CAPÍTULO 27

106 15 4
                                    


CONSTANS.
































—¿Te sientes mejor?

Chris asiente, sosteniendo el inhalador con su boca. No tengo idea de que esté funcionando eso que hace ahora con él, pero ya luce más tranquilo, ya respira normal.

Suspiro y después alejo mi mirada de él, para observar  lo que se encuentra ahora a mi alrededor. Estoy de pie con mis brazos cruzados sobre mi pecho, cerca de la ventana de su habitación. La luz de la luna siendo la única iluminación que nos ilustra ahora. Llegamos hace treinta minutos a su casa, son las cuatro de la madrugada y lo primero que hicimos al llegar fue escondernos rápido en su cuarto para no ser descubiertos por su abuela, quien por suerte ya se encontraba dormida.

Mis ojos inspeccionan cada rincón de su habitación, en busca de algún tipo evidencia que concuerde con mis sospechas, pero no encuentro nada fuera de lugar aquí. Todo luce normal, cómo el cuarto de un chico común. No sé qué quiero encontrar exactamente, pero no puedo evitar el impulso que me guía para analizar todo a detalle. Aún me siento inquieta con él.

—¿Ya estás bien? — pregunto una vez más, cuando veo que retira esa cosa de sus labios—. ¿Necesitas algo más?

Hace una seña con la mano, para restarle importancia al asunto.

— Ya estoy bien.

—¿Estás seguro?

— Sí, no te preocupes.

—¿Super seguro?

— Sí...—  dice, volcando sus ojos al cielo.

— Bien. — tomo la revista que antes había contemplado encima de su escritorio y empiezo a golpearlo con ella.

Protesta, mientras trata de detenerme.

— ¡Ay!  ¡Mierda!, ¡¿ahora qué dije?!— retrocede, tratando de cubrirse el rostro con sus manos—. ¡Maldición! ¡Oye!, ¡ya basta!

— ¡¿Por qué?!, ¡¡¿por qué?!! ¡¿POR QUÉ FUISTE TAN ESTÚPIDO?! ¡¿Por qué quisiste meterte en esto?!

Frunce el ceño y después trata de sostenerme con sus manos.

Está bien, sé que lo que estoy haciendo ahora es estúpido y también debe lucir infantil, pero de verdad me siento muy molesta con él en éste momento. Tengo que sacarlo de alguna forma, y esta fue la manera más inofensiva en la que se me ocurrió para hacerlo.

La lucha de ambos se detiene cuando él logra atraparme de las manos. Olvidé que el idiota es rápido. Recordar el porqué de eso es posible... provoca que mis ganas de golpearlo aumenten.

— ¡Constans!, ¡tranquilízate, maldición! — enfoca a sus ojos en mí, sigo forcejeando. Incluso tocarlo duele, incluso mirar sus bellos ojos me lastima, ahora no puedo permitirme cautivarme por él...

¡Es un farsante!

— ¡¿Por qué?! ¡¿POR QUÉ TÚ, CHRIS?! ¡DIME QUÉ CARAJOS TE DIO PARA QUE HICIERAS ESTO!

— ¡YA TE DIJE QUE NO SÉ DE QUÉ MIERDA HABLAS!

—  ¡DE ESTO MALDITA SEA! ¡DE ESTO!— forcejeo con más fuerza y logro zafarme de su agarre. Le doy una mirada asesina antes de tomar su brazo, y después de subir su manga le indico la marca que posee debajo de su muñeca.

La observa con los ojos bien abiertos y se queda mudo por un largo momento. Niega débilmente con la cabeza después.

—No... no entiendo.

✔️ LA LUZ DE LAMIA  (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora