Capítulo 4

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NARRA MUSTAINE

-A ella no, ¿y a quién sí dañarías? ¿eh? -preguntó el estúpido rubio ése.

-Sólo a quien se meta en mi camino, como ustedes -dije con toda la impotencia que tenía dentro. Quería romperle esos malditos dientes perfectos.

-¿Entonces vas a matarnos como mataste a todas esas personas? Maldita escoria -soltó el rubio. ¿De qué putas está hablando? Es cierto que no soy un santo, pero jamás he matado a alguien... sólo he roto un par de narices que recuerde, pero jamás he asesinado a alguien.

-¿Qué? ¿Matar a quién? -dije confundido y aún con los efectos del alcohol, aunque definitivamente mucho más ligeros que antes. El miedo no te permite estar ebrio, supongo que es un mecanismo de defensa, o alguna de esas mierdas.

-David Mustaine ¿no es así? Permíteme decirte que eres sospechoso del asesinato de 8 personas en menos de 3 meses. Por cierto, la última fue tu esposa. ¿Ya recuerdas?

-¡Yo no maté a Grace! Yo la amaba -comencé a llorar, a sentirme miserable, aún más que hace unas horas. Todos los recuerdos vinieron a mi mente, en serio la amaba, pero jamás me di cuenta. Di por hecho todo y lo perdí... Soy un idiota, no estuve ahí para ella, pero sí quiero estar ahí para Zoe. No dejaré que le pase nada.

-Te juro por lo único que tengo, mi hija Zoe, que yo no maté a nadie. Sí, he consumido y vendido cocaína, marihuana y algunas otras porquerías, he robado y definitivamente he hecho cosas que no me ennorgullencen, pero jamás mataría a alguien, y menos a Grace -dije intentando conseguir que por fin me dejaran ir-. Ahora soy un hombre diferente, lo único que me importa es mi nena, mi Zoe, ella no tiene a nadie, pero yo la tengo a ella y juntos saldremos de este puto pantano.

Ambos me miraron con incredulidad y después se miraron entre ellos.

-Muy conmovedor, pero en serio ¿esperas que te crea? -dijo el más alto con sarcasmo.

-Bueno, yo... -comenzó a decir el castaño, que se veía un poco torpe por cierto. Hasta que uno de sus radios comenzó a sonar.

-...Otro cadáver encontrado... ...asesinado hace apenas dos horas... ...el cuerpo se encuentra en las afueras de la ciudad... -Fue lo que logré escuchar del sonido distorsionado que emitía el radio del monstruo malhumorado que parecía estar más amargado que un puto limón. Vi la expresión de asombro en sus rostros y no perdí la oportunidad...

-Así que yo soy el asesino ¿no? Por su culpa, estúpidos ineptos, mi Zoe y todas las personas de este puto pueblo están en peligro. ¡Mientras tenían que estar trabajando, decidieron jugar al detective conmigo! Espero que nada le haya pasado, o les juro que los voy a matar con mis propias manos.

-Ya cállate, vagabundo, te dejaremos ir para que sigas con tu miserable vida -dijo el rubio mientras se acercaba a desamarrarme.

-¿Dónde está su regalo? -pregunté enojado.

-¿Qué regalo? -preguntó tímidamente el castaño.

-El regalo que traía en la mano, es importante, me costó mucho comprarlo, quiero que me lo devuelvan -dije tratando de tranqulizarme.

-Debió haberse caído por ahí -dijo el rubio como si no se tratase de nada, justo cuando terminaba de desatarme.

-¡Ya estoy harto! -grité mientras le daba un puñetazo en la cara. Me dolieron los nudillos, pero valió la pena.

Killing Is My Business...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora