CAPÍTULO 14

177 45 22
                                    




























CONSTANS 🌹











Acaba la clase después de media hora. Me recargo en mi asiento, observando cómo los demás niños comienzan a salir del salón. No he dejado de maldecir en mis adentros, estoy harta de estar aquí. Me tengo que quedar porque ese viejo de Dillinger nos ha pedido a Christopher y a mí que lo esperáramos porque necesitaba hablar con ambos. Sí, con ese chico tenía que ser. La maldita suerte no está de mi lado este día. Nunca lo ha estado de hecho... pero ya es el colmo que me joda de esta manera.

Desconozco todavía las razones del porqué el maestro quiso que nos quedáramos sólo nosotros, pero estoy empezando a impacientarme. No tengo tiempo para estupideces ni mucho menos para soportar a las de ellos.

Esto es absurdo...

No quiero admitirlo, me siento ridícula al darle importancia pero aún me siento molesta por el cómo reaccionó ése niño cuando escuchó mi nombre con el suyo. Parece que le importó demasiado. Creí que...

¡A la mierda!

Desde que me vio sentí su miedo. Él también lo tiene. Él también me...

<<Ya basta, Constans. ¿Qué era lo que esperabas? ¿Agradarles?

¡Nunca lo hiciste y nunca lo harás!

¿Qué demonios te importa ahora?>>

En realidad me siento extraña conmigo misma porque por un momento pensé... Bueno, había creído en sus palabras de la última vez, había creído que él no suponía lo mismo que los demás suponen ahora acerca de mí. Por la manera en la que se me acercó el primer día que me vio aquí... pensé que él de verdad hablaba enserio cuando dijo que se había preocupado por mí.

Soy una estúpida.

Ahora estoy furiosa con él, porque no sólo me dejó en ridículo frente a todos, si no porque también me ha hecho sentir estúpidamente indignada por su reacción. Dejó más que claro que no me quiere como su compañera. ¡A la mierda! A mí tampoco me interesa eso.

Me empiezo a sentir incómoda por la manera tan atenta en la que continúa observándome desde su lugar. Cree que nunca me doy cuenta de eso, pero siempre lo hago. Siempre... lo siento. Siempre soy capaz de percibir la atención que me pone cuando estamos en clases.

<<¿Por qué nunca deja de hacerlo? ¿Qué es lo que pretende?>>

No puedo descifrarlo, pero estoy segura de que ya no me mira con miedo. No, esta vez se presume curioso.

Ambos continuamos sentados en nuestros lugares, esperando a ese profesor que sólo se está haciendo el tonto con unos papeles en su escritorio. Espero que sea rápido lo que sea que tenga que decirnos, ya no soporto estar aquí, ya no soporto sentirme así estando con ellos.

Mis manos se empuñan sobre mis rodillas y la ansiedad empieza a ganar terreno dentro de mí, al sentirme mas acorralada por la mirada de ese niño.

<<¡Ya deja de mirarme! ¡Odio que lo hagan!>>

-Ambos de pie.- ordena el maestro pero no se ha escuchado molesto. ¿Qué demonios querrá? Lo último que necesito son problemas aquí.

A regañadientes me levanto, tomando mi bolso, y avanzo abrazándome a mí misma. Mis entrañas se revuelven al sentirlo acercarse también. Sigue nervioso, se mueve muy a fuerza hasta donde estamos el maestro y yo ahora. Su mirada sigue desviada, su cuerpo se encuentra completamente tenso y sus manos juegan con los tirantes de su mochila.

✔️ LA LUZ DE LAMIA  (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora