Killing Is My Business...

Capítulo 2

Ambos policías cargaron a aquel hombre en estado de ebriedad y ahora además inconsciente, hasta la patrulla que había quedado tan sólo unos pasos atrás y lo subieron con cuidado a la parte trasera.

-¿Y ahora qué, señor? -preguntó Jason con preocupación-. No podemos llevarlo a la comisaría, no estaba haciendo nada malo. Además estaba saliendo de su casa, y lo golpeamos.

-Lo golpeaste -interceptó Hetfield-. Y ya te dije que no me digas señor, creo que incluso eres mayor que yo. ¿Qué edad tienes?

-25.

-Yo tengo 24, así que no me digas señor.

-Lo hago por respeto, usted tiene más experiencia aquí y es usted el que está a cargo.

-Claro, como sea, en todo caso eso no importa ahora. Y sobre este tipo, supongo que tendremos que llevarlo... a mi casa -terminó la frase un poco confundido.

-No tenemos autorizado eso, señor. Nos meteremos en problemas muy graves. Ni siquiera tenemos prue...

-Las tenemos, Newsted, las tenemos -interrumpió-. He estado investigando este caso por meses y es indignante que no se tome mi colaboración en cuenta -comentó decepcionado.

-Confío en usted. Entonces dígame la dirección -respondió Newsted, dedicándole una amplia sonrisa cálida que logró incomodar al otro, haciéndolo mirar hacia otro lado.

Así pasaron los minutos, James en la parte trasera del auto dándole indicaciones a Jason, y éste manejando en la dirección solicitada.
Llegaron al cabo de unos veinte minutos y para su sorpresa, el hombre aún no despertaba, por lo que tuvieron que cargarlo otra vez, en esta ocasión, por toda la casa del rubio, hasta llegar al sótano.
Ya en el sótano, encendieron la luz, pusieron una silla en el centro y lo amarraron a ella, como en las películas.

-Vaya, señor, su sótano es tan grande que podría tener a alguien aquí encerrado y nadie jamás se daría cuenta -soltó Jason con tono burlón-. Lo digo por el sospechoso  -agregó rápidamente al darse cuenta de que al rubio no le había parecido muy gracioso el comentario.

-Tenemos que despertarlo -mencionó Hetfield, haciendo caso omiso a lo anterior dicho por Newsted.

James fue por una cubeta de agua y se la lanzó al hombre que, ahora con luz podían observar a detalle, era un atractivo pelirrojo de cabellera larga y rizada, de piel pálida y finas facciones y que pasó de estar en un apacible sueño, a un gran susto.

-¡¿Qué mier...?! ¿Quiénes son ustedes? ¿A dónde me trajeron? ¿Quieren mi dinero?... ¡¿Quieren matarme?! -gritó el pelirrojo sumamente exaltado.

-Policía estatal, esto es un interrogatorio y vas a decirme todo lo que sepas -respondió Hetfield con un tono serio, parándose en frente del acusado, con una mirada de odio.

-¿Es por esa puta coca de hace dos semanas? Dile a tu jefe que le juro que le voy a pagar, ya soy un hombre diferente, ahora lo único que me importa es mi... -soltó el hombre hablando apresurado y con miedo.

-¡Deja de fingir, idiota! -interrumpió Hetfield, sacudiéndolo por los hombros con rudeza.

-Señor, sus ojos -le susurró Newsted a Hetfield muy cerca del oído.