CAPÍTULO 43

57 8 0
                                    


CHRISTOPHER.






























Me es imposible creer que ella se encuentra de nuevo aquí, en mi habitación. Ahora sólo nos mantenemos viéndonos el uno al otro, creando una nueva tensión. Su presencia me abruma tanto. Esta aún me provoca unos nervios paralizantes que me hacen sentir ridículo y vulnerable ante ella, pero, además de sentir a toda esa revolución en mi estómago... también me siento confundido por verla aquí.

—¿He interrumpido algo importante? — suena molesta, eso me toma desprevenido. Se mantiene de pie junto a mi ventana. Su rostro pálido es lo que me hace posible verla, ya que el cuarto se encuentra completamente a oscuras y, para el colmo, ella también está completamente vestida de negro, con ese atuendo de cuero que se acopla tan bien a su cuerpo.

Diablos...

¡Concéntrate Chris!

No puedo dejar de contemplarla, luce tan impresionante y gloriosa al ser deslumbrada de esa manera por la luz de la luna. No puedo apartar a mis ojos de ella.

—¿Te comieron la lengua o qué, angelito? Yo diría que es posible por el tremendo beso que te dieron allá afuera.

Eso casi me hace reír. Sonó igual a una niña enojada.

— ¿Estabas espiando? — logro ver cómo sólo se encoge de hombros. Niego con la cabeza y después me obligo a entrar a la habitación, sintiendo un poco de temblor en mis piernas. Diablos, no puedo creer lo nervioso que ella me pone—. ¿Qué haces aquí, Constans?

—¿Acaso esa niñita mimada puede poner un pie sin previo aviso aquí y yo no?— se cruza de brazos. Parece realmente molesta ahora. ¿Qué le pasa?

— ¿Y tú para qué demonios querrías verme ahora? Si has dejado muy claro que quieres alejarte de mí. — sueno más desafiante de lo que espero. Me detengo unos pasos frente a ella.

—No puedo alejarme aún. Sabes que tengo que protegerte de la misma basura que a mí me busca.

—No necesito nada de eso, ahórrate la molestia. Ambos sabemos que de todos modos no quieres estar aquí y yo ya no quiero torturarte al retenerte más tiempo conmigo.

Se queda en silencio por un largo momento, sin despegar a sus ojos de mí.

—Deja de actuar tan infantil, Chris. Las cosas están graves ahora.

—Me consta, pero me dejaste muy claro que lo que pase con los demás no es tu propiedad. Ya basta de fingir que te preocupas por mí también.

Su cara se llena de sorpresa. Me maldigo por haber salido con esa estupidez, pero es que no pude evitar decirlo.

Me mira, apretando su mandíbula con fuerza, al igual que los puños de sus manos que se aferrán ahora a sus costados.

—Has dicho que te daba igual, así que no entiendo por qué estás aquí. No vengas a hacer algo que no quieres.

—¡Porque tengo que hacerlo y ya! ¡Si esas mierdas te encuentran no podrás tú solo contra ellos!

—Sé defenderme, además Koran está aquí.

— Koran ni siquiera pudo prevenir o intervenir cuando esa descerebrada entró aquí. Sigue siendo un maldito idiota descuidado.

—¿Por qué involucras a Rebeca en esto?

— ¡Porque pudo tratarse de una maldita trampa!

No puedo evitar reír, parece que he logrado hacerla enfurecer más por eso, pero me ha parecido tan absurdo lo que acaba de decir.

✔️ LA LUZ DE LAMIA  (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora