo que deseo. —El chico fija su vista en algún punto, como tratando de recordar algún momento. Carraspeo para obtener su atención. Busco en mi bolsillo la cajetilla de cigarros, y le ofrezco uno, este lo acepta, y antes me enciende el mío.

—No tienes que decirme. Tal vez después.

—¿Después? —Pregunta. —Eso quiere decir que quieres volver a verme. —La manera en que lo dice, me hace reír.

—Si, pero no es lo que piensas. —Le aclaro. Aunque sé que sueno, muy, pero muy mentirosa.

—Podría funcionar. —Inquiere.

—Eso espero, Andrew. —Digo, casi asegurándolo.

—He pasado los mejores minutos, Abby. Pero debo marcharme. —Sonríe. Pero puedo casi asegurar, que su mente se ha ido hacia otro lugar.

—¿Te encuentras bien?

—Ahora estoy mejor. —Responde. Y no sé si, sentirme bien con esa respuesta.

—¿Vives lejos de aquí?

—No.

—¿Puedes avisarme cuando llegues? — Pregunto, tomando cierto riesgo, a que se niegue.

—Lo hare Abby. Pero necesitas darme tu número. —Dice, al momento que saca su móvil del bolsillo trasero de su pantalón. Sin ninguna objeción, comienzo a teclear, agrego mi nombre y guardo. El ojiazul, pendiente a lo que hago, me traspasa con la mirada.

—Listo. —Le digo, una vez que termino. —Hasta luego, Andrew.

—Hasta pronto, Abby. —Dice, y se queda inmóvil unos segundos, tal vez pensando en realizar alguna acción. Y no se dé donde demonios agarro algo de valor, y me acerco, mi boca roza su mejilla derecha, y me despido. Aunque sinceramente, no es lo que quiero.

Sin querer notar alguna reacción del chico de ojos oceánicos, me doy media vuelta y entro a casa. Necesito dormir, y procesar un poco todo esto. ¿Por qué, llego aquí? ¿Por qué, de pronto su cambio? ¿Por qué, no puedo descifrar sus gestos? Pero por esta noche, simplemente me voy, con una enorme sonrisa a mi habitación.

Una vez que me dispongo a dormir, un sonido de campanilla, suena...Y antes de ver la notificación, soy consciente de mi enorme sonrisa. ¡Demonios! Busco mi móvil.

He llegado. Ahora puedes dormir. —A.

Antes de contestar, tomo de la mesita de noche, mi último medicamento, y finalmente, respondo.

Lo hare. Descansa Andrew. Sueñas lindo. —Abby.

No sé si lo último, sonó algo delatador, o simplemente demasiado directo. Pienso un poco, y ahora estoy esperando una respuesta, que tal vez no llegue. Sinceramente, no recuerdo la ultimo la última vez que mensajee con alguien, o bueno...Las imágenes, y los recuerdos llegan de golpe. Stefan. Como puedo trato de ignorarlo. Definitivamente, no es la persona que desee pensar, antes de dormir. Mi móvil vuelve a sonar.

Definitivamente, soñare con alguien. ¿Qué demonios, estás haciendo Abby? —A.

Leo, y vuelvo a leer ese texto, como un millón de veces. No sé cómo mierda tomarlo, ni siquiera sé si se refiere a algo bueno. De lo que, si estoy segura, es que debo dejar de sonreír como lo estoy haciendo, como una completa y loca boba. Por qué, definitivamente...sé que tarde o temprano, habrá sentimientos, y problemas, que deseo evitar.





Dach Mosku

Ghost: Destructiva Adicción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora