CAPÍTULO 25

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CHRISTOPHER


























Mis ojos no se despegan del pupitre solitario que se encuentra a pocos metros de mí. El pupitre que solía ocupar ella todos los días, sin prestarle atención a nadie más que a las novelas que devoraba durante toda la hora del almuerzo. Extraño escuchar sus malas críticas acerca de ellas, extraño verla aqui y oírla quejarse de todo el mundo.

Le digo a mi cabeza que ya basta, que ya no puede seguir manteniéndome así, y que ahora necesito concentrarme para poder continuar con el exámen que descansa sobre mi escritorio en este momento, pero ninguna parte de mí parece querer cooperar. Esto ya está desesperandome, ya no sé qué hacer para ya no pensar más en esto que me tiene hundido en la miseria. No puedo callar a mi desastrosa mente, tampoco sé qué hacer para estar completamente despierto en el aquí.

Últimamente siento que me destrozo por dentro...

La tranquilidad que se crea gracias al silencio que percibo a mi alrededor... no parece ser suficiente para ayudarme a conseguir cierta concentración, creo que me lleno de más ansiedad al escuchar cómo avanza la manecilla del reloj que indica los segundos, y por el sonido que emite la fricción que hacen las lapiceras de los demás al chocar contra el papel. Me permito observar detenidamente a todos los chicos que se encuentran también en sus pupitres, con cabezas bajas, enfocándose en sus exámenes y ahogando de silencio a todo el lugar.

Suspiro y regreso mis ojos a su previo punto, sintiendo rápidamente cómo la nostalgia se arraiga un poco más a mí.  Apesar de todo el tiempo que ha pasado... aún no me acostumbro a esto. A estar... sin ella.

Duele, de verdad duele.

Mis ojos se pierden en la ventana que está a mi lado, para apreciar a los copos de nieve que han empezado a caer sobre ella. El paisaje delata a un cielo blanco y nublado. Los días últimamente me parecen más grises y perezosos que de costumbre. Eso no ayuda en nada a subir mi ánimo, al contrario. Gracias a ello me siento más decaído. Mi mente lo está, pero mi cuerpo sigue mostrándose con una resistencia impresionante, y, sinceramente... eso es lo que menos me preocupa ahora.

Mi mano viaja hasta el bolsillo de mi chaqueta para sacar el pequeño broche que únicamente me dejó ella cómo recuerdo. La miro y después la aprieto fuertemente con mi mano. Es una rosa negra de tela, ella la usó en su cabello la noche de la fiesta, esa última noche en la que estuvo conmigo.

Trago grueso al volver a verla, lucía tan hermosa con ella.

Mi corazón se estruja ante los pensamientos que han regresado a torturarme. Mis teorías, unas absurdas y otras aterradoras, siguen poniéndome en conflicto respecto a lo ocurrido esa noche...

<<¡¿Acaso nada tiene sentido?!, ¡¿acaso todo esto es una broma absurda del destino?!, ¿quizá me he vuelto completa e irremediablemente loco de remate?

O quizá... apenas he despertado de ese sueño que no me abandonaba cada maldita noche antes...>>

"Giré para enterarme de lo que ocurría y ahí estaba... de nuevo... esa joven extraña con su cabello color negro reluciente hasta la cintura, cubriendo totalmente su rostro, saliendo detrás de ella dos enormes e imponentes alas que la asemejaban a un enorme ave gris."

✔️ LA LUZ DE LAMIA  (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora