Capítulo 16

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NARRA MUSTAINE

Domingo por la mañana, en cama ajena... me recuerda a los buenos tiempos. Pero ¿qué mierda es bueno ahora? Ella seguía aún dormida y yo me levanté a bañarme en cuanto retomé la conciencia después del sueño, debían ser como las cinco, no quería que Ellefson me viera en la cama con su hermana. Sentido común.
Salí de la habitación de Jade sigilosamente y me escabullí a en la que se suponía, yo había dormido. Tomé un baño lo más rápido que pude y salí con bata a intentar conseguir mis jodidos harapos.
Bajé las escaleras caminando de puntitas y justo cuando llegaba al final, escuché una voz.

-Alguien decidió madrugar -comentó Ellefson con tranquilidad-. Buenos días, David.

-Ell-Ellefson -tartamudée.

-¿Todo bien? ¿Dormiste bien? Te ves muy pálido. ¿Te bañaste a esta hora? -me llenó la cabeza de preguntas.

-Sí, dormí estupendo. Es sólo que sería una tontería no aprovechar el baño, tiene, ya sabes, agua caliente, regadera y jabón de verdad.

-Exactamente, tomar un baño es una de las sensaciones más relajantes... -me miró de pies a cabeza- Claro, estás buscando tu ropa ¿no es así? Ven conmigo.

El psicólogo comenzó a caminar y lo imité.
Hasta ese momento había ignorado el hecho de que no tenía pijama puesta, sino que, tenía puesto un traje, como si fuera a trabajar... ¿en domingo? O tal vez duerma así. Ja, tienes una carrera universitaria y te vuelves un loco.

-Aquí está -me entregó un cesto con mi ropa que olía a bebé. ¿Cómo mierda un hombre de decente reputación va a salir a la calle oliendo a puto bebé?

-Gracias, de verdad.

-Ya te dije que no me agradezcas, lo hago por ayudarme a mí mismo.

-Bien, voy a cambiarme, hace frío.

Subí de nuevo a la habitación en la que "dormí" y me puse mi ropa. Iba a tender la cama en gesto de gratitud, pero qué flojera, jamás aprendí a hacerlo.
Salí de ahí decidido a hacer como si nada con Jade pero justamente iba saliendo del cuarto, me vio y se acercó a mí en el extenso pasillo.

-¿A dónde vas? -preguntó.

-No te importa -respondí dándole la espalda.

-Mustaine, yo...

-No me interesa. Creí que ya habíamos quedado claros.

-Por favor -puso su mano en mi hombro-. Ten mucho cuidado.

-Ya lo tengo. Hasta nunca.

Me despedí y baje otra vez. Llegué a donde se encontraba Ellefson predeciblemente leeyendo un libro y me paré justo en frente de él.

-Gracias por todo, Ellefson. Tengo que irme ahora -dije tratando de sonar lo más amable posible.

-Ya te he dicho muchas veces que no agradezcas -se puso de pie-. Y si quieres, puedes quedarte aquí el tiempo que necesites.

-No quiero causar más molestias. Aún así muchas gracias.

-Permíteme llevarte entonces.

-Justo eso iba a pedirte, no sé cómo rayos salir de aquí.

Killing Is My Business...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora