CAPÍTULO 2

527 99 45
                                    

































—Diablos... Tenía que ser.

No puedo evitar sentirme mal y nervioso después de escuchar ese tono preocupado.

La sensación me hace removerme con incomodidad en mi lugar y después, sin aplicar mucho disimulo, trato de esconderme dentro de mi capucha, mientras inspecciono con mi mirada a mi alrededor para cerciorarme de si alguien de los que están aquí, nos está mirando.

Mis ojos regresan a mi primo cuando lo escucho bufar.

— ¡Diablos, Chris! ¿Por qué ibas a ocultarme esto? ¿Acaso no te he demostrado que puedes confiar en mí?

— No es importante, ¿bien? Sólo fueron esas malditas pesadillas de nuevo.

— Y son justo esas malditas pesadillas las que te afectaron al punto de sufrir un ataque. ¿Cierto?— una sonrisa nerviosa forman sus labios después de reprender, pero aun puedo notar un destello de preocupación en su mirada.

Era justamente por esto que no quería hablar, de por sí me trata cómo a un niño pequeño, esto sólo provocará que no quiera quitarme los ojos de encima los próximos días.

Ya estoy harto de que sea así...

— Chris, por favor, no te molestes, pero tienes que entender que no puedes mantenernos a la abuela y a mí alejados de esto.

— Ya te he dicho que no pasa nada. Me ves bien ahora, ¿o no?

Sólo desvía su mirada, apretando su mandíbula. Puedo ver cómo trata de contenerse para no sonar duro conmigo, sé también... que está enojado y preocupado, pero no lo creí importante de mencionar. Sí, el regreso de esas pesadillas me afectó por completo y ahora me tienen muy confundido, pero ya no quiero que nadie más se meta en esto.

Es mi asunto.

Yo sabré cómo enfrentarlo. No quiero que ellos sigan tratando de resolver todo por mí.

—Dime la verdad... ¿Es por eso que has estado tan raro?

— ¿De qué hablas?

Se mantiene un largo momento en silencio, puedo ver la renuencia en su mirada.

— Tú sabes, Chris. No duermes mucho, apenas y pruebas bocado en los almuerzos. Casi no hablas conmigo, estás distanciadote y siendo reservado de nuevo.

Trago grueso y, cómo buen cobarde que soy, alejo mi mirada y cubro mi rostro un momento con mis manos.

Sé a lo que se refiere, también sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarme a eso y me duele darme cuenta que de nuevo lo he angustiado con mi comportamiento. No era mi intención, de verdad he intentado ser fuerte, ser más activo, pero últimamente me siento extraño estando cerca de mucha gente, aveces sólo no lo tolero, es cómo si me pusieran enfermo con su sola presencia.

Hay algunas noches en las que me siento enojado de la nada y me ha costado mucho no hacer destrozos en mi habitación. Era así cómo explotaba antes y era muy difícil controlarme. Es por eso que he preferido aislarme, no sé qué pasa, y tengo que admitir lo mucho que temo de eso.

Estoy perdiéndome a mí mismo de nuevo.

— Chris, por favor, sólo quiero ayudarte.

— ¿Ayudarme cómo? Josh, las pesadillas siempre se tratan de ellos y de lo que pasó con Nathan. Son recuerdos... ¿cómo podrías ayudar con eso cuando ya es parte de mí?— no responde pero la manera en la que me mira... me golpea más que mil sermones de reprensión—. No es eso lo que me tiene intranquilo, sólo el hecho de no saber cómo superarlo y nunca podré hacerlo porque yo estuve ahí, porque yo... lo ví todo.

✔️ LA LUZ DE LAMIA  (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora