CAPÍTULO 16

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AVISO: EL chico que Barbs conoció en la escuela se llamaba Lucas, pero le he cambiado el nombre a Ethan (me di cuenta que casi todos los nombres masculinos empezaban por L JAJA)

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AVISO: EL chico que Barbs conoció en la escuela se llamaba Lucas, pero le he cambiado el nombre a Ethan (me di cuenta que casi todos los nombres masculinos empezaban por L JAJA). Disfruten de la lectura!

Las cosas en casa estaban muy extrañas. Mamá habituaba a llevar a sus parejas a casa, a mí no me molestaba porque ellos me hacían el mismo caso que un niño a un diccionario. Sin embargo, hacía ya unas semanas notaba que la situación estaba cambiando.

Mamá había estado saliendo con el mismo hombre por un tiempo, algo muy poco habitual en ella y que la hacía tremendamente feliz, me gustaba verla así de emocionada por la vida. Pero, su nuevo novio, Trevor, no me ignoraba como los demás, y cada vez que estábamos en la misma habitación podía sentir su mirada clavada en mí.

Era incómodo e incluso perturbador, la manera en la que sus ojos me seguían cuando me movía por la estancia. 

Al principio solo fue eso, miradas penetrantes. Luego, pareció armarse de valor y aprovechaba cualquier ocasión para rozar sus manos o su cuerpo contra el mío, un simple "¿me pasas la leche, por favor?" cuando en realidad él podía cogerlo sin problemas.

Mamá no era tonta, y se había dado cuenta. Su solución fue procurar que llevara más ropa encima o que me quedara en mi habitación cuando él estaba.

Toda esta situación, hizo que me apoyara más en Ethan, quién seguía hablándome no solo en el almuerzo, si no también entre clase y clase o a la salida. Aprovechaba que Lyle quedaba con el grupo para ir con él, y así ver a Ethan y de paso escapar de la incomodidad de casa.

Sin embargo, parecía que estaba condenada  a sufrir en cualquiera de ambas situaciones, pues aunque me empezara a gustar Ethan, ver a Lyle besar a otras chicas me dolía en el alma. 

Me sentía territorial y posesiva con él, quería reclamar mis derechos sobre él, pero no podía, decirles a esas chicas: "¡Ey, yo estuve mucho antes de que vosotras aparecierais!"

Lyle no notaba mis celos, mis grandes silencios después de haberle visto con alguna chica, o por lo menos fingía no hacerlo, pero eso no impidió que se fijara en mi reciente interés por Ethan.

—¿Te gusta Ethan? —me preguntó finalmente un día de camino a casa.

Tropecé con mis propios pies de la sorpresa y guardé silencio insegura de cómo proceder. Mi mente de 13 años estaba dividida: por un lado creía que si le decía que sí, de alguna manera le espantaría y no me vería nunca como algo más, y por otro lado, decirle que sí implicaría mostrarle que había crecido, que los chicos (mentira, solo uno) se fijaban en mí, y quizás solo quizás, él se pondría celoso.

No obstante, decirle que no,  significaría demostrarle que soy inmune al encanto de Ethan y que estoy abierta, a nuevas posibilidades.

Sus ojos chocolate no abandonaron los míos, aguardando la respuesta. Quizá estaba tan interesado en la respuesta porque quería algo conmigo, oh no, venga no seas idiota Barbs, estaba claro que solo quería ser un buen amigo, como hacía tiempo que no era. Mi cerebro daba vueltas de la excitación.

ESPINAS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora