Estaba sentada en la cocina cenando tranquilamente mientras charlaba con María, cuando entró Carol Harford, también conocida como mi tía.—Qué sorpresa. ¿Piensas deleitarnos hoy con tu presencia? —Sonrió sarcásticamente.
La mujer era todo un elemento, en plena edad de cuarenta años mantenía un cuerpo de adolescente y una piel lisa como el culito de un bebé. Nadie dijo que fuera natural, pero oye, era sexy la mujer. Mantenía una medio melena rubio ceniza y vestía una falda tapiz hasta la rodilla combinado con unos tacones de punta. Derrochaba seguridad en sí misma y mucho, mucho dinero. Dinero que esperaba heredar algún día.
—No luzcas tan sorprendida. Podría decirte lo mismo. —Enarqué una ceja. Al igual que cualquier otra mujer de su categoría social y edad, pertenecía al club de campo y a diversas asociaciones para ayudar a los pobres y cualquier otra actividad que gritara: "¡Somos ricas pero generosas!" incluso si todo el condado supiera que era una mentira. Si vendieran su maldito vestuario podrían dar de comer a todo un país.
—¿Ningún chico al que darle mimos esta noche? —contratacó. La fulminé con la mirada, mientras ella se sentaba remilgadamente en la mesa como si alguien aparte de María y yo estuviera presente. Esperó a que la sirvieran.
—Quizás debería. Así tus amigas tendrían algo interesante de qué hablar.
Abrió la boca con la intención de escupir más veneno , pero a mitad de camino se detuvo. La cerró y encogió los hombros, dio un suspiro cansado.
—Quiero que quede claro que no me gusta que hablen de ti. Da muy mala imagen de Adam y de mí. Pero no puedo evitar que lo hagan. —Sus ojos críticos me observaron detenidamente—. Así que prefiero chismorrear con ellas y así enterarme de tu vida, puesto que nunca me cuentas nada.
Sentí un pinchazo de culpa. La relación con mi tía era tensa , me daba todo lo que necesitaba materialmente hablando, pero luego esperaba cosas a cambio. Como que tuviera una buena reputación o que mantuviera todo sobresaliente en mi boletín. Pero yo no era buena en cumplir las expectativas de los demás.
—Me gustaba Jared, —continuó una vez se dio cuenta que iba a permanecer callada—. Parecía buen chico.
Había sido adoptada por mi tío materno, luego de que mi madre muriera hace tres años. Mi madre era una ninfómana descontrolada, aunque bueno supongo que todas las ninfómanas están descontroladas. En cualquier caso, los affaires de mi madre estaban siendo tan indiscretos que mi abuelo se vio obligado a desheredarla y echarla de casa. Mi madre era una niña de papá, inútil, así que la única opción que le quedó fue ponerse a trabajar como camarera para poder sobrevivir. En una de sus múltiples relaciones, nací yo.
Tuvimos algunas crisis de dinero tan graves que mi madre se arriesgó a ir a pedir dinero. Tres veces ocurrió, hasta que la cuarta se negaron. Puedes imaginar el gran cambio de vida que supuso pasar de tiritar por las noches del frío, a nadar entre dinero y lujos. También fue una suerte que mis abuelos llevaran muertos ya unos cuantos años, porque si no me habrían hecho la vida imposible.
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ESPINAS DE CRISTAL
Teen FictionBarbara Harford no ha tenido una vida fácil, ahora que lo es y que ha alcanzado la cima de su popularidad hará cualquier cosa por mantenerla. Quizá fue buena persona en el pasado, pero esa persona ya no existe y no tendrá ningún reparo en machacar y...