Capítulo 19

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NARRA NEWSTED

Domingo. Mi día menos favorito de la semana. ¿Por qué? Porque estoy solo.
Entiendo que muchas personas amen los domingos, entiendo que muchas personas amen estar solas, pero yo no.
A pesar de que en ningún lugar me dan un trato especial, cualquier cosa es mejor que estar aquí encerrado, prefiero mil veces al pesado de mi jefe insultándome.
Esta casa me trae muchos recuerdos; recuerdos malos. Quiero decir, recuerdos buenos que se convierten en malos debido a que no volverán.

Ver una fotografía suya en la pared hace que todo vuelva súbitamente. Lo extraño mucho.
Por él fue que decidí ser policía y aunque a veces sienta que ya no puedo más, él es mi motivación.

-Vamos Jason, arriba -intenté darme ánimos, acostado en mi cama.
El sol quemaba mi rostro con intensidad, por lo que debía ser ya muy tarde.

12:50

-Genial, rompí mi récord -dije mientras me paraba de la cama.

Arrastré los pies hasta la sala y vi algo extraño debajo de mi puerta. Creí que era alguna clase de broma por parte de los niños de la vecina, el otro día esas pequeñas bestias lanzaron huevos a mi ventana.
Me acerqué rápidamente, tomé el sobre y me senté en el sillón más cercano para enterarme de qué se trataba.

Lo abrí con nerviosismo y saqué la hoja blanca que se encontraba dentro:

¿Suicidio-homicidio? ¿Suicidio doble? O ¿qué tal: homicidio doble?
Algunos no son tan fuertes para vivir por sí mismos. Tú deberías de saberlo ¿no?

-Definitivamente esto no lo hizo un niño... Aún no entiendo por qué hay tantos vagos en esta colonia -intenté convencerme de que no era nada de qué preocuparme.

Iba a romper la nota, por lo que tomé el sobre para romperlo también y fue ahí cuando sentí algo.

-¿Qué es esto? -saqué algo más del sobre, era una fotografía.

Al observarla quedé paralizado, era una mujer, muerta. Se encontraba en una cama, en ropa interior, con una herida profunda en la muñeca izquierda y mucha sangre.

-¿Qué mierda es esto? -tapé mi boca sorprendido.

Recuerdos.

Me sentí mareado, comencé a sudar frío y mi visión se tornó borrosa.
Como pude logré llegar al baño y saqué del botiquín una pastilla, la eché en mi boca y abrí la llave. Me miré en el espejo mientras el agua caía y me veía pálido, enfermo.
Puse ambas manos debajo del grifo y llevé el agua hacia mi boca para tragar la pastilla. Aún no me sentía mejor.

Regresé al sillón y puse la fotografía al revés para evitar esa desagradable sensación.

-Necesito ayuda.

Killing Is My Business...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora