Capítulo 10

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NARRA MUSTAINE

Salí corriendo de la estación de policía, corrí lo más rápido posible, eran ya las diez y media, tenía que llegar a las once y el camino era largo, muy largo.
Metí la mano en el bolsillo de mi chamarra sólo para comprobar que aún estuviera ahí, y ahí estaba afortunadamente; una muñeca Barbie, pelirroja, con un vestido rosa y un par de tacones, así como le gustan a Zoe.
La he estado guardando desde su cumpleaños hace un mes, con la esperanza de poder verla.
Esa maldita llamada de ayer me dio esperanza, pero no quiero confiarme, tarde o temprano todo termina mal para mí.

Sin darme cuenta, ya estaba a unos pasos del gran edificio, sentí mi pulso acelerarse por el simple hecho de poder ver a mi nena después de tanto tiempo. Entré al elevador y presioné el botón para ir al sexto piso, tenía años sin subirme a uno y cuando éste entró en movimiento sentí que iba a vomitar. Puto miedo.
Llegué a mi destino y me bajé un poco mareado, el lugar era putamente grande, putamente costoso, y putamente blanco, después de todo es una clínica mental, aún no entiendo como es que Grace pudo pagar algo así...

-Señor Mustaine, entre por favor.

-Claro -respondí y me decidí a entrar, estaba ansioso por saber sobre mi hija.

-Siéntese por favor -hizo una seña para que me sentara y continuó-. Es un placer, mi nombre es David Ellefson. Yo atendía a la señora Grace desde hace año y medio.

-Ajá, y ¿dónde está Zoe? -dije impaciente.

-Mire, yo entiendo la situación en la que se encuentra. Según lo que la señora Mustaine me contó sobre usted, es un buen padre y ella confiaba en usted para cuidar de Zoe. Por eso lo llamé.

-Lo último que quiero es lastimar a Zoe.

-Lo entiendo -dijo mientras acomodaba en su lapicero una pluma que se encontraba fuera de su lugar-. Después de la muerte de la señora Mustaine, me he hecho cargo de la atención psicológica de Zoe y he llegado a la conclusión de que era una injusticia el negarle verla.

-¿Y dónde está ella? -dije aún más impaciente.
El psicólogo se levantó de su lugar, se dirigió a la puerta y la abrió.

-Aquí.

-¡Papi!

Me quedé paralizado, era ella, era mi Zoe. Su hermoso cabello color zanahoria, sus grandes ojos verdes y su pequeña sonrisa eran lo único que me mantenía vivo.
Me levanté y corrí a abrazarla mientras un par de lágrimas salieron de mis ojos y me sentí aliviado.

-Pero hay algo que tiene que saber, señor Mustaine...

Me separé de Zoe y voltée a verlo de frente, aún en cuclillas. Vi a dos personas paradas en la puerta junto a él y le pedí al universo que no fuera lo que estaba pensando.

Killing Is My Business...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora