CAPÍTULO 8

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El resto de la semana transcurrió entre miradas asesinas de Clare a Allyson, rozamientos entre Jared y Samantha, y un Liam muy empeñado en conquistarme

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El resto de la semana transcurrió entre miradas asesinas de Clare a Allyson, rozamientos entre Jared y Samantha, y un Liam muy empeñado en conquistarme. Se pasó dos semanas agasajándome con regalos, piropos y citas, todo eso intercalado por intensas sesiones de besuqueo. Al cabo de esas dos semanas acepté salir con él, y por su expresión de felicidad absoluta podría decirse que había acabado la carrera y le habían regalado el título.

Además Liam era mucho más dulce y atento de lo que lo había sido Jared. Se preocupaba por mí y me llamaba todas las noches para desearme las buenas noches. Creo que hasta podría enamorarme de él.

Mi tía, Carol, también estaba complacida de nuestra relación: Liam era hijo de una de sus íntimas amigas pero amenazó con desheredarme si alguna vez jodía esa relación.

Sin embargo lo que más feliz me hacía era poder irme a dormir sin la imagen nítida de esos ojos como chocolate fundido taladrando mi conciencia.

Sin embargo lo que más feliz me hacía era poder irme a dormir sin la imagen nítida de esos ojos como chocolate fundido taladrando mi conciencia

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Lyle siempre había sido guapo. Conforme pasaron los años su delicado rostro se fue endureciendo, al igual que su dulce y alegre carácter. Gozó de una infancia feliz, pero entonces la vida pasó y todo se fue al traste.

Recuerdo tener doce años y que él tenía trece cuando un día de verano que me estaba dirigiendo a su casa, me lo encontré dando un furioso portazo. Él se veía como si fuera a cometer un homicidio múltiple. Se puso a dar patadas al suelo levantando trozos de tierra, y  no conforme con eso comenzó a golpear cualquier cosa que tuviera a su alrededor.

ESPINAS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora