Capítulo 27

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NARRA HETFIELD

Su cara me parecía conocida; cabello rubio, lacio, largo y grandes ojos azules. Una chica muy linda definitivamente, pero al verla, sin razón aparente sentí una incomodidad indescriptible, era como haber visto a alguien a quien tratas de evitar por algo vergonzoso. No podía entenderlo.

-No tuve opción -se encogió de hombros y continuó con la mirada en el piso, siguiendo el movimiento que hacían sus pies.

-Yo tampoco -respondí inspeccionándola cuidadosamente para intentar traer algún recuerdo a la luz.

-¿Y tú a qué saliste? -cuestionó aún sin voltear a verme.

-Por galletas.

-¿Por galletas? -rio y levantó la mirada-. Deben ser para alguien especial. Yo no saldría por galletas con este frío.

-Supongo que sí -respondí un poco nervioso, su mirada era agresiva y aunque me sea difícil de admitir, me intimidaba, me hacía sentir como un niño-. ¿Y qué tal tú? ¿Qué haces aquí sentada?

-Espero a mi hermano -movió la cabeza en dirección a la tienda, para darme a entender que él se encontraba dentro.

-No creo que sea el mejor hermano del mundo; te dejó aquí afuera sola -me senté a su lado.

-Lo es -dijo con la voz quebrada-, es el mejor hermano del mundo -volteó a verme con los ojos llorosos y una expresión de tristeza-. Yo decidí esperar aquí, es todo.

No acababa de entender del todo qué demonios había pasado. ¿Quién es esta mujer? Y ¿por qué actúa tan raro? No dije nada malo... ¿o sí?
Me limité a mirarla confundido mientras ella seguía con la mirada clavada en sus propios pies, hasta que "el mejor hermano del mundo" salió de la tienda.

-Vámonos Jade.

Inmediatamente "Jade" se puso de pie, como si se le hubiese dada la orden a un perro entrenado.

-Adiós, James -susurró para evitar que su hermano escuchara.

-Adiós -respondí en un volumen de voz bajo también.

Ella y un hombre, de no más de 30 años y cabello rubio a quien no logré poner mucha más atención, subieron a un auto negro y con vidrios polarizados y arrancaron inmediatamente.

Me levanté de donde me encontraba sentado y me sacudí el trasero para quitarme la tierra mientras mi cabeza daba vueltas.

Adiós, James.

Las palabras de la chica sonaron otra vez, y esta vez me detuve a analizarlas.

-¿Adiós James?... ¿James? ¿Cómo mierda esa tipa sabe mi nombre? -voltée a ver el auto en marcha, desesperadamente confundido-. ¿Quién demonios eres, "Jade"?

Miré mi relój, y no habían pasado más que veinte minutos.

-Las galletas se pueden ir a la mierda.

Killing Is My Business...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora