CAPÍTULO 7

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—¿Tengo que repetirlo?, ya le dije que no había nadie más con ella.

—Es necesario aclarar hasta el más mínimo detalle, hijo. Necesitamos la información para poder resolver esto en cuanto antes.— el hombre de traje negro que se encuentra ahora frente a mí, no deja de mirarme, serio, y tampoco deja de apuntar todo lo que le digo en la pequeña libreta que tiene entre las manos —. Dime una cosa más, Chris, ¿alguien más sabía que ustedes estarían en ese lugar?

Trago grueso y bajo mi mirada. Mi abuela también está aquí,  mirándome, y me duele descubrir que es decepción lo que encuentro ahora en sus ojos, y, bueno, no la culpo si se siente de esa manera en este momento, porque no sólo le mentí, sino que también..., le dí un susto de muerte.

Soy un Idiota. Me siento tan mal por mentirle, y tan avergonzado ahora que no tengo ni siquiera el valor para verla a los ojos.

Después de varios segundos manteniéndome cobardemente en el silencio, niego débilmente cómo respuesta a lo que me dijo previamente el detective.

—No. Nadie más sabía, sólo los chicos y yo. No estoy seguro de si ellos le comentaron algo al respecto a otra persona, pero no lo creo. Todos l-lo estaban ocultando para que sus padres no se enteraran y los castigaran—Termino de aclarar  con hilo de voz. Creo que es lo menos que les debo ahora. De nada sirve seguir ocultando la verdad.

No levanto la mirada, aún no me creo capaz de enfrentarla. Escucho cómo el hombre frente a mí, suspira, rompiendo con el tenso silencio.

—Muy bien. Creo que con eso será suficiente por ahora.— me atrevo a mirarlo después de escuchar eso. Lo veo guardar su libreta y su bolígrafo —. Señora Evans, no se preocupe, seguiremos buscando respuestas. Tal vez alguno de los testimonios de los otros chicos nos puedan dar más pistas.

—¿Está seguro de que ésto es necesario? Hay muchas otras maneras en las que se puede originar un incendio. — me atrevo a preguntarle y sólo asiente en respuesta.

—No podemos descartar nada, hijo. Estuvieron en un gran peligro.

—¿Pero de verdad cree que alguien pudo...?—

—No quiero alarmar, pero incendios así no eran muy frecuentes en ese lugar y un desastre cómo ese, aveces, no pueden tratarse de sólo un accidente. — mi abuela es interrumpida por el policía, sus palabras estancandome en un nuevo temor.

Su silencio y sus miradas llenas de sospecha y preocupación, aumentan la tensión en la diminuta habitación de hospital en la que nos encontramos, mi abuela, el detective que vino a investigar lo ocurrido, el médico que me atendió cuando llegué y yo.

— Dios mío... — ella rompe el silencio y después coloca una de sus mano sobre su pecho. Luce demasiado afectada por lo que dijo el detective y admito que yo también me siento así un poco—. ¿Pero por qué alguien querría hacerles algo asi a unos niños cómo ellos?

—¿Puedo verlos ya?— la interrumpo de inmediato, porque ya estaba poniéndome nervioso con el tema. Necesito que dejen de llenarme la cabeza de tantas teorías cómo esas.

Todos se giran para verme, me siento un poco acorralado por eso, nunca me ha gustado recibir tanta atención de las personas. Menos de un médico y... de un policía. Eso me trae horribles recuerdos acerca de lo que ocurrido con David y... con mi madre.

—En un momento Chris, están siendo atendidos también.— me responde el detective. Mi pecho se estruja, no soy nada paciente, y ahora estoy ahogándome en la incertidumbre.

✔️ LA LUZ DE LAMIA  (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora