CAPÍTULO 19

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Brittany estaba de un humor irascible

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Brittany estaba de un humor irascible. Contestaba de malas maneras a Sam y evitaba al grupo. Yo sabía que no era porque se hubiera peleado con Samantha porque ella tampoco sabía lo que pasaba. Pero yo tenía mis sospechas, y no podía permitir que Sam se viera afectada por mi culpa.

Así que la abordé:

—Britt —dije conforme posaba mi mano en su hombro.

Se giró con el ceño profundamente hundido, mentiría si dijera que no estaba nada intimidada.

—¿Necesitas algo? Tengo cosas que hacer.

Sentí que tragaba un limón amargo por las ironías de la vida, sin embargo, traté de hacer el esfuerzo de ser educada y correcta.

—Quería hablar contigo de algo.

Me miró exasperada.

—¿Y bien?

—Sé que estás molesta con todo esto de las clases de apoyo, pero no tienes porque...

—¿Disculpa? Me la sudan vuestras tutorías. —Estalló una pompa de chicle desafiándome con la mirada, ambas recordando todas las veces que yo le había dicho lo vulgar que era hacer eso. Mis manos deseaban estrangularla pero en cambio las coloqué en mi cadera, todavía en calma.

—Es obvio, que no te da igual cuando llevas de morros desde que empezaron.

Su ceja oscura perfilada a la perfección se elevó.

—¿Qué sandeces estás diciendo? No estoy así por nada que tenga que ver con vosotras.

—Ya claro.

—Piensa lo que quieras, pero yo te digo que no. Y me estás haciendo perder el tiempo.

Me dirigió una última mirada irritada antes de girarse.

—A mí no me engañas, sé que estás celosa —grité a sus espaldas.

Se volteó imperiosa, su cabello platino girando con ella y caminó hacia mí. Sentí la carga de la gente observando.

—Explícame, de que debería sentirme celosa.

No me permití mostrar duda o inseguridad, mantuve mi espalda recta.

—Te sientes amenazada por mí, porque Sam me está dedicando mucho tiempo. Pero, escucha, no pretendo robarte a tu amiga.

Soltó una carcajada estridente.

—Eres tan estúpida. Nadie puede robar amigas, porque las amigas se hacen. Pero tú no tienes ni idea porque no sabes hacer amigos si no es con sobornos o amenazas. Y ni así consigues tenerlos. Ya te dije que esto no tenía nada que ver contigo, pero tú insistes en tener que ser la protagonista de todo. ¿Querías dejarme mal, verdad?

Abrió sus delgados brazos con furia y señaló a nuestro alrededor, haciendo que me fijara en todas las personas que nos veían. Sus ojos delineados en negro no me dejaron esconderme.

ESPINAS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora