CAPITULO 3

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Tras una agotadora y sudorosa clase de gimnasia, fuimos al vestuario con la intención de ducharnos

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Tras una agotadora y sudorosa clase de gimnasia, fuimos al vestuario con la intención de ducharnos.

Me desnudé entera sabiendo que muchas estarían babeando por tener mi cuerpo y bueno me gustaba el exhibicionismo.

—Oye —me dijo Brittany.— ¿Dónde conseguiste que te hicieran ese depilado brasileño tan bien?

—Es el depilador personal de mi tía, pídeme su número cuando quieras. Además da unos masajes de muerte.

Al terminar de ducharme y comentar los pros y contras de la depilación completa con Brit, me encontré a una Clare recién salida de la ducha y en toalla, molestando a una chica gorda. Bueno, no era tan gorda, quizá la talla 40. Pero era suficiente.

—¿No pensarás cambiarte aquí, verdad? —le dijo Clare, abriendo los ojos con inocencia. Nos señaló al resto:— Créeme cuando te digo, cariño, que ninguna de nosotras quiere ver tus lorzas. Así que ahórranos el espectáculo.

La chica estaba de cara a su casillero, dándonos la espalda. Pude apreciar su cuello rojo intenso. Estaba intentando cambiarse rápidamente con el objetivo de huir lo más rápido posible. Quise decirle que ya era tarde, que ya la teníamos acorralada.

Me paseé hacia ella y agarrándola del brazo le di la vuelta justo antes de que se pusiera la camiseta. Me miró con los ojos bien abiertos. Sonreí mostrando mi dentadura.

—Mira esto, Clare. Tiene tetas. Y muy grandes.

Clare se acercó animada.

—Oh vaya, supongo que algo de toda esa grasa es útil. Veamos tu culo. Date la vuelta —le ordenó.

—Yo...esto, tengo que irme, tengo mucha prisa. —Intentó librarse de mi agarre, pero yo simplemente la agarré más fuerte.

—Mi amiga dijo que te dieras la vuelta —dije con voz plana. Finalmente lo hizo.

—Bueno, Barb. Siento decirte que sobran unas cuantas lonchas de grasa por aquí atrás.

—¿Ah, sí? Bueno supongo que todo no se puede tener, ¿verdad cariño? —Le sonreí a la chica, ella estaba temblando bajo mi firme agarre.— Bueno, bueno, no te preocupes. Esto no es el fin del mundo, mami Clare y mami Bárbara te encontraran a un pobre desgraciado que no tendrá ningún problema con ignorar el gran montón de grasa que eres y centrarse únicamente en tus tetas.

—Ni siquiera, su cara es salvable —dijo con desdén Clare. Luego se inclinó hacia mí y masculló:—No vuelvas a decir mami Clare y mami Bárbara, ha sido demasiado espeluznante.

Me encogí de hombros.

Giré la cabeza y vi a una Brittany ya del todo vestida cepillándose el cabello, y una Samantha sentada incómodamente en el banco.

Pensando que ya fue suficiente, y que la chica sufriría un paro cardíaco si continuábamos, la solté y me apresuré para vestirme.

Pude ver la marca de mi mano aún en su brazo. La forma de mi palma y dedos impresa en su piel. Volteé mi cara para evitar ver como salía con los hombros encorvados y lágrimas deslizándose por su rostro.

Aprovechando que nadie estaba mirando, fui al retrete y vomité.

ESPINAS DE CRISTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora