No he dejado de juguetear con la copa de vino que esta frente a mí. Tampoco he dejado de estresarme por la vestimenta que elegí ponerme. Nota importante: No hacerle caso a mi madre. Sebastian conversa sobre algunas cosas, de las cuales, honestamente no estoy prestando atención. ¿Por qué? Porque mis pensamientos están en otro maldito lugar,—¿Abby? —La voz de Sebastian. Me saca de mi ensimismamiento. —¿Te encuentras bien? —La pregunta, viene con tono preocupado. —Si gustas puedo ir a dejarte a casa.
—No. —Digo mas para el, que para mí misma. —Es solo que...bueno, este lugar no es de mis favoritos, tú sabes...no estoy acostumbrada a esto.
—Entiendo. Pensé que te iba a gustar. —Dice tranquilo, pero en sus ojos puedo notar un poco de decepción.
—Oh. Bueno si es bonito. —Digo. Y ahora me siento un poco culpable. —Es solo que tal vez podríamos ir a otro lugar, ya sabes, donde no haya tanta gente tan elegante.
—Bien. —Sebastian hace un ademan al mesero, y le pide la cuenta. Antes que pueda hablar, su móvil suena. Este piensa un poco en atender, sin embargo, lo hace, no puede simplemente ignorar, pues tiene muchos pacientes que necesitan de sus indicaciones. Mientras el habla por el móvil. Yo termino lo poco del vino que queda en la copa, y en estos momentos, deseo tanto un cigarrillo, cosa que sé que a Sebastian no le agradara para nada. El mesero llega con la cuenta, Sebastian deja un par de billetes, y salimos sin más.
No sé si se ha molestado por haber sido la culpable de irnos de este bonito, pero incomodo lugar, o si simplemente la llamada le preocupo de más. El chico del Valet parking, llega con el auto, Sebastian me abre la puerta, y entro. El silencio permanece dentro los siguientes minutos, y entonces, un poco tímida, pregunto.
—¿Vamos a casa?
—Anastasia me ha hablado. Quiere que vayamos a ver a un tal Jesse. —Responde, con voz tranquila.
—Pero tú no eres de esos lugares Sebastian. —Sueno un poco juzgante, con lo que he dicho, sin embargo, parece que a él le ha sonado un poco divertido.
—Tampoco es que sea tan viejo, Abby. Si, ya no estoy en los veinte, pero tampoco soy un anciano. —Niega con la cabeza. —Vamos a hacer esto a tu manera, divirtámonos un rato.
—Eso sí que me sorprende. —Digo, y no puedo evitar sonar divertida, ante la idea de verlo tararear las canciones del grupo de Jesse, o simplemente ponerse a beber una cerveza. No es como si nunca lo hubiera hecho, pues recuerdo cuando éramos más jóvenes. Él no era todo control con el alcohol.
—Y aun puedo sorprenderte más. —Dice, al momento que da una pequeña risa. Rodeo los ojos, y trato de ponerme seria ante lo que ha dicho, cosa en la cual fracaso rotundamente.
El olor a tabaco llega de golpe a mis fosas nasales, y estoy jodidamente necesitada de un cigarrillo. Segundos después nos encontramos a Ana, y esta se lanza hacia mi completamente emocionada. Intuyo que es por mi cercanía con Sebastian. Luego se lanza a los brazos de Sebastian, este simplemente acepta y se ríe ante esa explosiva y eufórica reacción de su pequeña hermana.
—¿Y, entonces? —Ana, pregunta cuando Sebastian va a la barra por un par de bebidas.
—Y entonces nada...Cuando vas a entender que solo somos amigos, no hay nada amoroso ya entre nosotros. Lo quiero, pero ya seria completamente extraño algo más.
—Yo sé que, si lo intentan, puede ver algo muy lindo.
—No lo sé. Y por favor, no te hagas ilusiones.
—Bueno, no prometo nada, pero lo intentare. —Su intento de promesa, me da risa, sin embargo, evito decir más, porque es mi mejor amiga.
Sebastian llega algunos minutos después, hablando por móvil. Y como era de esperarse, sale ante el inminente ruido. Jesse no tarda en llegar con Ben, un chico que conforma su grupo, el cual es realmente guapo. Mi amiga y el intercambian un par de palabras, y puedo notar como Jesse tensa su barbilla, al ver como logra sacar unas pequeñas carcajadas de mi pelirroja, esto esta como para fotografiarlo. No sé cuánto tiempo pasa, y llegan las gemelas, amigas de carrera de Ana, las cuales he tratado muy poco, pero me agradan. Las chicas bailan al ritmo de la música electrónica que suena en el lugar, decido ir por otra cerveza, pues Sebastian no ha vuelto, cosa que me parece completamente extraña, no puede tardarse uno más de diez minutos hablando por móvil, bueno, al menos yo no lo haría.
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Ghost: Destructiva Adicción.
RomantiekA veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Oscar Wilde (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR) (SIN CORREGIR)